Evolución de los precios

La inflación no da respiro a las familias gaditanas y pone muy cuesta arriba llegar a fin de mes

Los sueldos medios de la provincia quedan muy descolgados del nuevo coste de la vida

Hipotecas, luz, gas y carburantes han seguido su tendencia al alza en el primer trimestre del año

El poder adquisitivo se ha recortado en un 10%

Llenar el carro de la compra es una tarea complicada en Cádiz LA VOZ

JAVIER RODRÍGUEZ

CÁDIZ

Somos más pobres y en Cádiz esta situación se acusa más que en otras provincias. El dato es dramático: entre 2021 y 2023 las familias gaditanas han perdido un 10% de poder adquisitivo. Y es que frente a una subida acumulada del IPC del 16,1%, el salario medio apenas se ha incrementado un 6,1%. Los últimos estudios estadísticos así lo avalan, concretamente, el último de la OCU que hace referencia a las necesidades de las economías domésticas. El salario gaditano subió de media un 5,6% en 2022 respecto al año anterior. Los 447.850 asalariados residentes en la provincia de Cádiz percibieron de media en el año 2022 un salario bruto anual de 17.804 euros, lo que supone un 5,6% más que en 2021, al aumentarse en 948 euros este ingreso en el último año registrado. Este registro se ha fijado en 2023 en 18.086 euros. A nivel andaluz, los gaditanos son los terceros que más ganan, muy cerca de Málaga (18.112 euros) y de Sevilla (18.751 euros). En total, la provincia tiene unos 475.104 asalariados con un salario medio de unos 1.291 euros al mes en 14 pagas. Es insuficiente para afrontar la subida del coste de la vida.

Las hipotecas, los servicios básicos y el combustible han seguido con su tendencia al alza en este primer trimestre del año. Empezando por quienes pagan una hipoteca variable, un gasto que aumentó un 30% en los últimos tres años, pero que no se contabiliza como tal en el IPC. Si se tuviera en cuenta junto con el resto de los gastos domésticos, una familia bien asentada con dos hijos en edad escolar acumula una inflación media del 21,6%, lo que finalmente se traduce en un empobrecimiento del 15,5%.

Quienes viven en alquiler en una gran urbe, por ejemplo, son otro colectivo especialmente perjudicado. El peso que el IPC general concede al alquiler es muy inferior a ese 40% de los ingresos que se pagan en muchas ciudades. Como consecuencia de ello, una pareja joven que haya firmado un nuevo contrato después de 2021 en Madrid o Barcelona acumula una inflación doméstica del 18,8% y del 29,2% respectivamente, lo que supone una pérdida de poder adquisitivo del 12,7% y del 23,1%.

Obviamente, otro colectivo perjudicado son las familias con rentas bajas. Quienes vivan al día, sin capacidad de ahorro, este 10% de pérdida de poder adquisitivo implica no poder pagar a tiempo un recibo o no alcanzar a pagar bienes de primera necesidad. El doctor en Economía de la UCA, Javier Fernández, avanza que el mercado laboral está jugando a favor y eso permite tener dinero para afrontar, de momento, los pagos que se vienen encima. Es decir, la demanda se mantiene y en muchos casos supera a la oferta. Este es el principio de la inflación.

No obstante, Cádiz tiene una serie de condiciones particulares que la llevan a ser más inflacionista que otras provincias. Así, a pesar de tener músculo industrial, su fuerza radica en el turismo, pero también es su talón de Aquiles. El turismo ha sufrido con especial virulencia la subida de costes de la luz, alimentos y energías provocando el consiguiente incremento de sus precios al público. El mejor ejemplo lo encontramos en la hostelería que, para sobrevivir, ha tenido que modificar su carta de precios al alza. El remate ha sido la subida del aceite de oliva, cuyo origen está en la mala cosecha y en la sequía.

Mercado laboral

Uno de los elementos que favorece la inflación es la liquidez en los bolsillos de las economías domésticas. El mercado laboral de Cádiz, con un 21% de tasa de desempleo según la última EPA, es un buen exponente de ello. No obstante, Fernández apunta que esa tesis puede resultar un serio espejismo, «ya que ese dinero en el bolsillo se traduce también en la posibilidad de embarcarse en créditos, que es lo que está pasando ahora». Se trata de un movimiento con mucho riesgo ya que si pincha el mercado laboral se puede producir una reacción en cadena como la ocurrida en la crisis de 2008.

El último informe de la OCU revela que, tras la vivienda, los gastos que más crecieron desde 2021 fueron la alimentación, el transporte y el ocio. Por ejemplo, para el caso de una pareja sin hijos, el coste en alimentación ha subido en 105 euros al mes; en automóvil y transporte pagan 52 euros más; y en ocio 65 euros más. Por el contrario, en vestido y calzado su factura mensual apenas ha aumentado en 5 euros más, 8 euros en bienes para el hogar y 10 euros en conservación de la vivienda y suministros.

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