Provincia de Cádiz

La generación 'Sísí', jóvenes de la provincia que estudian y trabajan

Cada vez es mayor el número de gaditanos que estudian y trabajan, con el fin de mejorar su formación y tener unos ingresos económicos deseados

Silvia es profesora de ballet y estudia L. V.

Jesús Mejías

Cádiz

A raíz de la crisis económica del año 2008 que azotó gravemente a España, se empezó a hablar del concepto 'Generación Nini', jóvenes entre los 18 y los 24 años aproximadamente que ni estudiaban ni que trabajaban. Se daba el caso de que muchos habían finalizado sus estudios universitarios a la vez que el país entraba en una recesión económica de la que costó salir, por lo que los jóvenes se veían incapacitados para encontrar trabajo, y no tenían una motivación para volver a estudiar. Como siempre, había casos y casos, y otros jóvenes ni querían estudiar ni querían trabajar. Un concepto que hizo mucho daño a la juventud de aquella época.

Hoy, la situación ha cambiado drásticamente. Cada vez aumenta más el número de jóvenes que compaginan los estudios y el trabajo. Ante las dificultades económicas que puedan estar atravesando sus respectivas familias, los universitarios, sobre todo si estudian fuera, buscan un trabajo para el verano con el fin de ayudar en casa.

Existen situaciones diversas, los hay quienes prefieren tener una independencia económica de sus padres y poder darse los caprichos que quieran y cuando quieran. Numeroso es también el número de opositores que logran un trabajo temporal para poder correr con todos los gastos que conlleva estudiar unas oposiciones: academia, fotocopias, preparador, etc.

Experiencias individúales aunque con un fin común, encontrar un futuro puesto de trabajo con unas condiciones dignas, y poder tener en el futuro la vida con la que han soñado, o que han deseado desde que eran pequeños.

Crece el número de 'sísís'

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), uno de cada tres jóvenes entre los 16 y 29 años compaginan los estudios con el trabajo. En concreto, la cifra es del 32,5%, una cifra que ha crecido seis puntos con respecto al año 2019 cuando era del 28%.

Por géneros, en España el 41% de las mujeres en dicha franja de edad estudian y trabajan, mientras que en el caso de los hombres la cifra es del 24%.

No obstante, el INE refleja que en una cifra significante de casos, los trabajos no están relacionados con la materia que están estudiando los jóvenes, por lo que suelen ser trabajos temporales como camareros o repartidores, entre otros.

Por otro lado, solo el 2,4% de los jóvenes entre 16 y 29 años en España es un 'nini', ni estudia ni trabaja.

La provincia de Cádiz, por su situación geográfica, su clima y gastronomía, suele ser, en líneas generales, una de las provincias en la que los jóvenes tienen más facilidades a la hora de encontrar un trabajo temporal, sobre todo en el verano con la llegada del buen tiempo.

Los locales de restauración, ante la alta demanda de clientes, aumentan su plantilla con contrataciones esporádicas para los meses estivales. Con la marcha de los turistas, la llegada del frío y el comienzo del curso escolar, estos jóvenes vuelven a las clases y se despiden de dicho empleo.

Una situación, que por otro lado refleja los problemas que tienen los adolescentes gaditanos a la hora de encontrar un trabajo relacionado con el campo que hayan estudiado o que estén estudiando, por lo que si no encuentran unas prácticas, casi nunca remuneradas, se ven abocados a trabajar en el sector servicios, ya sea como camarero u otro tipo de empleo enfocado al verano, para ahorrar el dinero suficiente para afrontar con un colchón económico el próximo curso escolar.

Carlos, estudiante de Máster

Carlos Pacheco tiene veinticinco años, ha finalizado recientemente el grado de Estudios Ingleses y Lingüística y Lenguas Aplicadas por la Universidad de Cádiz y en los próximos meses comenzará el Máster en Estudios de Género y MAES con especialidad en lengua extranjera.

Actualmente trabaja en una copistería en Puerto Real a media jornada, veinte horas semanales, y además da clases particulares de inglés y lengua.

«Mi primer trabajo estudiando fue en una empresa de materiales de construcción con 16 años y de ahí fui escalando a trabajos más cómodos y con mejores condiciones» llegando a trabajar como dependiente, azafato de imagen, profesor particular, y a esa edad «ya compaginaba el instituto y el trabajo». «Desde entonces, no he dejado de trabajar», cuenta.

Carlos, trabajador en una papelería L. V.

En el caso de este joven puertorrealeño, «cuando empecé a trabajar tan joven fue porque lo necesitaba económicamente», debido a que «mis padres no estaban pasando por un buen momento y tenía que ayudar en casa». Por otro lado, «nunca me dan beca porque, al vivir en el campo, supero el valor catastral, por lo cual eso lo hace más complicado aún».

A pesar de que «no es una necesidad imperiosa como para alimentarme», la realidad es que «el hecho de que yo trabaje hace que estemos mucho más relajados económicamente». En definitiva, «al menos puedo pagar yo todas mis cosas y ayudar en casa cuando es necesario», afirma.

«Compaginar ambas cosas a veces es un poco complicado. En trabajos anteriores, que por lo general no tenía muchos derechos, se aprovechaban, a veces tenía que faltar a clase, fingir que estaba enfermo para que me cambiaran un examen, cuando en realidad lo que tenía que hacer era ir a trabajar, porque trabajar no es un motivo para que te cambien un examen si no lo has notificado cuando haces la matrícula», relata, e incluso «también trabajar de noche y empalmar con la universidad».

Ahora, «una vez que conseguí un trabajo más estable, mi estrategia es emplear mis dos semanas de vacaciones para los exámenes».

Sin poder disfrutar de unas vacaciones para viajar a desconectar, este joven relata se deja libre las semanas previas a las épocas de exámenes y «así puedo estudiar tranquilo». «Aún así, he de decir que, actualmente, mi jefe me cambia días y me reelabora el cuadrante si lo necesito por temas de estudio», y tiene claro que «mi meta es ahorrar para tener mi dinero propio, ayudar en casa y tener ahorros para cuando me tenga que ir fuera a trabajar cuando esté opositando».

Para Carlos «estudiar y trabajar a la vez es complicado», debido a que «a veces estoy demasiado cansado como para salir o me veo en la situación de tener que abandonar asignaturas porque no me da tiempo a estudiar».

«Valoro mucho más el dinero y el tiempo que paso en casa con la familia. Intento que no me cohíba demasiado de hacer más cosas, haciéndome cuadrantes de todo lo que tengo que hacer, por ejemplo: de 10-14 trabajo, de 16-20 voy a la Universidad, de 20:30-22 voy al gimnasio y luego salgo un rato con mis amigos, aunque ya para esa hora estoy muy cansado. Definitivamente trabajar me ha hecho valorar mucho más el dinero de mis padres. Me doy cuenta de cuánto cuesta ganarlo y la importancia que tiene saber emplearlo bien», apunta.

Silvia, profesora de ballet

A sus veinticinco años, Silvia Gómez es técnica en Mediación Comunicativa y técnica en enseñanzas profesionales de Danza Clásica, estudia Animación Sociocultural y Turística y es profesora de ballet.

Comenzó en el mundo laboral poco después de graduarse en las enseñanzas artísticas, con dieciocho años, siendo su primer el empleo como profesora de ballet, aunque «también he trabajado como azafata de perfumes y en la hostelería».

No necesitaba una inyección económica y empezó a dar clases como profesora de ballet por «hobby» y «por tener experiencia». Confiesa que «amo mi trabajo, ya que para mí la danza es mi vida, mi escondite y mi desahogo».

«Siempre he estado estudiando y trabajando a la vez desde que empecé con 18 años, pero mi objetivo real ahora mismo es estudiar Integración Social y poder trabajar con niños o adultos con alguna carencia familiar y conseguir un futuro y un sueldo digno», afirma.

Para Silvia, «trabajar y estudiar es un método de evasión, a mí personalmente me gusta, me siento realizada, pero también creo que vivimos en una sociedad súper exigente y si no consigues un buen trabajo, no puedes sentirte independiente económicamente. También es cierto que trabajar y estudiar conlleva un esfuerzo extra, pero todo esfuerzo tiene su recompensa y creo que hoy por hoy es necesario tener que hacerlo».

Julia, pedagoga

 Tiene 24 años, y ha estudiado un Grado Superior de Mediación Comunicativa, acaba de finalizar el grado de Pedagogía en la Universidad de Granada, y próximamente comenzará un Máster.

Julia Tirado, que trabaja en estos momentos en Decathlon, en El Puerto, ha tenido en el pasado «otros trabajos puntuales» como profesora de gimnasia rítmica, de patinaje o incluso trabajando con niños con problemas de vistas a través del lenguaje de signos.

Julia trabaja en Decathlon y próximamente comenzará un Máster l. v.

Su actual trabajo es «para pagarme un Máster» y de esta forma «poder continuar con mi formación, ya que tengo dos títulos y trabajo para poder costearme el Máster».

Comenzar a trabajar en verano «es algo que salió de mí desde pequeña «ya que «siempre mis padres me han pagado todos los gastos», y «ahora que tengo la oportunidad de trabajar no les voy a quitar dinero que ellos puedan invertir en ellos mismos», aunque también «por la comodidad de ellos y compartir gastos», pero reconoce que «me van a tener que seguir ayudando», pero «al menos que no me tengan que pagar todo».

«Trabajar es algo que salió de mí, porque me gusta tener mi dinero y mi independencia económica» y «me gusta tener el dinero que haya salido porque lo haya trabajado. Me gustaría trabajar y estudiar a la vez para tener un colchón pero seguir formándome», apunta.

Para Julia, como ocurriera con Carlos y Silvia, «trabajar y estudiar a la vez es complicado, tienes que dedicarle tiempo a las dos partes». «Te limita el tiempo que puedes dedicarle a otras cosas, y aunque me gustaría seguir en la empresa en la que estoy ahora, ya que estoy muy a gusto y quiero crecer en ella», la realidad es que «al trabajar, no puedes hacer todos los planes», y «al compaginar el trabajo con el estudio empiezas a valorar el dinero, el esfuerzo, el tiempo, los horarios que te pones y realmente es cuando valoras el esfuerzo que hicieron tus padres por ti».

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