Consumo

El fenómeno vaper arrasa en Cádiz

Cada vez existen más tiendas que venden este tipo de dispositivos cuyo consumo se ha incrementado de manera notable en los últimos años

Jesús Aragón en su tienda Just Vaper de Cádiz francis jiménez

Jesús Mejías

Cádiz

En el pasado mes de abril se hacía viral un vídeo en redes sociales en el que se podía ver a una niña celebrando su Primera Comunión y recibía como regalo, entre otros, un vaper (cigarrillo electrónico) con un expositor entero de cartuchos consumibles, de todos los colores y sabores, y ante el revuelo que generaron dichas imágenes, los padres de la menor tuvieron que manifestarse alegando que se trataba de una broma. Además, como respuesta al vídeo, el presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Andrés Zamorano, alertaba de la venta en internet de estos cigarrillos electrónicos y que en muchos casos tienen el aspecto de rotuladores o chucherías y que están animados a niños menores de 10 años para iniciarlos en el hábito de fumar.

En España, la edad mínima para comprar y vapear legalmente es de 18 años, por lo que su venta está prohibida a los menores de edad, y al igual que ocurre con otros productos como el alcohol y el tabaco, los vendedores deben solicitar el DNI al comprador y asegurarse de su mayoría de edad.

La provincia de Cádiz no es una excepción dentro del panorama nacional. Cada vez son más los consumidores de este tipo de productos, en muchos casos como sustitutivo del tabaco tradicional, aunque en muchos otros, sobre todo en los jóvenes, se trata de una moda a la que quieren subirse.

En la capital gaditana existen varias tiendas en la que se venden este tipo de productos, tiendas especializadas, con un trato personalizado en el que los vendedores asesoran a la clientela, les orientan y responden a todas las dudas que pueden tener.

Sin embargo, en numerosos locales de ocio de la capital, y de la provincia, se venden estos cigarrillos electrónicos, en formato desechable, al igual que en algunas tiendas de ropa. Incluso en las casetas de ferias recientes de la provincia gaditana se vendían cigarrillos electrónicos desechables sin ningún tipo de control, y en muchos casos a menores de edad, lo que supone un delito.

Además, en internet se pueden comprar sin restricción, al igual que muchas personas los venden de manera ilegal, los compran al por mayor a un precio bastante más bajo del que lo venden posteriormente.

Según datos del Ministerio de Sanidad publicados en febrero del presente año, en 2018, cuando el fenómeno vaper no estaba tan extendido como en la actualidad, 48,4% de los menores entre 14 y 18 años habían utilizado en alguna ocasión un cigarrillo electrónico, mientras que tres de cada cinco adolescentes entre los 16 y 19 años se consideraba vapeador habitual, con un consumo mínimo de dos días por semana, por lo que en la actualidad las cifras son mucho mayores.

Una práctica de consumo cada vez más extendida en los adolescentes y que en muchos casos crea adicción, ya que este tipo de productos suelen llevar nicotina.

Los vendedores especializados lamentan la mala fama que tienen este tipo de productos, ya que no existe como con otros géneros como el alcohol y el tabaco una regulación en la que se especifique los puntos de adquisición. Por otro lado, el vapeo sí está permitido, a diferencia que el tabaco tradicional, en espacios como bares y restaurantes y locales de ocio, lo que lleva a muchos usuarios a consumirlo en un ambiente lúdico.

A la hora de hablar del 'fenómeno vaper' es importante analizarlo desde diferentes prismas. Por un lado, el empresario que vende este tipo de productos, un especialista en la temática, como ocurre con los estancos y el tabaco o una licorería con el alcohol. Además, al tratarse de un producto con un gran número de sustancias, algunas pueden ser perjudiciales para la salud; mientras que al igual que ocurre con el tabaco y el alcohol puede crear adicción, por lo que el análisis psicológico se antoja necesario en este tema.

Un modelo de negocio

En los últimos años han proliferado en Cádiz las tiendas que venden vapers. Jesús Aragón es dueño de Just Vaper, una 'vapershop' ubicada en la calle La Rosa nº 4 Local 1 en Cádiz capital. Comenzó en el negocio «porque lo probé y me funcionó». Jesús, al igual que muchos fumadores de tabaco «al probar el vapeo dejé de fumar tabaco» y en ese momento vio una gran oportunidad de modelo de negocio «porque no estaba muy explotado en Cádiz» y lleva ya cuatro años con la tienda.

A pesar del incremento de consumidores de vapers señala que «las ventas son regulares», debido a que «hay épocas en las que se venden más, épocas menos». En su caso, «los clientes suelen estar unos tres meses, tres y medio... hay alguno que puede llevar conmigo un y medio», pero «al final los que llevan más tiempo lo acaban dejando y no vuelven ni al vapeo ni al tabaco, es raro ver a alguien que deje el vapeo y que vuelva al tabaco», ya que «son personas que buscan un objetivo y cuando lo logran se pierden como clientes«, pero en líneas generales »los clientes suelen durar un año y medio«.

Aunque sea una práctica muy extendida entre los jóvenes, uno de los últimos clientes de Jesús fue «una persona de sesenta años que llevaba fumando paquete y medio de tabaco durante treinta años», por lo que «aquí te puedes encontrar a un chaval de veinte años y a una persona de sesenta». En resumen, «son más las ganas de dejar el tabaco e intentarlo por otros medios que no por un perfil de edad».

En palabras de Jesús Aragón «internet hace mucho daño, hay información de más». Comenta el caso de «una clienta que llevaba un año aproximadamente informándose sobre el vapeo y al final no sabía nada, no tenía ni idea... había leído tanta información técnica que al final no se había informado de lo que era el vapeo», y comenta que las preguntas más habituales son sobre el funcionamiento de los dispositivos y los precios.

Para el dueño de Just Vaper «el objetivo es encaminar al cliente hacia un tipo de sabor que les pueda gustar, no es tanto el dispositivo que te lleves», porque «si te gastas cien euros en un dispositivo pero no te gusta el sabor lo abandonas, no te vas a llevar todo el día con algo desagradable».

«El tema de los sabores es muy personal, hay que gente que no sale de los sabores de tabaco y hay gente que no sale de un melocotón», comenta. Sobre el sabor a tabaco del vaper destaca que «nunca llegan a saber como un cigarrillo porque el cigarrillo tiene ese factor de combustión, y cuando te fumas un cigarrillo no te fumas solo la hoja del tabaco, también coges ese sabor a quemado», por lo que «nunca se llega a reproducir un sabor tal cual como el del cigarrillo. Muchas veces doy sabor a tabaco y no gusta porque son sabores amargos, la gente suele buscar sabores más y dulces« y »ahora que estamos en verano a la gente le apetecen sabores más afrutados«.

Dentro del mundo del vapeo hay dispositivos desechables por siete u ocho euros, mientras que hay otros de larga duración y recargables que pueden alcanzar los cien euros. Las principales diferencias entre uno y otro son «sobre todo en el tema del sabor y del vapor».

«Los vapeadores desechables es como una puerta de entrada, no es un compromiso, si alguien se compra un dispositivo recargable la persona ya adquiere una especie de compromiso de tener un mantenimiento del producto, de dejar de fumar si fuera el caso, pero los desechables no te dan otro compromiso. Me gustan porque te dan la oportunidad, y al final puede gustarte o no, y no tienes que gastarte treinta o cuarenta euros», señala.

Le preocupa la regulación del vaper en España y la mala fama que pueden llegar a coger estos productos. «Es un tema que a las tienda nos afecta y nos asusta la mala fama que hay por una mala regulación». En su opinión «que haya dispositivos desechables que no sean de una tienda de vapeo o un estanco, eso es lo que a nosotros como negocio y como fama nos perjudica, nosotros no dejamos entrar a menores, no podemos vender a menores, eso está regulado y muy vigilado porque no podemos pasarnos una micra y vendérselo a un chaval al que le queden dos meses para la mayoría de edad«.

Por ello, alerta de que «una cosa que es preocupante es que tú vayas a una discoteca en la que en muchos casos entran menores y sí venden dispositivos desechables, en pubs venden dispositivos desechables, en tiendas de ropa venden dispositivos desechables... la fama que se crea nos repercute a nosotros. Nosotros como negocio no permitimos la venta a menores, es algo que nos preocupa, pero creo que con el tiempo se va a regular de alguna manera para que de cara a la gente no tengamos esa mala fama«.

Los efectos sobre la salud

Gregorio Soto, es director de la Unidad de Neumología y Alergología del Hospital Universitario de Jerez, y alerta sobre los perjuicios que puede tener para salud el consumo del vaper. «Los efectos se están estudiando ahora, está ocurriendo como con el cigarrillo convencional que tuvieron que pasar varios años para saber qué efectos podría en la salud», apunta.

A día de hoy «sabemos que generan aerosoles con partículas diminutas que van directamente al pulmón, y que algunas de ellas se han objetivado que son nocivas« y además «se utilizan en el vapeo sustancias como el propilenglicol que producen irritación pulmonar en las vías respiratorias».

Por otro lado «hay productos químicos como los compuestos orgánicos volátiles y compuestos que dan sabor como el diacetilo, relacionados con enfermedades pulmonares como la bronquiolitis obliberante», mientras que «en menor medida se ve que en algunos casos estos productos en la combustión producen formaldehido, una sustancia cancerígena que tendremos que ver los resultados a largo plazo».

Soto afirma que «se vio en Estados Unidos una epidemia de enfermedades provocadas por el vapeo que se llamó 'Evali' y que produjo casos mortales en personas que usaban este producto, y era porque una sustancia producía daño pulmonar, el acetato de vitamina E».

Alerta de que «muchas veces la composición de estas sustancias no está especificada y cada vez detectamos más sustancias tóxicas, el daño no es solo para el fumador, sino que al de al lado también lo puedes perjudicar«.

Aún así, «diría que tiene un menor número de sustancias tóxicas que el cigarrillo convencional».

Para el director de la Unidad de Neumología y Alergología del Hospital Universitario de Jerez, el vapeo «no es una alternativa a dejar de fumar a corto-medio plazo, al contrario, realmente en los estudios que tenemos vemos que esta forma de consumo se está introduciendo mucho en la gente joven». «No se ha demostrado que el uso del cigarrillo electrónico en fumadores permitan deshabituarse del cigarrillo tradicional».

Un producto, que en muchos casos lleva nicotina y que puede llegar a producir adicción. «La nicotina es una droga que crea adicción, es la droga del cigarrillo, esta dosis es mayor en el cigarrillo electrónico» y es por ello que «introducirse al cigarrillo electrónico es la vía para fumar posteriormente en otros productos como los cigarrillos».

«Muchas veces en los cartuchos de los cigarrillos electrónicos ponen que contienen un 5% de sal de nicotina, que te asegura una mayor absorción y una mayor adicción, y un 5% es como si te fumaras en un cartucho de un paquete a tres de tabaco«, concluye.

Una posible adicción

Como comentaba el doctor Gregorio Soto, el vapeo puede llegar a crear adicción como el alcohol o el tabaco. Además, muchos jóvenes consumen este producto al tratarse de una moda cada vez más extendida. Araceli Jiménez es psicóloga general sanitaria, y apunta a que «la publicidad acerca de este cigarrillo electrónico cada vez es mayor», y destaca dos hechos que influyen al incremento de su consumo, en primer lugar «la facilidad para conseguirlos aún siendo menores de edad» y por otro lado «la alta publicidad que les está dando».

El consumo de vapers con nicotina «durante la adolescencia puede generar problemas de atención, memoria y aprendizaje, así como aumentar el riesgo de adicción a otras drogas a lo largo de la vida», y agrega que «otro factor influyente es la facilidad a la hora de vapear en cualquier lugar», ya que «es usual observar su uso en discotecas, pubs, bares y otros lugares de ocio en los que permiten su consumo.

«Partiendo de la base de que prácticamente cualquier conducta puede llegar a generar una adicción, es indiscutible que inhalar un vaper puede crearte una adicción», y recalca que «según diversos estudios se ha demostrado que el uso del vaper puede generar dependencia en algunas personas debido a que contiene nicotina».

Destaca que «a diferencia del tabaco, el vaper puede tener el sabor que quieras: dulce, ácido, afrutado... esto hace que las personas a las que siempre les ha provocado aversión el olor a tabaco a día de hoy se planteen el consumo de este cigarrillo electrónico», y si «le unimos la creencia de que el vaper es menos adictivo, al final se logra que se normalice y se extienda su uso».

En palabras de esta psicóloga «el consumo de vapers puede fomentar el comportamiento adictivo y aumentar el riesgo de consumo de drogas. El cuerpo se vuelve tolerante a la sustancia y necesita más y más para obtener el mismo efecto« y en el momento en el que se interrumpe su consumo »se producen síntomas de abstinencia física, como temblores, sudores, náuseas, dolor de cabeza o cefaleas«.

Por último asegura que «el uso de estos dispositivos está actualmente tan extendido en la sociedad que todos conocemos a alguien que no haya fumado y de repente comienza a introducir el vaper en su día a día o de forma puntual en alguna fiesta o días concreto». A día de hoy «consumir vaper se ha vuelto cada una moda de la que es difícil alejarte porque cada vez sus sabores son más diversos y sus diseños llamativos, lo que hace que sea difícil no dejarte llevar por el grupo de iguales que lo consume».

«La presión social puede ser un factor importante en el uso de vaper entre jóvenes debido a la importancia que se le da en ciertos grupos sociales al uso de ciertas tendencias en el consumo de tabaco, alcohol u otras drogas», por lo que «existe la posibilidad de que muchos jóvenes usen vapers para pertenecer a un grupo y así evitar el rechazo».

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