Cádiz

La Plaza de España, a la espera de la conquista del peatón

Las obras más laboriosas ya están ejecutadas y solo queda retocar las zonas ajardinadas que permanecen cerradas y completar el mobiliario urbano

Con la apertura del entorno del monumento de Las Cortes ya en ciernes, la plaza se ha convertido en un remanso mudo que anhela recuperar su vitalidad
Miren Landeta Bilbao

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Potenciar el turismo, la actividad comercial y el encuentro ciudadano son algunos de los objetivos que se persiguen al peatonalizar las ciudades. La Plaza de España, después de casi un año de vallas, polvo y obras, espera el regreso del bullicio a su recién instalado pavimento. Las obras, con un presupuesto de 1,3 millones de euros comenzaron en diciembre de 2021 y tenían un plazo de ejecución de ocho meses para una zona de 20.854 metros cuadrados. Y, aunque aún no están concluidas porque acumulan varios meses de retraso, ya se puede caminar por el perímetro de una zona llamada a ser paso obligado de los cruceristas que desembarcan ávidos de descubrir la esencia de la ciudad trimilenaria.

Esta es la mayor transformación de este entorno desde que se urbanizó por primera vez hace casi 110 años, cuando tuvo lugar el polémico derribo de la muralla que protegía el casco antiguo y se levantó el monumento a la Constitución de 1812 en el epicentro de la plaza.

En este compás de espera y mientras no se abra totalmente la zona, la Plaza de España se mantiene expectante, alejada del bullicio y del trasiego que eran sus señas de identidad. Y es que llama poderosamente la atención la mansa quietud que se respira en un entorno que hace menos de un año se ahogaba por ruido del tráfico, la polución y los conductores ávidos por localizar un aparcamiento libre (aunque fuera pagando en la zona azul).

Antes

Después

Imagen después - Desaparecida bolsa de aparcamiento para motos frente a la Diputación de Cádiz
Imagen antes - Desaparecida bolsa de aparcamiento para motos frente a la Diputación de Cádiz
Desaparecida bolsa de aparcamiento para motos frente a la Diputación de Cádiz L.V

Una nueva apariencia

Los cambios principales se han centrado en la eliminación del tráfico rodado y, tras quedar restringido el acceso de vehículos a la zona, se han suprimido todas las plazas para estacionar en superficie; incluido el gran aparcamiento de motos que se localizaba frente a la fachada del edificio de la Diputación.

Otro de los cambios significativos corresponde al pavimento. Todo el perímetro de la plaza mejora su accesibilidad tras eliminarse el escalón que se formaba entre la acera y la carretera. Ahora el pavimento es una plataforma única donde se combinan las baldosas hidráulicas de 36 tacos (solería de cuadraditos pequeños) con los tradicionales adoquines de inspirados es la estética de las calzadas romanas. Además, la peatonalización permite contemplar, con mayor perspectiva y sin el peligro de ser arrollados por los coches, fincas emblemáticas de la ciudad como el antiguo Palacio de la Aduana y la Casa de las Cinco Torres, vestigios de una época en la que Cádiz era puerta del comercio con ultramar.

Sin embargo, todo cambio exige habituarse y habrá que ir descubriendo día a día (y paseo a paseo) si los cambios han sido acertados y han beneficiado a vecinos y trabajadores de la zona. Ya hay quien comenta que el perímetro de la plaza ha quedado «gris en exceso» porque «apenas se han ganado zonas verdes» aunque se hayan plantado árboles como los 25 nuevos frutales que se han colocado en formación lineal y que crean un perfumado pasillo de flores de azahar para aquel peatón que recorra a partir de febrero los 60 metros de la fachada de la Diputación que discurre entre la parada del autobús y la bocacalle de Rafael de la Viesca.

Imagen principal - La Plaza de España, a la espera de la conquista del peatón
Imagen secundaria 1 - La Plaza de España, a la espera de la conquista del peatón
Imagen secundaria 2 - La Plaza de España, a la espera de la conquista del peatón

Retener turistas y vecinos

La Plaza de España ocupa una extensión considerable en la cuadrícula urbana de Cádiz y, aunque está en eje que une el Puerto y con la ciudad, corre el peligro de quedar desgajada o parcialmente aislada y pasar de funcionar como distribuidor a quedar como un punto muerto a evitar: las bolsas de aparcamiento son insuficientes; las casi 600 plazas del subterráneo de Canalejas se completan con demasiada frecuencia pese a la tarifa de 2,45 euros a la hora y la opción del autobús no es la panacea por la diversidad de circunstancias personales y laborales de la población que acude hasta la Plaza de España. Y los motoristas tampoco lo tienen mucho más fácil.

Disponer de más espacio público potencia la convivencia y el patrimonio pero la revitalización de la zona como foro público --que genere riqueza social, cultura y empleo-- quizás requiera de un cambio más profundo y motivador para lograr que ahora sean las multitudes las que colonicen un entorno dominado por motos y coches. El cambio fundamental en la nueva Plaza de España se ha centrado en la eliminación del acceso al tráfico rodado particular y en la unificación y ensanchado de las aceras. En el camino se han perdido todas las plazas de aparcamiento en zona azul que existían e incluso el gran aparcamiento de motos que se ubicaba frente a Diputación. El entorno es ahora un remanso de paz anhela no morir carente de actividades y de propuestas comerciales.

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