La pillada de Belén Esteban

L. L. A.

05/06/2020
Actualizado 06/06/2020 a las 01:35h.

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Los colaboradores de «Sálvame» han vuelto a demostrar que están hechos de otra pasta. Tras raparse en directo, sincerarse los unos con los otros y otras tantas fechorías, los televisivos ponen a prueba sus dotes culinarias en «La última cena». Cada semana, dos colaboradores tienen que trabajar en equipo haciendo la compra, cocinando y ejerciendo como anfitriones, labores que son valoradas por los doce comensales a los que servirán, entre los que se encuentra el implacable jurado, compuesto por Sergi Arola y Begoña Rodrigo , además de la audiencia. Esta semana, las elegidas fueron María Patiño y Chelo García-Cortés.

Comenzaron, al igual que los compañeros que se enfrentaron al reto la semana pasada (Montero y Lozano) con mal pie. La falta de química entre ellas era visible incluso antes de anunciar que formarían el dúo que prepararía la cena de esta semana. Sin embargo, en un acto de buena fe y de orgullo, se pusieron manos a la obra. El primer paso de «La última cena» fue ir a comprar los ingredientes necesarios para preparar el menú elegido, y supervisado previamente por los chefs y miembros del jurado. Como este talent culinario cuenta con el extra de dificultad del directo, los participantes también tienen un plus de ayuda de los cocineros. «Quiero llamar a Begoña (Rodrigo)», repetía Chelo una y otra vez mientras que Patiño hacía alarde de desconocer «cómo funciona esto» de los mercados.

El menú parecía, a priori, demasiado complicado para ejecutarse en apenas dos horas, dos horas y media. Patiño quería preparar un pulpo a la gallega, mientras que Chelo se decantó por una pasta fresca y casera. Pero bueno, este es el error en el que también tropezaron los cuatro colaboradores que ya prepararon su «última cena» . Lo que no se sabía es si la velada organizada por Chelo y Patiño estaría a la altura del drama de las anteriores.

En cuanto comenzó «La última cena» , tras la actuación de Jorge Javier y su equipo de baile, se pudo ver que sí que habría drama. «He estado llorando antes, pero lo he hecho aquí. No me he ido a ningún sitio», reconoció Chelo García-Cortés. La colaboradora de «Sálvame» se había visto sobrepasada por la situación. «Pensé que hacer pasta era más fácil», reconoció. Por si esto fuese poco, Mila apareció en escena. Ataviada con un pomposo y llamativo vestido reconoció que está pasando «una mala época». A su lado estaba una versión morena de Lydia Lozano. Ambas llegaron a un entendimiento previo a ¿una reconciliación?

En la primera entrega, organizada por Kiko Matamoros y Lydia Lozano , tuvo el espectáculo asegurado con la periodista al frente. «Vas a terminar llorando» , le advirtió Jorge Javier a Lydia. Y así fue. Sin embargo, la velada terminó mejor de lo que cualquiera se podía imaginar. La que no acabó como sus anfitriones desearon fue la pasada. La segunda entrega de «La última cena», organizada por Mila Ximénez y Antonio Montero , fue eclipsada por el abandono de Lydia Lozano después de que Mila asegurara que «sus lágrimas están escaletadas».

Poco tiempo necesitó Chelo para recuperar el protagonismo en esta tercera entrega de «La última cena» . «¿Vas a ser la primera que no sirva un plato?», le preguntó Jorge Javier a la colaboradora. «Pues parece que sí», respondió. Así fue. Solo hubo pasta «para tres elegidos», entre ellos, los dos chefs que componen el jurado. Mientras que Sergi Arola quiso valorar el esfuerzo de García-Cortes −«Está todo hecho aquí. Solo tenían harina y huevos»−, Begoña Rodrigo se mostró impasible: «No puedo conmoverme cuando la actitud no ha sido adecuada».

Chelo tenía las emociones a flor de piel. No quería que su compañera se viera afectada por su malhacer en la cocina y demostró que lo había intentado de verdad. Quería que fuese un homenaje para su padre, pero terminó siendo cualquier otra cosa menos el resultado obtenido. « No quiero dar pena », apuntó al ver que el programa mostraba una imagen de ella junto a su difunto padre. «Han perdido mucho tiempo en pensar que no llegaban en lugar de ponerse manos a la obra», dijo Sergi Arola. Entre lágrima y lágrima apreció el invitado sorpresa: Kiko Jiménez .

La pasta no fue del gusto de los presentes. «Le falta tiempo de cocción», apuntó Arola. Ninguno de los comensales tuvo buenas palabras, aunque intentaron no tener malas. Incluso Belén Esteban , después de tener que huir al cuarto de baño a evacuar, aseguró que «la esencia es buena». Pese a su buena intención, el equipo de realización pilló a Esteban haciendo una llamada a su pareja: «Tráeme, anda, un montadito de calamares porque hoy no ceno». La princesa del pueblo intentó disimular su desliz, pero eso no había manera de remediarlo.

El segundo plato tuvo más acierto que el primero. El pulpo con puré de patatas fue alabado por gran parte de los comensales. Marta López llegó a decir que era «el mejor plato que se ha visto en el concurso». Entre halago y halago llegó la queja de Alonso Caparrós: «Aquí hay invitados de primera y de segunda». Pero se equivocaba. Patiño tenía preparada una canción cada uno de sus compañeros, incluido para el televisivo. «'Resistiré' es tu canción porque has resistido y has hecho frente a muchas cosas», respondió la colaboradora.

Antonio, el hermano de Patiño, conectó con «La última cena» para dar ánimos a María Patiño. Pero parecía que Chelo se iba a quedar sin ese chute de energía. «Marta no va a entrar», apuntó Jorge Javier Vázquez. Después de generar un extenso debate sobre los motivos por los que la mujer de la colaboradora no conectaba con el programa, Belén Esteban entró en antena para zanjar la discusión y probar el segundo plato. «Eres el primero que no quieres que se hable de tu mujer. No lo hagas tú», espetó a Antonio Montero. Al final Marta sí que charló con los presentes en plató a través de una llamada telefónica para dejar claro que está « muy orgullosa de Chelo ». Jose Manuel Parada también habló con el programa para defender a la colaboradora.

Llegó el turno del postre. Chelo y María tenían que servir unas torrijas con helado , pero, según Begoña Rodrigo, «esto no son torrijas». «Es pan mojado en helado», comentó Kiko Jiménez, para quien también hubo una sorpresa. Patiño puso una vela en un trozo de torrija y junto al resto de colaboradores cantó el Cumpleaños feliz al extronista. Antes de soplar las velas, este pidió su deseo en voz alta: «Que me case».

La audiencia de «La última cena» no es una mera espectadora. Los televidentes votan al igual que el resto de los comensales, otorgando una puntuación del 1 al 10 la actuación de la pareja de chefs, valoraciones que se suman a las de los jueces. Eso sí, la valoración de Sergi Arola y la de Begoña Rodrigo vale más que las del resto.

Lydia Lozano les dio un 7. Marta López bajó a un 6 pese a que dijo que el pulpo era el mejor plato que había probado en «La última cena». Mila Ximénez se sintió generosa y subió hasta el 9 «por el buen ambiente». Basado también en la diversión de la velada, Caparrós dio un 8. Más generoso aún fue Kiko Matamoros: «Les voy a dar un 10». Esa misma puntuación la puso Antonio Montero. Faltaba Belén Esteban por votar, quien, después de criticar el primer plato y el postre, les otorgó un 5. La media quedaba en un 7'8.

Llegó el turno de los chefs, los de verdad. «Voy a mostrar mi absoluta devoción por María. A Chelo le doy un 4, a María un 8. Así que les doy un 6», apuntó Sergi Arola. Begoña Rodrigo veneró también a Patiño y señaló a Chelo por su mala actitud. Las puntuó con 5.

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