Masterchef Celebrity

Tamara Falcó: «Todas las lecciones del Evangelio me han servido para “MasterChef”»

La hija de Isabel Preysler competirá en la cuarta edición VIP del concurso que llega hoy a La 1 (22.05)

MasterChef Celebrity 4: el primer programa deja una gran bronca entre Ana Obregón y Vicky Matín Berrocal

Tamara Falcó, en las cocinas del concurso La 1
Helena Cortés

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Ni los Preysler se resisten a ponerse a prueba en las cocinas de «MasterChef Celebrity» . Esta noche (22.05), el concurso de La 1 y Shine Iberia recibe a la cuarta cosecha de famosos, entre los que está Tamara Falcó, que no se imaginaba lo «exigente» que iba a ser ganarse cada semana el delantal blanco. «Lo más complicado es estar todo el rato compitiendo, frente a las cámaras, y enfrentarte al veredicto de los jueces (Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera), que saben tanto de cocina», confiesa la hija de Isabel Preysler. «Además, pensaba que el programa estaba un poco trucado y en algún momento te hacían el plato. En la primera prueba, cuando nos pusimos a cocinar, pensé: “¿Dónde está aquí la gente que te ayuda?”», relata divertida, con esa naturalidad casi ingenua que le ha llevado a hacer buenas migas con los Chunguitos, los más guasones de la competición, Vicky Martín Berrocal y Juan Avellaneda. Ana García Obregón, Marta Torné, Yolanda Ramos, Elena Furiase, Ana Milán, Álex Adrover, Félix Gómez, «El Sevilla», Almudena Cid y José Miguel Antúnez completan el casting de esta temporada.

Su punto fuerte en la competición, admite, es la tranquilidad. «En “MasterChef” pierdes los nervios muy fácilmente, y para competir debes estar muy calmado. Alguna vez he perdido los nervios, pero he intentando estar centrada», reconoce. No la veremos, avanza, en grandes duelos de divas como el que protagonizaron la pasada temporada Carmen Lomana y Antonia Dell’Atte. «Es que esas mujeres son muy explosivas. Yo he intentado no tener conflictos . A mí solo me sacan de quicio la mala educación y las injusticias, pero aún así intento aguantar», admite.

Su lado espiritual también le ha ayudado a sobrevivir en la competición. « Todas las lecciones que he aprendido en el Evangelio me servían para “MasterChef”. Cuando me hacían críticas pensaba “mansa y humilde, Tamara, mansa y humilde”. Y cuando quedaba la última, me aplicaba lo de “los últimos serán los primeros”. Yo lo adaptaba todo», cuenta.

Aunque estuvo una semana preparándose en las cocinas de Paco Roncero, cuenta, en su familia casi nadie confiaba en sus habilidades culinarias: «M i madre no daba ni un duro por mí. En realidad, solo me animó mi cuñado Fernando», bromea. ¿Luego pudo enseñar en casa todo lo que había aprendido? «Ramona, que es la cocinera de casa, tenía un poco más de interés, el resto como mucho me servía de conejillos de indias», admite entre risas. Pero su amplio catálogo de anécdotas familiares, capaz de llenar decenas de titulares y humanizar hasta a los personajes más inalcanzables del papel cuché, mejora cuando entra en juego el escritor Mario Vargas Llosa, pareja de su madre. «Una noche, invité a unos amigos para practicar y Mario quiso probar mi plato. Después llegó mi madre y me dijo: “Me ha dicho Mario que tu plato estaba buenísimo, ¿me sirves uno?” Y le dije que la cocina estaba cerrada, fue mi pequeña venganza. La verdad es que Mario es muy glotón, rara vez hace ascos a algo. Aunque si es sano no le gusta», relata.

Tamara Falcó solo se reserva la receta de su menú ideal. «Tendréis que ver el programa», dice. «No sé si la gente conocerá una nueva Tamara, yo he intentado hacerlo lo mejor posible. Creo que me conocerán algo más».

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