Pesadilla en la cocina

«Es todo un despropósito»: Chicote se enfrenta a su 'peor pesadilla', un Rambo caótico y metido a hostelero

Jose y Silvia abrieron los 'Los mil quintos' en homenaje a quienes hicieron el servicio militar, pero sin tener ni idea de hostelería

Alberto Chicote en 'Los mil quintos' La Sexta

María Robert

Un restaurante con 'prototipo' militar, un anfitrión ataviado como Rambo, y una carta escasa de platos. Ese panorama se encontró Alberto Chicote en la primera toma de contacto con su nuevo desafío de 'Pesadilla en la cocina   '. En la entrega emitida este jueves 15 de diciembre en La Sexta , el chef se desplazó hasta ' Los 100 quintos' , en Valencia, un local regentado por Jose y Silvia.

La pareja abrió el restaurante con la idea de rendir homenaje a quienes hicieron el servicio militar. Pero, partiendo de la base de que se embarcaron en un negocio de hostelería sin idea de hostelería, encima lo decoraron con nulo sentido estético.

Chicote no daba crédito a lo que se encontró al llegar. «Vaya lugar este. Un 'Hulk' militar, un gorro, una máscara, una cantimplora, un mural de Don Quijote, la piña de Bob Esponja… Yo lo metería todo en un capítulo de 'mierdas múltiples'. Esto es un rastro-bar», espetó, alucinado ya desde su primera inspección al local.

Un 'cuartel' sin nadie al volante

No se imaginaba ni por asomo que la decoración iba a ser el menor de sus problemas a la hora de reflotar 'Los 100 quintos' . Enseguida conoció a Jose y descubrió el porqué. «A sus órdenes, coronel Chicote. No siento las piernas. Soy el dueño del local. Su peor pesadilla acaba de empezar», se presentó el propietario, vestido de militar y luciendo un disfraz de Rambo. A pesar de lo marcial del atuendo, admitió ante el chef su incapacidad para liderar a nadie. «No se mandar».

Paradójicamente, el presentador descubrió un local militar sin ninguna organización. Un equipo desmotivado, falta de disciplina y de conocimientos básicos, una despensa vacía y una carta a la que le faltaban la mitad de los platos lo sacaron de quicio.

«Os van a sacar en una falla solamente para pegaros fuego», comentó Chicote viendo el caos que gobernaba la cocina. «Es todo un despropósito de la hostia. Haber montado un chiringuito de ropa militar de segunda mano; lo que sea antes de una cosa de la que, evidentemente, no tienes ni puñetera idea».

Con la pasividad de Jose , el cocinero agotó todas sus reservas restantes de paciencia. «Es más duro un servicio aquí que los nueve meses que me pasé en el cuartel». Pero todavía podía empeorar más el panorama, y así ocurrió cuando se fue la luz en mitad del servicio.

Lo inaceptable de la situación derivó en que el servicio acabara de forma abrupta. Los clientes no aguantaron más, así que finalmente decidieron marcharse sin comer.

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