Melani: «Me gustaría representar a España en Eurovisión»
La ganadora de la cuarta edición de «La voz kids» desvela que su ídolo siempre fue Maria Callas
Melani no se separa de su oso de peluche, Abracitos.«Me lo regalaron mis padres y es mi compañero. Me acompaña a todas partes. Me ha dado mucha suerte», asegura. La ganadora de «La voz kids» tiene diez años y destaca por su sencillez al hablar. Es la más joven de los ganadores del concurso de talentos de Boomerang TVy Telecinco. Melendi cuenta maravillas de ella. Confiesa que cada vez que ve las imágenes de «ese pequeño ángel» interpretando «Nessun Dorma» (aria final de «Turandot», de Puccini), «el mundo se detiene». «Es un paréntesis emocional que nos hace olvidar las miserias de este mundo», añade su coach.
—Cuando tenía 8 años, me gustaba la música y pedí a mis padres que me apuntaran a un coro. El primer día, la profesora nos puso un aria y me quedé como hipnotizada. Cuando fui a casa pedí a mis padres que me escucharan y no se lo creían. Desde ese día, me puse a buscar en internet cantantes de ópera, hasta que me encontré con Maria Callas... Me dejó alucinada.
—Siempre me pongo muy contenta. Todas las canciones tienen una historia, sobre todo las óperas. Unas veces son alegres y otras tristes y a mí me gusta saber lo que dicen para poder transmitirlo a los me escuchan.
—Sí, los estudio para poder saber lo que estoy cantando.
—La ópera me gusta porque es relajante. De las otras no sabía elegir. Por ejemplo, las rancheras. Me gusta la buena música. Mi ídolo es Maria Callas. Me encantaría cantar con ella... pero no es posible.
—Me ha enseñado a ser una guerrera, a no rendirme en los momentos difíciles. Me aconsejó que respirara hondo y que me lo pasara bien.
—Es una experiencia inolvidable. Que no se pongan nerviosos, ya que se viven momentos muy bonitos.
—Claro que sí, sobre todo al principio, pero después me relajo y ya va saliendo todo.
—Cuando era pequeña lo veía por televisión y soñaba con ir algún día. Mi sueño se ha hecho realidad y además he ganado.
—No uno, sino dos. El primero, cuando estaba con todos mis compañeros, y el segundo, en la final, cuando me abrazó Melendi y yo no sabía si había ganado.
—Están muy contentos. Mañana cuando vaya –hoy, para el lector– no tengo ni idea de lo que pasará. El martes no fui porque el día anterior me quedé a ver la final y al día siguiente estaba muy cansada.
—Ha sido muy difícil.
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