First dates

«La Pantoja de Bilbao» hunde con su actitud a su comensal en «First dates»

Marta se encontró en su cena con un músico al que le auguró que estaba condenado a la soledad de por vida

Marta acudió a «First dates» para encontrar el amor, aunque su comensal se marchó casi hundido MEDIASET ESPAÑA

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Una noche más, el restaurante de «First dates» volvió a abrir sus puertas para recibir a una nueva tanda de comensales ansiosos de encontrar el amor. La primera en entrar por la puerta del local fue Marta , una bilbaína de 27 años, camarera de profesión, que se definió como «la Pantoja de Bilbao» . «Yo voy a mi rollo. Canto en el bar cuando mi jefe me deja, por la Pantoja y a lo que se me ponga por delante. ¡Y me aplauden y todo!», afirmó a la cámara.

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Radical en sus ideas, no soporta que no le den la razón. «Soy animalista. Un tío que vaya con el maltrato animal no lo soporto. Bastante es que le permita que coma carne» , le comentó a Carlos Sobera mientras esperaba a su pareja de velada en «First dates» . Además, se mostró exigente con el que fuera su posible pareja. «Si aparece un hombre me tiene que llevar en volandas. Ni me muevo, no pienso hacer nada. Pienso ser su prioridad», comentó.

A quién se encontró al otro lado de la mesa fue a Alejandro , un DJ de 25 años de edad que se considera «el rey de las raves». «Una rave es una forma cultural para evadirte de tu realidad» . Además, le gusta ser un alma libre, y su sueño es llegar a vivir «en una caravana».

«Tenía el pelo demasiado engominado. Y eso de que se peinen más que yo, no», comenzó opinando Marta sobre su comensal de «First dates» , algo que auguraba que no iban a encontrar el amor. «A mi la música electrónica la puedo pasar, pero pasados diez minutos me vuelvo loca», continuó Marta, a lo que su compañero de mesa le animó a que escuchara lo que hacía, porque le gustaría, lo que Marta sentenció con un «a ver lo que escuchas» .

Tampoco le gustó el tipo de fiestas en las que pinchaba Alejandro. «Una rave es gente que ya va hasta el culo en cuatro metros cuadrados y que lo petan. A mi eso no me va» . Pero, además, se quedó sin palabras cuando escuchó decir a su compañero de mesa que no bebía. «¿Osea, vas a raves y no bebes? No se entiende...» .

Poco a poco, Alejandro se fue quedando intimidado por su comensal, que sin conocerle le iba sentenciando por cada palabra que pronunciaba. «A mi es que el mundo de los músicos lo tengo algo cruzadillo. Ya tengo mala experiencia y eso me echa para atrás», continuó «La Pantoja de Bilbao», cerrando para ella la discusión con un «todos los artistas son algo difíciles».

Pero a pesar de que Alejandro intentó decirle que no todos los músicos son iguales, ella quiso sentenciar también la conversación. «Es mentira, conozco a músicos y es mentira. Priorizan más la música antes que a la pareja, y yo busco a alguien que me priorice», dijo. Pero, además, quiso aprovechar y hundir a su compañero de experiencia en «First dates» , dejándole entrever el futuro que le esperaba: «Un músico está destinado toda la vida a estar solo o a divorciarse. Siempre tengo razón, hazme caso» .

Otro de los desencuentros que tuvieron, con Alejandro ya casi pidiendo a gritos poderse marchar a su casa, llegó de la mano de los primeros platos del menú. Mientras que Marta optó por una opción completamente vegetariana, el DJ optó por carne, algo que afeó su pareja. «Ahí muy mal», comenzó diciendo. «Deja la carne, hazme caso» . Además, al conocer que Alejandro tenía una perrita, intentó aludir a sus sentimientos para que se sintiera culpable por comer carne. «¿Te gustan los animales? ¿Entonces por qué te los comes? Piensa que es tu perro. ¿A que no te la comerías? Vamos, que te la pela...», le recriminó en «First dates» .

A la hora de la decisión final, el futuro entre ambos estaba bastante claro. Marta no quería tener una segunda cita con Alejandro porque «lo veo muy niño. Ya tengo un niño, no necesito dos» . Mientras, el «rey de la rave» intentó excusarse anunciando que no estaban en el mismo momento vital. En lo único en lo que pudo acertar marta es al hacer su pronóstico sentimental al tratar así a sus posibles parejas: «Yo al final me meto a monja... lo veo...» .

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