Lo de Évole

Rosa López se sincera sobre el lado amargo de su paso por ‘Operación Triunfo’: «Llegué a pensar que había ganado por pena»

La cantante granadina ha repasado en el programa de Jordi Évole la cara y la cruz de una carrera que comenzó de manera meteórica tras su victoria en el formato televisivo más rentable de la historia

Eurovisión 2022, en directo

Rosa López ha protagonizado en 'Lo de Évole' su entrevista más sincera La Sexta

María Robert

A principios de la década de los 2000 un grupo de 16 chavales encerrados en una Academia de canto de alto rendimiento en búsqueda de su sueño revolucionó la televisión. ‘Operación Triunfo’ se convirtió en un fenómeno de dimensiones estratosféricas a todos los niveles, proclamándose el programa más rentable de la historia, reuniendo a una media de siete millones de espectadores en cada gala, y contribuyendo a mejorar el mercado discográfico en España.

A título individual, además, alzó al estrellato de manera meteórica a la mayoría de los concursantes que formaron parte de la primera promoción de triunfitos: David Bisbal, Chenoa, David Bustamante, Gisela, Nuria Fergó o Manu Tenorio son una buena muestra de la estela que dejó el primer ‘OT’ más allá de aquellos primeros años de furor y locura colectiva. Pero el camino del éxito tiene muchas caras , y a la generación de estrellas que salió del experimento del 'talent' de TVE les ha mostrado también las peores . Sobre todo a su ganadora, Rosa López , una jovencita de 20 años oriunda de Granada con personalidad bonachona y voz prodigiosa enamoró gracias a su naturalidad a un país entero; no en vano la apodaron ‘Rosa de España’.

Más de 20 años después, la cantante ya nada tiene que ver con aquella muchacha ingenua a la que la fama desbordó. Sin una discográfica detrás, la artista se considera «buena, bonita y barata», como ha asegurado este domingo 20 de marzo en ‘Lo de Évole’. Y es que Rosa   se ha sentado con Jordi Évole para repasar los vaivenes de una carrera que arrancó directamente desde la cima y ahora se mueve en un caché bastante más modesto: de entre 9.000 a 14.000 euros. «Son tiempos difíciles, pero al final se trata, hagas lo que hagas, de ser feliz. En el momento que yo sufra con esta profesión… No tengo ningún problema en ponerme a vender ‘papas’».

Una adolescencia truncada

Recordando la etapa de ‘OT’ , ha reconocido que cuando entró en la Academia era una mujer en proceso, pues «estaba atravesando situaciones que no me sonaban a nada y ahí empezaba mi vida».

Viendo imágenes de los castings y las actuaciones, también ha revelado qué se le pasa por la cabeza al ver a esa Rosa. «He tenido momentos de todo. Me ha pasado de no querer verla y luego todo lo contrario, tengo mucho que aprender de aquella Rosa. No quiero volver a la inconsciencia de muchas cosas, pero echo de menos esa valentía que viene de no saber qué hay, como un niño. A pesar de esas inseguridades, aquella Rosa era más segura de lo que ella creía. Para subir al escenario y desnudarte entera desde dentro hay que tener muchos bemoles».

No obstante, el plano artístico no fue el único en el que la granadina evolucionó a la fuerza durante su paso por el ‘talent’. En la Academia empezó un proceso de transformación física que fue para los espectadores casi como una novela por entregas. «En una de las pruebas me preguntaron qué estarías dispuesta a hacer para entrar al programa, y lo que se me vino a la cabeza perder peso porque es algo que me costaba mucho y nunca había logrado. Pensé que era lo que yo quería, además de lo que ellos querían escuchar. Noté que les cambió la cara», ha desvelado.

«Todos nos enamoramos de ti por cómo eras, pero había un punto de condescendencia y paternalismo por parte de los espectadores. Había una enorme atracción por lo natural, por lo espontáneo. Nos enamoramos de una cosa que luego lo que hicimos fue transformarla», ha manifestado Évole. «Sí, si fuera más delgadita, con los dientes derechos, sin gafas, con ropa ceñida, hablando mejor…», ha asentido la invitada, admitiendo un pensamiento demoledor que tuvo. «Llegué a pensar que había ganado el programa por pena».

Después de ‘Operación Triunfo’ , por si le faltaba algo, también ganó la selección para representar a España en Eurovisión , una etapa que recuerda como «muy ‘heavy’». «Aunque nos cuidaron mucho, se fue de madre un poco para todo el mundo, pero nos cuidaron mucho. A Granada no podía volver porque no podían controlarme, y salir a la calle era hasta peligroso para mí y para los seguratas. Así que desde que acabó el programa hasta Eurovisión estuve otros seis meses encerrada viviendo en la Academia».

Hasta que llegó la euforia de Eurovisión y esa sensación de que España iba a arrasar. Sin embargo, el séptimo puesto supo a fracaso. «Yo sentía una presión absurda, ridícula, bonita… Todo a la vez», ha manifestado Rosa.

La vida después de ‘Operación Triunfo’

De hecho, estuvo muchos años atrapada de burbuja en burbuja: primero en la de su familia, luego en la de ‘OT’ y, al salir del concurso, en la de la fama . Descubrí que casi toda mi vida era decidida, además, queriendo que la decidieran. Hasta que hay un momento en el que me di cuenta de que tenía que decidirla yo, con mi propio criterio», ha narrado.

Por entonces no sabía ni el dinero que guardaba en el banco. «Mi padre lo gestionaba como podía, teníamos un gestor. Por preguntar, que ninguno sabíamos nada, el mismo gestor nos dijo que había un problema con Hacienda porque no había justificado 80 millones de pesetas. Es una situación de no tener ni idea de la vida», ha contado.

Todo era una vorágine en su vida y en su carrera. Su primer trabajo ‘Rosa’ , vio la luz en abril de 2002, solo un par de meses después de proclamarse campeona del concurso. «No es que no me gustara el disco, es que fue muy rápido. Grabé prácticamente dos canciones por día. Sin sabérmelas ya estaban planeando lo que sería mi gira, la ropa que llevaría.. Hasta 2004, fue una locura. Sonábamos en radios, había ‘merchandising’…».

A partir de entonces, sin embargo, su música se extinguió de las ondas. Pero como le encantan los retos, cree que es el mejor ejemplo de que las cosa se ganan. «El día que vuelva a sonar en una radio española será ‘ostras, lo he conseguido’. Nada más de pensarlo me emociono», ha confesado.

Y a corazón abierto, se ha sincerado sobre los momentos en los que pensó que no podía más. «Los he sufrido. Más que tirar la toalla, me hubiera gustado en muchas ocasiones sentir más empatía. Porque yo puedo empatizar con cualquier trabajador, pues no vengo de vivir siempre vida, pero nadie empatiza conmigo. Todo el mundo quiere llevarse ‘tajá’ de mí».

Ahora bien, considera imposible llegar a tirar la toalla «¿No ves que no soy feliz si no me dedico a esto? Y aunque tirara la toalla y no me viera el pelo ni Dios, estaría cantando».

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