Cuarto Milenio

El misterio del rayo que mató a 25 personas en una iglesia y dejó ilesos a los sacerdotes

A principios del siglo pasado, en Allariz, vivieron una catástrofe que, a día de hoy, ostenta todavía el récord mundial. Cuarto Milenio se traslada a Orense para investigar la tragedia

Recreación de Cuarto Milenio de la tragedia Cuatro

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Dicen que en Galicia no suele llover, pero cuando cae una tormenta nunca llega sola. Las desgracias acompañan a la lluvia, como cuando vuelca un barco y el mar devuelve a los pescadores a casa, o como el trágico verano de 1902, cuando provocó una catástrofe en la hoy desaparecida iglesia de San Salvador de Allariz (Orense) que sigue siendo un misterio para los científicos.

Había muerto un vecino del pueblo gallego y, como era costumbre, casi toda la aldea acudió a mostrar sus respetos a la iglesia. Se sumaron también varios labradores, en un fútil intento de escapar de la tormenta. Mojados por la lluvia, se hacinaron en la entrada de la iglesia, taponando la única vía de salida para la catástrofe que se avecinaba.

Tal y como ha recreado Cuarto Milenio , a través de una investigación para conocer este acontecimiento que ha dejado muy sorprendido a Iker Jiménez , mientras los feligreses rezaban se produjo una explosión, cuando un rayo penetró por el campanario y alcanzó a los vecinos que rezaban. Se escucharon gritos y lamentos, la gente no sabía que hacer, horrorizada ante la mala fortuna. Fue un caos inmenso.

En el suceso, que a día de hoy ostenta el récord mundial, tal y como explican en Cuarto Milenio, murieron de forma horrible 25 personas ese 24 de julio del año 1902 y hasta 40 resultaron heridos de gravedad. Sin embargo, lo más curioso de la tragedia es que los sacerdotes que impartían la misa salieron ilesos.

La coincidencia se mezcló con la superstición, y fue calando en el pueblo de Allariz que se había tratado de un castigo divino y que, quizás, el pueblo seguía maldito desde entonces.

Si bien no existe ninguna prueba que lo corrobore, sí es cierto que el miedo al lugar donde se produjo la misteriosa catástrofe derivó en que el pueblo abandonase la iglesia de San Salvador, de la que solo quedaron algunas piedras y la portada, que se integraron a la iglesia de San Pedro. Y en el lugar donde el rayó caló y mató a 25 personas, ya solo queda un vestigio de ese fatídico día: una cruz abandonada a la que nadie quiere acercarse.

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