«Confinados»: testimonios grabados por videollamada y desde casa

Jordi Évole relata en este libro las reflexiones y las emociones vividas mientas preparaban el despliegue que realizó con su equipo en «Lo de Évole»

Évole entrevista a Consol, en ese momento, enferma de coronavirus Material cedido por LodeÉvole

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Los días se confundían durante el confinamiento. Los lunes cada vez tenían menos de lunes y se camuflaban entre las tantas horas que pasábamos en casa. Sin embargo, la parrilla televisiva consiguió que los españoles distinguiesen en qué día estaban. Tres veces a la semana tenían una cita con los supervivientes que aún estaban Honduras. «Lo de Évole» era la cita de los domingos para descubrir la otra cara del coronavirus. «Ya había muchos programas que informaban y daban cifras sin ton ni son. Nosotros queríamos analizar qué estaba pasando», explica Jordi Évole a ABC a través de una llamada telefónica.

Es un día ajetreado para el periodista. Ha aparecido en diferentes programas de televisión y radio. El motivo: la presentación del libro «Confinados: Historias de una pandemia que paralizó el mundo» . «No queríamos que se perdieran las reflexiones y las emociones que vivimos preparando todo ese despliegue que al principio pensábamos que iba a durar solo un día, pero terminó alargándose desde el 22 de marzo hasta el 26 de abril. También queríamos mostrar el entramado de cómo se construyeron esos especiales», explica.

Trabajó, como el resto de su equipo, desde la cocina de su casa. Desaliñado y con una sudadera, entrevistó a decenas de personas. A través de su webcam pudo ver a testigos de todo tipo –famosos, anónimos y expertos en distintas materias– y habló con ellos no solo del encierro por el coronavirus, sino también de sus miedos, de los valores de nuestra sociedad o de la inesperada labor social de muchas personas, entre otros temas. «Era un momento tan extraño el que vivíamos, había tanta in­trospección, tanta incertidumbre y tanto miedo que me da la impresión de que el contenido reconfortaba y nos alige­raba un poco de la angustia que sentíamos», confiesa Évole en el libro, ya a la venta.

«Para nosotros era muy importante hablar con todo tipo de personas para poder contar realmente cómo se estaba viviendo esta pandemia y el confinamiento que había provocado. Hablar con Sabina o Rosalía fue increíble, pero los testimonios de Oti [una camionera que siguió trabajando a pesar de todo] o Charo [cajera y testigo de la avalancha a supermercados] fueron, para mí, decisivos en este proyecto», apunta. Entre las decenas de entrevista que realizó durante la cuarentena, de elegir una, sería la de Ana Sotomayor. «Fue muy valiente al hablar con nosotros. Poder contar con un testimonio de alguien que estaba trabajando en una residencia de ancianos, que al final era la zona 0 de esta pandemia, fue muy importante, pero también estremecedor. Su testimonio fue muy difícil de asimilar», añade.

Évole prefiere no valorar si son muchos o pocos los datos que se están facilitando de la pandemia o si es correcta (o no) la forma en la que los medios están tratándolos. «Hace tiempo que nos desmarcamos de la rigurosa actualidad. Nuestro trabajo ahora mismo es mirar más allá», apunta.

Destila pasión por una profesión que le ha llevado a ser testigo y entrevistador de algunos de los personajes del momento . «Entrevistamos al Papa Francisco en plena crisis de refugiados [y han vuelto a hacerlo en plena pandemia del coronavirus]. Hablamos con Nicolás Maduro cuando todo el mundo estaba mirando a Venezuela. Fuimos testigos del cara a cara entre Pablo Iglesias y Albert Rivera en el momento en el que estaba naciendo esa nueva política», comenta. «Ahora, me encantaría poder entrevistar a Messi», añade entre risas.

Incluso ha podido grabar la despedida de su amigo Pau Donés, cuyo resultado llegará a los cines el 30 de septiembre bajo el título «Eso que tú me das ». «Nos llamó sabiendo que le quedaba poco tiempo. Quería despedirse por todo lo alto y lo hizo. No creo que podamos estar a su altura, eh. Nos ha dado una lección de vida», apunta. Rodar esta charla y otros testiminios no fue fácil. «Hay días en los que acabas agotado no solo física, también emocionalmente. La realidad no siempre es fácil y tratamos de ser el reflejo de ello», concluye.

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