Televidente

Miopes del mundo, uníos

Ahora lo que da envidia es un piso con luz natural, un balcón, sentir el sol en la cara por la mañana, que quepa una tabla de cortar entre el fregadero y la nevera, que quepa la nevera, tener una cocina

'Auge y caída de Elizabeth Holmes', la gran farsa de detectar el cáncer gracias a una gota de sangre

Un hombre ve la televisión tumbado en el sofá ABC
Bruno Pardo Porto

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El otro día entré en una óptica y salí pensando en comprarme una televisión: total, costaba menos que las gafas. Empiezas poniendo un filtro de luz azul para el ordenador, sigues con otro para la vista cansada, después un par de reducciones de lente, una montura ligera pero elegante y al final acabas firmando una hipoteca de tipo variable (porque aún no enfocas bien, claro). Dan ganas de subirse a una silla y gritar: ¡miopes del mundo, uníos, no tenéis más que perder que vuestras dioptrías! Aunque es verdad que la cosa tiene su gracia. Es más caro ver la realidad que una ficción, se gana más dinero con la necesidad que con el capricho. Los audífonos cotizan más que la ópera (de tres mil no bajan), y hay visitas al dentista que te salen peor que una noche en el Celler de Can Roca. ¿Saben a cuánto está la operación de apendicitis en Estados Unidos? Más fácil es comprar un coche. Por eso Elizabeth Holmes dice en ‘The Drop Out’ (Disney +): «Quiero ayudar a los demás, quiero ser billonaria».

El lujo se abarata, y ya no es lujo, y mientras tanto la vida sube. Oscar Wilde alumbró una frase premonitoria: «A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo». Es justo eso, pero al revés: el agua en el desierto, el futuro. Ahora lo que da envidia es un piso con luz natural, un balcón, sentir el sol en la cara por la mañana, que quepa una tabla de cortar entre el fregadero y la nevera, que quepa la nevera, tener una cocina. Las pantallas crecen, y qué definición, y los salones son cada vez más pequeños. Una periodista aventuró que el problema de la juventud es que tenía tantos caprichos que no podían permitirse una vivienda, como sus abuelos. Hubo mucha risa con el tema: solo hacen falta más de trescientas cuentas de Netflix para pagar una entrada a un apartamento en Madrid. Eso fue antes de que estallara en la izquierda la batalla de las hipotecas. Toca decidir si avalar a los menores de treinta y cinco años es el bien o el mal. Pablo Iglesias, por supuesto en contra, está pidiendo dinero para contratar a Jorge Javier Vázquez y abrir en Canal Red un espacio que se llame ‘Rojos y maricones’. Jeje. La periodista era Elisa Beni.

¿Y lo de ‘ Sálvame ’ qué? Pues es que ‘Sálvame’ siempre ha sido gratis. Por algo será.

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