La griega Elena Tsagrinou abrió el festival, en representación de Chipre AFP

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La griega Elena Tsagrinou , representante de Chipre fue la encargada de abrir la edición número 65 del festival de Eurovisión, con la canción 'El diablo' . Comentamos su actuación y la de los otros 25 participantes. Aunque la mayor parte de la letra estaba en inglés, algunas frases eran en español. Su estilo recuerda al de Eleni Foureira, si bien más de un espectador comentó que parecía una mala copia de Lady Gaga .

Albania fue el segundo país participante, con Anxhela Peristeri , que interpretó 'Karma' . Esta vez la canción no fue en inglés. Para Peristeri, también modelo y ex participante de concursos de talentos como 'Factor X' y 'Tu cara me suena', fue su segunda participación en Eurovisión.

Israel presentó a Eden Alene , con la canción 'Set me free' . En las redes se hablaba más de política que de otra cosa. Tampoco es que la actuación o la coreografía fueran memorables. Alguna mente perversa dijo que fue una mezcla entre Martirio y Ariana Grande . Acabó muy contenta.

Bélgica , que nunca ha ganado el festival, optaba esta vez por una versión flamenca, pero sus flamencos no tienen nada que ver con los nuestros, como demostró la experimentada banda Hooverphonic con 'The wrong place' . El título de la canción (el lugar equivocado) puso fáciles los chistes. Geike Arnaert regresó al grupo, tras dejarlo en 2008.

Rusia nos permitió conocer a la polivalente artista Manizha , que cantó ' Russian woman' , un tema que hablaba de feminismo y tolerancia. La puesta en escena era original, en lo que casi parecía un juego de muñecas rusas. Se salieron de lo normal, desde luego, aunque la vida de la artista tampoco fue convencional: su familia emigró a Rusia para huir de la guerra civil en Tayikistán.

Malta nunca ha pasado del segundo puesto, aunque estaba bien situada en las apuestas. Destiny cantó con opulencia 'Je me casse' (Me largo), en una actuación cargada de energía. La letra en inglés y francés contenía un mensaje feminista: «Chico, por qué me das esa copa. Piensas que si estoy borracha, te daría una oportunidad...», con Beyoncé como uno de sus referentes más obvios. Al igual que otros participantes, Destiny participó en programas como 'Factor X' y 'Got Talent'.

Portugal volvió a la final con The Black Mamba y el tema 'Love is on my side' . Pese al éxito más o menos reciente de Salvador Sobral , el país vecino apostó por cantar en inglés y ¡en blanco y negro!, por lo menos en los primeros compases. No era fácil que el cambio de idioma les saliera bien del todo con su mezcla de blues, soul y funk.

Serbia se presentó con Hurricane y la canción 'Loco loco' , y algo de eso sí tenía, aunque la actuación se hizo un poco larga y a mitad de canción daban ganas de mandar a las tres artistas a un centro con las paredes acolchadas. Esfuerzo no regatearon, al menos, y se puede aplaudir que no cantaran en inglés, además de incluir algunas partes en español.

Reino Unido apostó por un artista consolidado, James Newman , que interpretó 'Embers' (Ascuas). Dos grandes trompetas presidían el escenario. Algún compatriota del cantante lamentó que era «demasiado bueno» para el festival y que se presentaba con un tema no del todo apropiado para Eurovisión.

Grecia optó por la solista Stefania , que interpretó 'Last dance' primero en solitario, sobre un escenario bastante soso, y luego con alguien parecido al hombre invisible, que además se iba multiplicando. Los efectos especiales distraían un poco, que quizá era el objetivo. La chica, por cierto, ya participó en Eurovisión Júnior, en 2016, pero como representación de Países Bajos.

Suiza trajo algo de calma con Gjon's Tears y su 'Tout l'univers' , pero también una inquietante mezcla de conceptos que sin embargo contaba entre las propuestas favoritas. Los comentarios iban del pasmo al aplauso. Tears es conocido en España por haber compuesto la banda sonora del documental sobre Rocío Carrasco . Quizá por eso su letra decía que hay que ser fuertes y amar a pesar de las zancadilleas de la vida.

Islandia suele ser un país original y los amigos de Daði og Gagnamagnið , de lectura ya complicada, lo demostraron con sus '10 years', que afortunadamente duraron mucho menos. Con instrumentos dignos de Les Luthiers y una puesta en escena que era la pesadilla para un daltónico, su actuación se ofreció grabada por el positivo de un miembro de la banda.

España , como sabemos, envió a Róterdam a Blas Cantó , quien sobre un fondo estrellado cantó, con perdón por la redundancia, 'Voy a quedarme'. El artista se quedaba algo pequeño sobre el escenario, al menos en los planos lejanos, pero la puesta en escena tenía su gracia. Los agudos tenían algunas contraindicaciones médicas, aunque los comentaristas de TVE, más expertos, aplaudieron su actuación.

Moldavia aportó más movimiento con Natalia Gordienko y sus forzudos bailarines, mientras ella interpretaba 'Sugar', que no recordaba a Celia Cruz, pero también nos dejaba unas cucharadas de azúcar y alegría por la vida, con algún toque picantón.

Alemania también prefirió un tema alegre y algo chikilicuatre. Jendrik y sus coristas podría participar en algún programa de Disney con 'I don't feel hate'. Como apuesta para que los niños disfruten el festival, hay que reconocerle su valor.

Finlandia cambió radicalmente de tono y de los colores alemanes pasamos a la tenebrosa banda Blind Channe l, que tocó 'Dark side' puede que en homenaje a Lordi , vencedores del festival en 2006. Parece que la organización les prohibió terminar con una peineta, pero el daño ya estaba hecho.

Bulgaria aportó sentimiento de la mano de Victoria y su 'Growing up is getting old' (Crecer es envejecer), canción-homenaje por la enfermedad de su padre. La sencillez y elegancia de todo el conjunto parecía fuera de lugar dentro del festival, pero quizá por eso tenía más opciones que artistas más saltimbanquis.

Lituania convirtió el escenario en una 'Discoteque' con The Roop , un grupo gesticulante y nada supersticioso, con todos sus miembros vestidos de amarillo chillón. La última prueba que necesitaban eran la PCR. Los que saben de esto aseguran que estaban entre los favoritos.

Ucrania representó lo que parecía un conjuro con los miembros de Go_A , que no abandonaron del todo el tono psicotrópico de los lituanos, pero con un deje de música folclórica. 'Shum' , como anunciaron los presentadores, no dejó indiferente a casi nadie. La canción significa 'grito del bosque' y terminaba con otro que un Cristiano Ronaldo más joven se habría atrevido a adoptar, para no repetirse.

Francia lleva sin ganar más de 40 años y la elección para romper la sequía fue Barbara Pravi , fiel representante de la canción más francesa con 'Voilà' . Su gran punto débil, que por suerte no contará demasiado en las votaciones, es que el tema también ha formado parte de la banda sonora del culebrón sobre Rocío Carrasco . A favor tiene su denuncia de la violencia de género, que la propia artista ha sufrido. Parece que no hay duda de que es una de las favoritas. Blas Cantó también apuesta por ella.

Azerbaiyán eligió como representante a Efendi , vestida de 'Mata Hari' moderna, como sus bailarinas, que no destacó por la letra de su canción, aunque en otros apartados brillaba bastante más. Era la quinta vez que se presentaba para actuar por su país en el festival.

Noruega le puso alas a TIX para cantar 'Fallen angel' (Ángel caído). Que llevara en la frente escrito su nombre pareció una muestra exagerada de egolatría, aunque tiene la coartada de que el nombre (tic) se lo puso porque sufre el síndrome de Tourette. Su canción también incluía mensaje, contra el acoso escolar.

Países Bajos tenía la responsabilidad de jugar con casa con Jeangu Macrooy , un artista que llegó al país como inmigrante y que mezcló el inglés y tongo, la lengua de Surinam, en 'Birth of a new age' . Su color y los ritmos africanos animaron al público, que tampoco parecía del todo convencido.

Italia era otra de las favoritas con Måneskin , banda con nombre danés que cantó 'Zitti e buoni ', un rock en italiano pasablemente provocador. Entre sus virtudes destaca que la canción no se parecía a ninguna otra. El líder del grupo acabó tumbado en el suelo, pero no derrotado.

Suecia volvió a demostrar un buen nivel un año más con Tusse , que interpretó 'Voices' buscaba nada menos que su séptima victoria en el certamen. Él también cantó por la tolerancia y el respeto, lo que a este paso se convertirá en un requisito obligatorio para participar en el festival.

San Marino cerró el certamen con la veterana Senhit , que ya había actuado hace diez años en Eurovisión. En esta ocasión presentó 'Adrenalina ', una canción en la que también se pudo escuchar un poco de español. Parece que llegar a la final ya fue un triunfo para la artista, a la que le deseamos la mejor carrera posible.

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