«La zona», un drama policiaco para sobrevivir a la crisis
La serie de Movistar+, que se estrena en octubre, se sitúa en una España posnuclear para hablar de la actualidad
En pleno centro del madrileño barrio de Villaverde se encuentra el ficticio mercado de La Romana, donde se compran y venden los objetos que dejaron atrás los miles de afectados por el desastre nuclear que sirve como punto de partida de «La Zona» . Esta nueva serie de Movistar+, firmada por Jorge y Alberto Sánchez-Cabezudo, creadores de la aclamada «Crematorio», se estrenará en octubre. Entre los puestos de este rastrillo ochentero se mueven con soltura Eduard Fernández y Álvaro Cervantes , que dan vida a dos policías que deben investigar un crimen en este mundo prácticamente posapocalíptico.
«Siempre, al lado de los lugares abandonados por desastres como Fuckushima o Chernóbil, hay una ciudad que absorbe a todos los desplazados y crece. El mercado de La Romana habla de esa zona donde se reubica la gente que lo ha perdido todo y debe adaptarse a un nuevo entorno. Nos situamos tres años después del accidente nuclear porque es interesante ver esta realidad y la de aquellos que se benefician del desastre», cuenta el director, Jorge Sánchez-Cabezudo, después de dar por válida una nueva toma. «El proyecto nace de una frase de Kapuscinski que dice algo así como “siempre existirá el mal, porque para algunas personas no solo es una oportunidad, sino la razón de su existencia », añade.
Contar la historia a través de los ojos de dos policías obsesionados con resolver un crimen en un lugar asolado por el caos nuclear permite a los creadores hablar con libertad de muchos dramas actuales. «Funciona como una especie de alegoría de la crisis . ¿Qué tipo de sociedad se genera? ¿Cómo se arregla? ¿Quién se beneficia? Todos los personajes tienen dilemas morales y deben decidir en un momento u otro qué hacer, lo que les enfrenta a sus conflictos y paradojas», añade el creador de esta ficción de ocho episodios.
Aunque el mayor reto de los personajes es sobrevivir (en todos los sentidos), el de los actores ha sido grabar todos los capítulos a la vez en apenas cuatro meses. «Ha sido como rodar una gran película. Hacíamos una escena del uno, otra del ocho... Pero para eso lo estudiamos antes, y lo hemos ensayado mucho», afirma Eduard Fernández a cuatro días de poner punto final a su papel en la producción. El actor da vida a Héctor, un veterano policía que perdió a un hijo en el desastre nuclear. «Tiene una exmujer (Emma Suárez) y una novia (Alexandra Jiménez), pero arrastra el drama de la muerte de su hijo. Y a la vez es un policía que va un poco a su aire », desvela.
Su pareja policial, casi un hijo para él, es Martín (Álvaro Cervantes). « Van a tener momentos de roce pero también mucha unión después de cinco días investigando en este marco tan hostil», cuenta Cervantes, que pasó varios días con la policía aprendiendo de sus protocolos de actuación y leyó «Voces de Chernóbil».
Otra víctima de este desastre es Zoe (Alba Galocha) «Ella tenía cierta relación con el asesinado. Ahora es una raterilla porque no le queda otra. Accidentes como estos te convierten en otra persona », aclara la actriz y modelo.
A pocos metros, un grupo de extras espera su turno para convertirse en vendedores y compradores de este improvisado mercado. Entre ellas, hay varias señoras con poco más de setenta años con más de treinta años de oficio a sus espaldas. «Somos actrices también» reivindican. Una de ellas, de hecho, es la abuela del también intérprete Juan José Ballesta.
En esta unidad, todos están a las órdenes de Jorge Sánchez-Cabezudo. Pero aralelamente, hay otro equipo, capitaneado por Gonzalo López Gallego, también grabando. «Rodar con dos unidades y en más de 160 localizaciones supone una complejidad enorme. El guión era muy ambicioso, y hemos grabando en sitios con lluvia, animales… Hemos rodado cosas que jamás creeríais», concluye misterioso Sánchez-Cabezudo, que no cierra la puerta a una segunda temporada.
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