Manuel Valdivia, el primer 'showrunner' español, maestro de guionistas... y de la hija de Berlusconi

El creador y productor de series como 'Médico de familia' y 'Compañeros' recibe el premio de honor del sindicato de guionistas ALMA

Manuel Valdivia, delante de las fotos de algunas de las series en las que trabajó Fotos cedidas por Manuel Valdivia
Federico Marín Bellón

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Con Manuel Valdivia se podría hablar de series durante horas. Es una mina de anécdotas y un poco de sabiduría, un tipo al que cuando 'solo' era guionista lo expulsaban de los platós porque pensaban que solo iba «a tocar las narices» y que llegó a dar una clase magistral a la hija de Berlusconi . El sindicato de Guionistas, ALMA , le concede hoy su premio de Honor por ser precursor en España de la figura del 'showrunner', una mezcla de escritor y productor ejecutivo. El responsable de series como 'Médico de familia' , 'Compañeros' y ' Policías, en el corazón de la calle' se declara «sorprendidísimo» con el galardón. «No me lo acabo de creer», confiesa. «Además, lo entrega gente que sabe de qué va el negocio. Es emocionante».

Al final de la conversación le ponemos en un aprieto. ¿Es el primer 'showrunner' de España? Empezamos por ahí para zanjar la cuestión y centrarnos en lo interesante: «Por supuesto, hubo antes directores que supervisaban los guiones, como Antonio Mercero o Vicente Escrivá , pero lo hacían del modo tradicional que se estilaba en el cine. Contrataban a uno u otro guionista y le compraban el guion sin mayor intervención. Aunque suene muy poco modesto por mi parte, yo introduje una forma diferente de trabajar porque participaba en toda la cadena de creación de la serie y de cada episodio, incluso como escritor. Y además de todo eso, dirigía o daba las directrices creativas a todos los departamentos de dirección y producción. Sí, yo creo que instauré la figura del productor ejecutivo 'escritor', el 'showrunner'».

La trayectoria de Manuel Valdivia no es nada convencional. Empezó como directivo en Telemadrid , «en una época gloriosa de una televisión que era muy divertida», y se pasó a la escritura de ficción. «Para mí fue un ascenso», asegura. Fue máximo responsable de los programas de entretenimiento y ficción de la cadena autonómica, pero lo suyo, desde pequeñito, es «contar historias». «A Telemadrid fui a regañadientes. Estaba acostumbrado a trabajar por libre. No me veía ahí y dimitía todos los meses , pero me vino muy bien para conocer por dentro televisión».

Estando aún en la Universidad, ganó un premio de relatos de RNE que le abrió las puertas de la emisora primero y de TVE después. Hizo allí hizo su primer trabajo de ficción, un capítulo autoconclusivo de 'Ficciones' que escribió mientras hacía las guardias en la Mili. Dirigió asimismo un corto, 'Woody y yo', un homenaje al genio con gafas con unos casi debutantes Emma Suárez y Antonio Resines .

También fue ayudante de dirección en tres películas, con Berlanga en 'Patrimonio nacional', con José Antonio Pangua en 'Crónica de un instante' y con Antonio Hernández en 'Apaga... y vámonos'. «Me ofrecieron seguir, pero preferí, aunque parecían cosas más pequeñitas, hacer vídeos educativos e industriales, porque ahí sí escribía y dirigía yo los guiones. Fue un aprendizaje».

Su última prueba con el cine fue ' Maradona, la mano de Dios' (2007), de Marco Risi . Fue «una experiencia increíble» como guionista, pese a un detalle: «Cuanto más avanzaba, más mezquino me parecía el tipo como persona, pero veías imágenes antiguas y ¡cómo jugaba!. Con la película acabada, fuimos a enseñársela a Buenos Aires y Diego no se presentó, pero sí Claudia , su mujer, que solo suspiraba de vez en cuando. Nos metíamos en todos los charcos, como la droga. Terminó la película y solo dijo: '¡Qué duro!'. Decidí no hacer más 'biopic'».

Expulsado de los platós

«En cuanto pude me metí directamente en las series con 'Colegio mayor' . La verdad, fue un gran fracaso para mí, una experiencia muy decepcionante, pero aprendí mucho. Estaba al frente de todos los guiones con un equipo pequeñito. Sin saberlo, porque no sabía cómo trabajaban los americanos, intuía que parte de mi labor debería consistir también en ir al plató, pegarme al director y ayudar, para resolver cualquier duda de la escena o del personaje, y reescribir incluso sobre la marcha si había que corregir algo. Era muy ingenuo. Me prohibieron el acceso al rodaje . Literalmente me impidieron entrar al plató. Pensaban que iba a tocar las narices. Había una concepción muy de director en las series».

«De esa gran decepción aprendí mucho. La siguiente serie fue 'Médico de familia' , donde ya aparezco como coordinador de guion. Hoy se llamaría 'showrunner'. Agradezco la absoluta generosidad de Emilio Aragón , que me permitió con escaso bagaje ponerme al frente de la creación y controlar los contenidos de toda la serie. Ni siquiera conocía nomenclatura de productor ejecutivo. Para mí eran los que firman los talones y me habían echado de la anterior, no alguien como Steven Bochco ( 'Canción triste de Hill Street' ). Por evolución darwiniana natural, a partir de ahí inventé y desarrollé unas herramientas y una manera de trabajar que afortunadamente luego se han extendido».

Vocación educativa, de Madrid a Milán

«Me fui encontrando con guionistas muy jóvenes, sin mucha experiencia previa. Seleccionaba a veces a chavales de 18 o 19 años después de leer cosas que habían escrito. No tiene ni idea de cómo se escribe una serie, pensaba, pero ahí hay talento. Una de las cosas de las que me siento orgulloso de mi trabajo en esos años fue esa vena educativa de formar sobre la marcha a mucha gente. Luego ellos iban a otros sitios y se extendió esa forma de trabajar».

El éxito tremendo de 'Médico de familia' le hizo vivir un momento único. «En Telecinco me llamaron para que les diera una especie de clase de cómo hacíamos la serie desde la concepción de guion. Estuvo toda la cúpula de la cadena, incluida la hija de Berlusconi . Tan impresionados quedaron que me mandaron a Milán y estuve diez días dando curso a todos los productores ejecutivos italianos de cómo trabajamos en España, aunque en realidad solo era así en 'Médico de familia'. Resultó revolucionario. Más adelante nos fuimos dando cuenta que el método era muy parecido al de los maestros que conocíamos de grabar en VHS 'Canción triste de Hill Street' o 'Urgencias' . Aprendimos destripándolas, pero eso no lo enseñaban en la facultad ni en el instituto de RTVE. Improvisábamos sobre la marcha».

«En 'Compañeros' , vino alguien con un libro en inglés sobre 'Urgencias' y en las fotos descubrimos la pizarra Velleda con post-its amarillos y dijimos: ¡Ostras, como nosotros! Habíamos inventado esa herramienta para poder ver las tramas y la estructura del episodio y eran idénticas a las de los americanos. Luego, he leído o escuchado cursos de gente como David Simon y al final trabajamos igual, porque consiste en eso, en pelearte, a veces incluso a gritos, llorando, con pasión , por cosas importantes o por cómo rematar una secuencia o un diálogo».

La conquista del Oeste

«En España ya había ficciones, pero en las parrillas de las teles eran un producto minoritario. Era caro. Para nosotros fue una suerte, porque era un terreno inexplorado. Era como la conquista del lejano Oeste. En cada serie probamos cosas nuevas. En 'Compañeros' nos complicamos haciendo secuencias de acción porque la siguiente iba a ser 'Policías' . No había la competencia tan tremenda de ahora y eso facilitó el gran éxito que tuvimos».

«Para mí era muy claro que había una continua evolución. Empezamos con una serie familiar y sencilla y pasamos a la complejidad de 'Policías'. En muchas productoras, al día siguiente de cada episodio lo visionaban una y otra vez para ver cómo habíamos hecho eso. En 'Médico de familia' había 3 o 4 tramas por episodio y en 'Policías' podía haber una trama o treinta. Era un ejercicio mucho más libre, una manera de contar mucho más madura . Luego llegaron 'Cuenta atrás' y 'Punta Escarlata' , que creo que es la mejor que he hecho, pero una pena, porque la hicimos para Cuatro y nació justo cuando la cadena fue absorbida por Telecinco. Fue estrenada de mala manera».

Pesa a todo, Valdivia habla bien de los directivos de las privadas. «Siempre he tenido una enorme suerte, primero porque cuando empezamos nadie sabía nada. Ahora todo el mundo se cree que sabe de todo, pero también hay un nivel de implicación, porque es su producto y su cadena. 'Compañeros' no funcionó bien en su primera temporada , para los parámetros de entonces, y no querían renovar. Fui a Antena 3 y estuvimos toda una mañana hablando. Les convencí con argumentos. Yo estaba convencido de que la segunda temporada iba a ser un éxito y confiaron. Luego fue probablemente el primer fenómeno fan de las series españolas, con Valle y Quimi, Eva Santolaria y Antonio Hortelano .

Explosión actual

«Como espectador, se da una curiosa contradicción, porque en esa época las series no molaban, no era este fenómeno de lo 'cool' que es ver series. Antes había actores de cine a los que había que convencer para hacer una serie. 'Te pones en manos de director primerizo que no tiene ni idea y no de alguien con el culo pelado de sacar lo mejor de la gente', les decía».

'Compañeros' visualmente está en vídeo y se nota que es antigua, pero es muy moderna en todos los aspectos. Nos lo curramos mucho con asesores. Siempre le he dado una importancia enorme a documentarme en todo lo que hacíamos. Estuvimos medio año de pura documentación y luego meses grabando en aulas, con 'Policías' yo he patrullado las calles» .

«Creo que siguen siendo series que se pueden ver, más allá del mercado de la HBO de aquellos años, que era donde estaban las grandes series, las buenas de verdad. Ahora tienes una oferta descomunal, con Netflix y HBO, pero se ha diluido y hay una gran morralla con algunas buenas series. Es muy difícil ver esas grandes series que abrían caminos y hacían cosas diferentes. 'Los Soprano', 'Mad Men', 'Breaking Bad'... Es una pena ver la nueva de 'Sexo en Nueva York', que en su momento era algo nuevo en televisión».

«Hay series maravillosas, pero no abren caminos nuevos, una forma diferente de contar. Técnicamente se ha mejorado muchísimo y en España, por supuesto, el nivel técnico visual es impresionante, pero no hay un avance. Hay muy buenas series de clase media alta, pero no obras maestras ».

Alejado de la televisión

El premio de Honor de ALMA 2022 escribe ahora su segunda novela , que quiere publicar antes de la primera. Solo echa de menos una cosa: «Estar en la sala de guionista horas y horas, a veces en completo silencio porque no se nos ocurre nada, otras en plena vorágine creativa, a veces hablando de fútbol, esa creación en equipo que es casi una terapia de grupo . Esa creación viva de estar en contacto con la gente sí lo echo muchísimo de menos, aunque creo que cada vez se hace menos y la gente escribe de forma aislada o te ves por Zoom, que no es lo mismo».

Tiene pendiente, porque la pandemia lo interrumpió todo, una serie pequeñita para la que llevaba cuatro o cinco meses yendo todos los días a un pequeño colegio en Vallecas, donde el 40% de los niños son de familias gitanas. «Me apetecía volver al mundo de la educación y mezclarlo con la música callejera. Tengo canal en Youtube de música que he grabado en Berlín, Nueva York, Madrid... y quería combinarlo con ese mundo. Ahora que la gente de Entrevías se queja de la imagen que dan en la serie , esta sería muy diferente».

Volver o no

«Me han llamado muchas veces y a todos digo que no, porque me ofrecen cosas que siempre son 'un concepto diferencial'. Ahora aparentemente hay mucha variedad de ficción, pero en el sustrato son todas muy parecidas, porque hay que llamar mucho la atención de la manera que sea. Ese diferencial hace que sea todo muy similar. Faltan ficciones más sencillas y emocionales , que hablen más de los problemas de la gente de verdad. Se pueden hacer maravillas muy emocionantes, si las sabes escribir y crear, con emociones reales. No tienen que ser de acción y tiros. Me apetece más algo que hable de educación, optimismo, tolerancia. Mi serie se cortó. Tengo mucho material grabado, pero no quiero volver a retomarlo hasta que se normalice todo. Aunque luego no sé si alguien la compraría».

¿Entre tanta oferta, detectaríamos ahora 'Los Soprano'? «Les costaría venderla, según y cómo. Justo esa quizá sería más fácil, con un mafioso en el psicoanalista, pero para la gente que no está ya colocada en el mercado, la única manera de entrar es con conceptos muy especiales, que para mí es demasiado comercial. Como espectador, estoy harto de ver sinopsis de series fantásticas. No entiendo el éxito de las de Marvel. ¡Qué aburrimiento, tanto superhéroe! ».

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