Un ascenso laboral y una trilogía sin final: la turbia relación entre las mujeres de «Sexo en Nueva York»

Tras la última temporada de la mítica comedia de HBO en 2004, empezaron los rumores de las desavenencias entre sus actrices Sarah Jessica Parker y Kim Cattrall

Instantánea de Kristin Davis, Cynthia Nixon y Sarah Jessica Parker durante la gala de los Premios Emmy 2004, sin rastro de Kim Cattrall Instagram

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Sexo en Nueva York

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Sexo en Nueva York

Aunque a veces se le reduzca a una comedia romántica más para chicas y ahora se le tache de anticuada (apunte: no lo es), «Sexo en Nueva York» fue una verdadera revolución durante las fantásticas seis temporadas que emitió HBO entre 1998 y 2004. No era habitual, por aquel entonces, ver en pantalla a cuatro mujeres adultas e independientes hablar sin tapujos (bueno, en realidad sí, pero ese es otro melón con «spoilers») sobre sus vidas sexuales; estaba la romántica e idealista Carrie ( Sarah Jessica Parker , que acaba de cumplir 55 años), la reservada Charlotte (Kristin Davis ), la libérrima Samantha ( Kim Cattrall ) y la feminista Miranda ( Cynthia Nixon ). Aquel título, creado por la retorcida mente de «Melrose Place», Darren Star , se convirtió en la primera comedia de televisión por cable en ganar un Emmy, convirtiendo a sus actrices en rostros habituales de la época de premios.

Sus personajes y la relación entre ellos (la dinámica entre Carrie y Miranda no tenía nada que ver con la de Carrie con Samantha, por ejemplo) fueron cambiando y haciéndose más complejas a lo largo de sus 94 episodios. Cierto es que la serie siempre mantuvo un discurso más positivo y blanco sobre la amistad femenina que la posterior y más cruda «Girls» , también de HBO; aquello no quitaba que, de vez en cuando, sus cuatro protagonistas discutieran y se enfadaran por cuestiones más o menos triviales. Algo que, con el paso de los años, se ha ido haciendo realidad detrás de las cámaras; una vez finalizó la serie, se intensificó el rumor sobre la maltrecha relación entre Sarah Jessica Parker y Kim Cattrall, que había rechazado varias veces el papel de Samantha Jones antes de que el novio de Darren Star le convenciera para rodar el episodio piloto.

Fue en 2004, meses después de que la serie finalizara, cuando Cattrall abrió la caja de los truenos. En un programa de televisión británico reveló por qué la ficción no había continuado con una séptima parte o una película: las intérpretes pidieron sin éxito un aumento de sueldo. En aquel momento, la actriz canadiense no desechó retomar su personaje «si el guion fuese fantástico» («spoiler»: no lo fue).

Fue precisamente, con motivo del rodaje de la primera película, cuando el diario británico «The Telegraph» publicó en 2008 un reportaje sobre el mismo en el que obviamente se preguntó por las posibles discrepancias entre ambas mujeres. El origen, según se desveló, se remontaba a la segunda temporada (1999) cuando Parker se convirtió en productora ejecutiva y empezó a ganar más dinero; aquel ascenso hizo que Cattrall también negociara un mayor salario, lo que no gustó al resto de protagonistas. Durante años se había estado rumoreando que ni siquiera comían juntas. Casualidad o no, durante la gala de los Premios Emmy de 2004, la canadiense no compartió mesa con sus tres compañeras, tal y como recordó años después Davis vía Instagram.

La postura de Katrall no ha variado a lo largo de todos estos años: no eran amigas, sino actrices que sabían separar lo profesional de lo personal. Aquel artículo dejó en el aire la posibilidad de que ambas actrices discutían hasta por el vestuario de sus personajes. Katrall sí fue la responsable de que la película no se realizara inmediatamente después de la sexta y última temporada, pero no solo por dinero, según ella misma confesó, sino también por cuestiones familiares: su divorcio con Mark Levinson , la enfermedad de su padre… Con la puesta en marcha de la segunda película en 2009, se lanzó el rumor de que ni siquiera se dirigían la palabra entre ellas.

Durante un tiempo, ambas negaron o relativizaron los hechos; aquellos rumores eran producto del machismo: dos mujeres exitosas no podían llevarse bien . Pero en 2010, en plena promoción de la secuela, Parker y Nixon reconocieron en «Marie Claire» que las desavenencias de los rodajes eran las propias de cualquier ambiente laboral, pero continuaron con la misma teoría: era la prensa quien las quería enfrentadas . Parker, muy inteligentemente, le dio la vuelta al asunto: lo que habían hecho con ellas, no lo habían hecho con los hombres de «Los Soprano» . Para disipar rumores, Katrall había acudido, por ejemplo, a la alfombra roja de «¿Qué fue de los Morgan?» (2009), comedia romántica protagonizada por Parker y Hugh Grant ; y años más tarde Parker felicitó el cumpleaños a su excompañera por Instagram.

Pero en 2017 todo voló por los aires cuando el tabloide sensacionalista «Daily Mail» reveló los planes frustrados de rodar una tercera película de «Sexo en Nueva York» por (nuevamente) las exigencias económicas de Katrall, que sí confirmó su negativa (allá por 2016). Tanto Davis como Parker respaldaron los rumores, mostrando su decepción con que no iba a ver una trilogía. Ese mismo año, Katrall reapareció en televisión para insistir en que no iba a hacer una tercera parte y que nunca había sido amiga de sus excompañeras; «Sexo en Nueva York» era una puerta que había cerrado y no por dinero. Aprovechó además para criticar la reacción de Parker: «Podría haber sido más amable». Desde entonces se planteó (y bromeó) la idea de buscar una nueva actriz para el personaje de Samantha. Pero el mayor enfrentamiento entre ellas se produciría tras el suicidio del hermano de Katrall, que no vio con buenos ojos las condolencias en público de Parker.

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