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El gran timo de la meditación orgásmica: de salvar a la humanidad a justificar la violación

En 'La industria del orgasmo', documental ya disponible en Netflix, se cuenta un crimen loquísimo: el de una mujer que enseñó a masturbarse a medio mundo y, después, desapareció del mapa en medio de acusaciones de todo tipo

'La Ruta', cocaína descafeinada

Una de las clases de meditación orgásmica que vemos en 'La industria del orgasmo'
Bruno Pardo Porto

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El periodismo, desde Chesterton , consiste esencialmente en decir «Lord Jones ha muerto» a gente que no sabía que Lord Jones estaba vivo. No está mal, ¿verdad? En Twitter la lógica es similar: consiste en indignar a la gente con algo que hacía diez segundos no sabía ni que existía. No cambiamos demasiado.

En Netflix saben que la magia de los documentales (el negocio) está ahí. En presentarte a una persona desconocidísima que ha hecho cosas muy malas y que por tanto tienes que conocer. ¿Qué cosas? Matar a alguien, secuestrar a un pulpo, montar una secta. Da igual. Ya parecía que la fórmula se estaba agotando y apareció la plataforma con un nuevo órdago. Un crimen loquísimo : el de una mujer que enseñó a masturbarse a medio mundo.

‘La industria del orgasmo’, que así se llama el invento, presenta la historia de OneTaste, una empresa de bienestar sexual (sic) que se hizo celebérrima difundiendo las bondades de la meditación orgásmica (también sic). Parece una nimiedad, pero su objetivo es salvar a la humanidad a través del placer. Porque todo el mal que hay en la Tierra y en el Cielo, de Putin al precio de los aguacates, de Elon Musk al Mundial de Qatar, tiene que ver con la falta de orgasmos. Esto antes lo explicaban en ‘Cómo conocí a vuestra madre’ y te reías. Aquí lo suelta una mujer con pinta de gurú y se hace rica. Vivimos tiempos extraños.

El truco, claro, está en el lenguaje. Nada se cuenta de frente. Es un perfil constante, como en política. Tardas un buen rato en comprender qué es lo que venden. Al final es una clase de masturbación, pero envuelta en jerga yogui: hablan de las energías, de lo espiritual, del ‘mindfulness’. Nadie te dice voy a cobrarte porque te masturbes bien. Te dicen: hay que reequilibrar tu orgasmo. Y al que te masturba no lo llaman masturbador, ni pareja sexual, ni nada parecido. Es un compañero de investigación: el sexo convertido en academia. Ay.

Hacen falta toneladas de esta basura para conseguir que una mujer se tumbe en una camilla y se deje tocar el clítoris en sesiones de quince minutos delante de un montón de alumnos aplicados que podrían ser descartes de ‘First Dates’. Aparece uno en pantalla y suelta: «Las mujeres siempre habían sido un misterio para mí» (seguro que no es su único misterio). Y después sale otro sin camiseta, cansado de tanto investigar: «Estoy tan agradecido de que la vida sea tan interesante». Y hay una peluquera que hace cortes de pelo orgásmicos. No es broma. Y esta panda convenció hasta a Gwyneth Paltrow. Solo con la sede de Nueva York ingresaban más de veinte mil dólares al día.

La realización del documental es cutre, cutrísima, porque Netflix está volviendo a inventar la televisión. Y el guion es un clásico del género: del nacimiento de la compañía al éxito, y del éxito a las acusaciones por violación y a los rituales extraños con serpientes. Alguien sugiere: «Si consigues convertir esto en culto religioso nos ahorraremos impuestos». Y entonces compran una serpiente. Hay una escena en la que vemos a Nicole Daedone , la CEO de One Taste, jugando con el reptil, semidesnuda. No sabemos qué religiones conocía esta señora.

Era muy moderno hasta que se volvió muy turbio. Muy antiguo. Muy violento.

Lo más inquietante, sin embargo, es el discurso de la bestia. La filosofía de OneTaste, cuenta una feligresa que salió espantada, consistía en dejar salir a la bestia interior de los hombres, a conseguir que se expresara en toda su pureza. «No se podia hacer juicio de valor a la violación», denuncia. Y a veces la forzaban a tener sexo con un cliente. Pero no se lo pedían directamente. Era más o menos así: deberias investigar con él porque tienes el orgasmo bloqueado.

En 2017, la CEO vendió sus acciones y salió por patas. El FBI abrió una investigación, aunque todavía no han presentado cargos formales contra ella. Lo mismo esto da para una segunda parte.

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