Viggo Mortensen o cómo convertir en oro todo lo que toca

El actor se estrena como director con la cinta «Falling», presentada en Toronto y que se podrá disfrutar la próxima semana en San Sebastián

El actor Viggo Mortensen (d) en un fotograma de «Falling»

María Estévez

El actor Viggo Mortensen es un renacentista con su dominio académico del arte. Su talento lo reparte entre escribir, actuar y componer música. Este año, además, se estrena como director y productor de la película «Falling». Mortensen mantiene su residencia en Madrid junto a la actriz Ariadna Gil, pero no ha perdido el contacto con un Hollywood rendido a sus pies desde que rodara la trilogía «El señor de los Anillos».

Con «Falling» debuta tras las cámaras dirigiendo a Lance Henriksen y Laura Linney en una historia sobre un padre de derechas que se muda de su granja rural a la casa de su hijo gay en Los Ángeles. Una cinta muy personal, donde Mortensen hurga dentro de su propia vida para crear un eje narrativo al que se añade un componente político. «Aunque es ficción, la esencia de esta cinta guarda algunas de mis memorias. En la relación padre-hijo hay mucho de lo que yo viví en mi familia. Comencé este guión tras la muerte de mi madre, en el avión después de su funeral. Sin poder dormir, me puse a escribir lo que recordaba de ella, eso me llevó a mi padre y a mis hermanos. Pero, con los años, la historia ha derivado en personajes que ya no son ellos», recuerda Mortensen.

Aun así, ha dedicado la película a sus dos hermanos. «Todo lo que viví con mis padres, lo viví con ellos y les respeto tanto que les he dedicado la película », admite Mortenssen en la conversación digital organizada por el Festival de Toronto .

Dada la relativa distancia entre la vida real y la ficción, el actor reclama cierta catarsis durante su primer experimento como realizador: «Lo que me estimuló a escribir la historia tiene mucho que ver con mis sentimientos hacia mis padres y, al explorar situaciones y emociones relacionadas con ellos, he aprendido mucho de mí mismo, para bien y para mal».

Mortensen hubiera preferido no actuar en la película, revela, pero tener su nombre en los créditos fue la única forma del actor para conseguir que el proyecto fuera financieramente viable. «Hubiera preferido no tener que interpretar, lo confieso, pero para lograr dirigir, una de las condiciones que me pusieron fue que tenía que aparecer en ella. Llevo muchos años trabajando como actor, no había dirigido nunca una película y entendí que nadie quería correr el riesgo. Al menos, estoy agradecido de haber tenido esta oportunidad», asegura.

Sundance a Toronto y al Festival de San Sebastián, Mortensen avisa de que tiene intención de seguir dirigiendo . «Tengo varios guiones escritos en mi cajón y, si me dejan, pienso volver a dirigir, aunque no creo que vaya a actuar en mi próxima película. Tal vez un papel pequeño, pero no quiero protagonizar y dirigir. Me he sentido bastante presionado multiplicándome en el rodaje», confiesa.

Para él, su gran suerte fue contar con Lance Henrikse , 80 años, en el papel de su padre en la ficción. «Yo conocía a Lance de antes y sabía que tenía capacidad de aguantar un rodaje tan físico, me hubiera preocupado meter en el mar de Canadá en el mes de marzo a un actor más frágil que Lance. Su actuación es una revelación absoluta, no tanto para mí que conocía su talento y peleé por él, sino para todo el mundo que lo descubre por primera vez», apunta.

Retrasos y más retrasos

A pesar de la limitada ventana de tiempo que tuvo para rodar la película, Mortensen ensayó y preparó la producción al milímetro para poder terminar el rodaje en pocas semanas. «La producción se retrasó varios meses, cuando me dijeron que debía volver a retrasarse, les dije que no porque yo necesitaba nieve y hubiéramos tenido que dejar pasar otro año y tal vez no se hubiera hecho», dice.

«Falling» retrata a John Petersen (Mortensen) que vive con su pareja, Eric, y su hija adoptiva, Monica, en el sur de California. Su padre, Willis, (Lance Henriksen), es un granjero cuyas actitudes y comportamiento pertenecen a una era y un modelo de familia mucho más tradicionales. Cuando Willis viaja a Los Ángeles para una estadía indefinida con la familia de John con el fin de buscar un lugar donde retirarse, saltan chispas de crispación. Mortensen, que en el pasado se ha quejado amargamente de VOX y su utilización de la figura de Aragorn, su personaje en la franquicia del Señor de los Anillos, admite su intransigencia ante lo que considera la derecha irresponsable: «Hay movimientos respaldados por Steve Bannon que son muy peligrosos».

Nominado al Oscar en tres ocasiones, pintor, filósofo, poeta, músico y traductor (habla 7 idiomas), era natural que el actor termine expresando su voz dirigiendo una película. «No ha sido nada fácil. Resultó ser tan complicado como esperaba, pero mucho más gratificante y me quedo con eso. Soy un hombre a quien le gusta aprender y expresar sus emociones. No se trataba de un ejercicio de control, sino de disfrutar con el proceso, ya te aviso que pienso volver a dirigir», concluye.

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