Tarik Saleh, director de 'Conspiración en El Cairo': «Egipto es un país dirigido hacia el desastre»

El director sueco, de origen egipcio, hurga en los entresijos entre el Islam y el poder político en su nueva película ‘Conspiración de El Cairo’

Crítica de 'Conspiración en El Cairo', por Oti R. Marchante

Escena de 'Conspiración en El Cairo'

Andrés Castaño

El director de cine sueco (de origen egipcio) Tarik Saleh ya nos cautivó con su anterior película ‘ El Cairo confidencial ’ (2017) (‘The Nile Hilton incident’, en inglés), un thriller sobre la policía egipcia de El Cairo entorno a un crimen en las altas esferas, que le valió el premio a la mejor película internacional en Sundance, así como la Espiga de Oro y los premios de mejor dirección y guión en la Seminci de Valladolid . Todo ello con la Primavera Árabe de cerca. Saleh no pudo rodar aquella película en Egipto, donde ha sido considerado persona non grata y no ha podido volver a visitar el país norte africano desde 2015.

Su nueva película, ‘Conspiración de El otro thriller trepidante, se estrena hoy en España. En él aborda las relaciones entre el Islam, la élite islámica de la universidad de Al-Azhar de El Cairo y el poder político. Todo ello a través de Adam, un humilde joven de un pueblo al norte de Egipto que recibe una beca para estudiar en Al-Azhar. La cinta ganó el premio al mejor guión en el festival de Cannes de 2022 y está inspirada en ‘ El nombre de la Rosa ’ de Umberto Eco.

Este thriller «es una historia de ficción, desde luego, pero también es un cuento de hadas, aunque es real en el sentido en que el poder siempre te ofrecerá algo tentador antes de dirigirte, y te ofrecerán ser parte de su estrategia», explica Saleh por videoconferencia.

La película fue rodada en Turquía ya que tiene prohibida la entrada a Egipto. Sobre Egipto habla con rotundidad. «En Egipto actualmente la situación es que estás a favor del presidente o sea que estás silenciado. No hay oposición, cero, sólo ser silenciado. Ya no es una cuestión de injusticia, es un país dirigido hacia el desastre».

Saleh muestra su conflicto entre vivir en un país desarrollado frente a sus orígenes. «Vivo en contradicción con mi propia vida porque siendo hijo de inmigrante , siempre recuerdo la importancia de tener una moral, una cierta relación con el lugar del que procedo, y el privilegio que tengo de vivir donde vivo. Tienes unos derechos, piensas que te los mereces, lo das por hecho, no te planteas otra cosa. Uno de los argumentos contra los tiranos, es que empobrecen el país, no crean desarrollo, sólo se enriquecen ellos y la gente que les rodea».

El sueco nunca olvida lo que le dijo su padre. «¿Crees que eres mejor que los niños egipcios porque vives aquí y esa es la razón por la que piensas que eres mejor? Eso no te hace mejor. Eres afortunado. Si quieres lograr algo tienes que intentarlo, porque tienes el privilegio de estar a la delantera frente a otros, así que tienes cierta presión. Y creo que eso está configurado de alguna manera en mis personajes».

La película también muestra en un primer momento al protagonista y el conflicto de autoridad con su padre pescador. «Un momento desgarrador creo que es cuando nos damos cuenta que nuestros padres están equivocados sobre algo tenemos al mismo tiempo una mezcla de triunfo y tragedia».

Cine de autor

«Creo que el género de autor es el que mejores películas ofrece. Si buscas una historia, quiero decir. Por eso, mis películas favoritas son películas de autor. ‘El infierno del odio’ de Kurosawa, o ‘Chinatown’ de Polanski u otras películas históricas asombrosas. El género es una manera de tener un contrato entre tú y el público, especialmente cuando le invitas a un mundo que desconocen, entienden el género como algo que les ayuda a dirigirse, a adentrarse. Te podría razonar porqué que todas mis películas son thrillers y te diría que es algo transversal en mi filmografía (fuera animación o documental), el thriller estaba ahí como algo bruto, puro».

Saleh fue de joven artista callejero, grafitero , con cierta relevancia en Suecia. Ese pasado le acompaña en el cine. «No pido permiso para hacer arte, para crear ¿El mundo lo quiere? ¿Alguien lo quiere? Me da lo mismo lo voy a hacer. Casi es arrogancia, o más bien una aproximación criminal al arte. El grafitero francés Bando dice “El graffiti no es un arte, pero es un bonito crimen». Como mis películas. O quizás no. Pero no has visto nada igual, porque nadie dio permiso a hacer esas películas antes.

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