‘Space jam’ vuelve a los cines 25 años después con LeBron James como superhéroe y el algoritmo como villano

El baloncestista se reinterpreta en esta secuela donde los dibujos animados Looney Tunes le ayudan a rescatar a su hijo, un videojugador, atrapado en el universo de Warner Bros

Óscar Rus

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Si uno rebusca en el mueble bajo el televisor del salón, probablemente encuentre, entre cintas y cintas de vídeo VHS, la de ‘Space jam’ (1996), un clásico y un taquillazo que, antes de acabar el siglo XX, marcó a parte de la generación milenial con una desvergonzada mezcla de animación y acción real. Aquella película familiar, estrenada hace 25 años y ahora disponible en HBO España, recreaba y edulcoraba el momento en que Michael Jordan se retiró del baloncesto para jugar al béisbol.

Imaginaba una historia alternativa en la que el jugador, un padre de familia, era reclutado por los Looney Tunes para enfrentarse a unos extraterrestres que buscaban nuevas atracciones para su parque. Dicha ficción con surrealista premisa (todo empezó con un anuncio de zapatillas deportivas) acababa con su héroe humano dándose cuenta de que su juego aún no había acabado y regresaba al deporte que le había convertido en una estrella. Jordan compartía cartel con otro personaje de semejantes fama mundial y patriotismo estadounidense, el conejo Bugs Bunny , aquí un dandi que, tras mucho insistir, encestaba y se echaba una novia de misma especie y buen ver, la inédita Lola. Pura mercadotecnia que convenció a niños y adultos que después comentaban la jugada en torno a un Happy Meal. Eran los noventa, nostálgico.

En ‘Space jam: nuevas leyendas’ vuelve el nonagenario Bugs Bunny, encargado de alistar para una nueva partida de baloncesto al resto de Looney Tunes, desperdigados por el universo de su propia compañía Warner Bros: Hogwarts, Poniente, Metrópolis, Temiscira… La primera película también jugaba a lo metarreferencial, sobre todo con Bill Murray haciendo de Bill Murray (todo empezó con un anuncio de zapatillas deportivas). Pero esta secuela, hija de una época de conglomerados y plataformas, es un constante bombardeo de cameos, la mayoría animados. Si en aquella primera parte, los dibujos vivían en el espacio exterior; en la segunda es en el espacio interior. El villano capitalista ya no es un alien con voz de Danny DeVito, sino una inteligencia artificial con cara de Don Cheadle y traje de ejecutivo; y la estrella no es Michael Jordan, sino un LeBron James (36) ya retirado y preocupado por que a uno de sus hijos le gustan más los videojuegos que el baloncesto. Si la antigua ‘Space jam’ reescribía el pasado, la nueva escribe el futuro.

«El algoritmo, sin duda, juega un papel importante en nuestra vida… Decide por nosotros: “Te gusta esto, así que te gustará esto otro”. ¿Cómo sabe siempre mis gustos mi móvil o mi ordenador? Es un Gran Hermano viéndote, así que estás sobreaviso », explica el director de ‘Space jam: nuevas leyendas’, Malcolm D. Lee. «Vivimos en una edad digital. El hijo de LeBron James está interesado, no solo en jugar a videojuegos, sino en montarlos; está interesado en la codificación e intentar hacer una aventura», desarrolla.

Cameos de la casa

Este largometraje, que combina animación clásica y efectos especiales, era una gran oportunidad de la compañía para presentar a los Looney Tunes ante una nueva generación de niños criados con vídeos de YouTube. Su director los conoció con apenas 5 años y eran los dibujos animados que él veía cada mañana. «Son clásicamente divertidos. Son buenísimos ejemplos de comedia y entretenimiento», explica. Uno siempre sabe qué esperar de dúos dinámicos como el gato Silvestre y Piolín, o el Coyote y el Correcaminos , y de robaescenas como el Pato Lucas. Pero los tiempos cambian y la atención quizás se la lleven Superman, Wonder Woman e incluso Rick y Morty. «Por toda la librería de Warner Bros, era una cuestión de decisiones. Teníamos que asegurarnos de que encajasen en nuestra narrativa; que fueran divertidos o un contrapunto… Todo dependía del ritmo de la película. Queríamos asegurarnos un buen espectáculo durante los partidos de baloncesto, un caramelo visual donde la gente dijera “¡Recuerdo a ese personaje!”», explica Malcolm D. Lee.

La omnipresencia del sello de superhéroes DC parece haber contagiado a la propia película y a sus personajes, pues la heroicidad de LeBron James roza lo literal y aquí necesita superpoderes para echar el resto. «Los efectos especiales son el punto de referencia de una película que está intentando llegar a todo el planeta. No tienes que explicar una explosión, ni traducir a gente que vuela. Es algo universal. Cuando intenta ser una película de masas, siempre tendrá ese elemento», justifica Don Cheadle.

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