Los secretos de Fernando Fernán Gómez, según su nieta: «Era más que su mala leche, un gran tímido»

Helena de Llanos dirige 'Viaje a alguna parte', un homenaje sin quererlo y una carta de amor a la pareja formada por Emma Cohen y el genio del cine

Lucía M. Cabanelas

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Es la nieta de Fernando Fernán Gómez pero no lleva su apellido ni tampoco le llama abuelo. Durante muchos años, incluso lo guardó en secreto. «Una parte importante es el trabajo y otra tiene que ver con ser persona. Con tratar a todo el mundo igual, no hacer distinciones en condición de lo familiar», admite Helena de Llanos , que dirige el documental 'Viaje a alguna parte' , un homenaje, aunque no se lo hubiera propuesto, a una de las grandes figuras del cine español, capaz de fusionar «lo culto con lo popular, unir los dos mundos», y también de introducir como nadie innovadoras técnicas en el montaje.

Para el recuerdo la ingeniosa escena del tartamudeo en 'La vida por delante', esa en la que el plano parpadea al ritmo del tartamudeo del personaje de Pepe Isbert . «Aportó genialidad. Una mirada capaz de demostrar cosas que fueron bastante perturbadoras, porque tiene películas muy perturbadoras, nada conformistas y siempre desde una especie de desaliño formal que yo creo que más que un defecto era una virtud, una marca suya», sugiere su nieta.

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Viaje a alguna parte

Viaje a alguna parte

'Viaje a alguna parte' se asienta sobre la historia de amor entre Fernán Gómez y Emma Cohen, «evoca su forma de estar en la vida», pero también se deja atravesar por ideas como «la muerte, el duelo, cómo nos relacionamos con los que ya no están». Es un diálogo entre presente y pasado, con «la ausencia y la presencia» de los dos artistas, porque, asegura De Llanos, «aunque no estén físicamente, están en cada detalle y por eso es posible traerlos de nuevo a la casa».

La cineasta ejerce de protagonista casi tanto como la casa de Algete, a la que se mudaron Fernando Fernán Gómez y Emma Cohen huyendo de Madrid, en la que ha encontrado obras inéditas, a medio acabar y un sinfín de recuerdos. Donde ahora vive sola pero en compañía, porque, como dijo su abuelo, «el amor es una soledad acompañada». De ahí que, en lugar de tristeza por la ausencia, haya «alegría ante los hallazgos ». «Vas encontrando cosas tan interesantes que superan cualquier dolor. El dolor tiene que ver con la ausencia, pero como es una ausencia muy presente... Ellos están muy presentes en los materiales», dice Helena de Llanos , aunque admite: «Me encantaría que estuvieran vivos o que hubiera más gente como ellos, así por la calle».

Gente inteligente, sensible, diferente. Como Emma Cohen, capaz de disparar frases tan poderosas como para conformar «todo un universo entre onírico y real que está plagado de imágenes para la vida». O como Fernando Fernán Gómez, mucho más que el «chascarrillo de su mala leche», «un hombre fiel a sí mismo y honesto con la gente que tenía alrededor».

También un «gran tímido» al que Helena de Llanos no se atrevía a decirle cosas cuando estaba vivo y ahora se las dice, en forma de documental y a través de diálogos con personajes de sus películas, cuando está muerto. «Había una especie de timidez mutua, de vergüenza. Me encantaba estar cerca de él pero había un tipo de fascinación que en la infancia yo no supe traducir en palabras», reflexiona la directora del documental. «Me producía un tremendo magnetismo y al mismo tiempo de no sé cómo comportarme con él».

Lo hace ahora, en este original reencuentro con ambos, en el que no son todos los que están pero están todos los que son.

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