La revolución silenciosa de la Berlinale, entre el miedo al Coronavirus y el pasado nazi de su exdirector

Un patrocinador se ha retirado y varios invitados asiáticos no podrán asistir

Preparación de la alfombra roja de la Berlinale EFE

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A punto de comenzar la Berlinale , una de las principales inquietudes de la prensa internacional es si la dirección tomará medidas preventivas contra el coronavirus . Uno de los patrocinadores se ha retirado a última hora y el dúo a la cabeza del festival, Carlo Chatrian y Mariette Rissenbeek, ha decidido tratar el coronavirus de acuerdo a las recomendaciones de las autoridades sanitarias y «de una manera muy constructiva, sensibilizando a las personas sobre aquello a lo que se debe prestar atención cuando vas al cine o aparece una persona enferma». «Por supuesto, el hecho de que algunos invitados asiáticos no puedan viajar se debe al hecho de que existe un mayor riesgo de infección en su región y simplemente no les está permitido, pero creemos que el riesgo está bajo control y… solamente que añadir que Berlín fue siempre para cineastas atrevidos», comunicaron.

Ambos insisten en que la sucesión de Dieter Kosslick, director del festival desde 2001 hasta el año pasado, no dará lugar a grandes cambios, pero a continuación comienzan a dejar caer, sucesivamente, iniciativas y novedades que apuntan a una revolución silenciosa . «Creo que esas esperanzas revolucionarias de una reforma radical son más el deseo de la prensa alemana que otra cosa. Cuando ambos fuimos nombrados nuevos directores del festival, dejamos en claro que la Berlinale está bien posicionada y no necesita ningún cambio drástico. Su calidad fluctúa con la calidad de las películas y ahí vamos a centrarnos», explica Chatrian, «pero los directores de festivales no hacemos las películas». Su tarea está centrada, aseguran, en «mantener la historia del festival, es el 70 aniversario de un festival que ha logrado presentar regularmente obras que hoy consideramos hitos en la historia del cine y esperamos que con nuestra primera edición podamos continuar con esta tradición».

Tampoco desvelan la clave de su criterio para seleccionar películas. «Sabemos que cientos de miles de berlineses están interesados en ir al cine, y es por eso que creemos que tienes que ofrecer una cierta variedad de películas», dice Mariette Rissenbeek, pero dejando la definición tan abierta, general algo de confusión. La sección «Encuentros» debería ser una plataforma para películas innovadoras, pero ¿no es esa la definición de la sección «Foro», creada hace 50 años y en respuesta a una controversia entonces fundamental en para Berlinale? «Foro» fue, por ejemplo, lugar para Bela Tarr o Ulrike Ottinger , quien recibirá la cámara Berlinale este año. Dado que el foro continúa existiendo como una sección independiente, no queda clara la delimitación entre secciones. «La diferencia es que en “Foro” las películas no están en una relación competitiva entre ellas, se trata de un espacio donde los cineastas pongan sus obras en un contexto más amplio», trata de explicar Chatrian.

Se amplían los limites de la ciudad

Sin duda una de las grandes asignaturas pendientes de la Berlinale a la que todavía no han dado respuesta es a la carencia de una infraestructura propia. Debido a que varios cines ya no estaban disponibles para albergar películas del festival, por ejemplo, han buscado otras salidas. El cine Cubix, situado en Alexanderplatz y que hasta ahora era una ubicación secundaria de la Berlinale, se convierte junto a Porsdamer Platz en uno de los núcleos centrales de la muestra. Esto llevará a los asistentes a abandonar la manzana tradicional de la Berlinale y el festival se dejará ver también por otros barrios de Berlín, ampliando su contacto con la capital alemana y dando a conocer a los visitantes otras realidades de la ciudad muy diferentes al exclusivo triángulo entre el Sony Center, el Daimler Benz Center y el Hyatt.

Otro cambio reseñable a no hay películas fuera de competición, esa categoría ha sido eliminada y las cintas que se exhibían en ese marco serán ahora presentadas como parte de la Gala Especial de la Berlinale 2020 . Entre ellas está este año «Pinocho», del director Matteo Garrone y protagonizada por Roberto Beginni. «Creo que la Berlinale es tan especial porque atrae a casi medio millón de espectadores. Eso significa que un solo lugar nunca sería suficiente, razón por la cual necesitamos definitivamente otros cines y no solo el Berlinale Palast, con sus 1.600 butacas», justifica Rissenbeek, «claro que hemos pensado en cómo podemos imaginar que sea en el futuro, hay otros modelos, pero aún no hemos desarrollado ninguna idea concreta».

Los nuevos directores tienen la firme intención, además, de aumentar el foco sobre el cine alemán, en la categoría Perspektive Deutsches Kino, en la que hay este año cuatro documentales que reflexionan sobre la sociedad germana y su orientación política. Entre ellos destaca el estreno del drama psicológico “Schlaf” (Sueño), protagonizado por Sandra Hüller. También se muestra comprometida la nueva dirección con el propósito de aumentar la presencia de directoras femeninas, este año acuden la argentina Natalia Meta con “El Prófugo” y la polaca Agnieszka Holland con “Charlatán”. Esta prioridad, junto a la intención, por ejemplo, de proyectar “DAU”, de Ilya Khrzhanovsky, más de mil horas de material cinematográfico que debía ser exhibido a lo largo de varios días y que finalmente hubo que recortar, han llevado a varios críticos a advertir sobre el peligro de que el festival perdiese la brújula de la realidad. Carlo Chatrian defiende que «en el comité de selección siempre tomamos nuestras decisiones basadas en la discusión de una película específica. Tampoco es mi papel responder la pregunta de dónde estará esta u otra película dentro de diez años. Como director artístico, tengo una posición sándwich extraña. Tengo que reaccionar rápidamente, pero reacciono a los trabajos que ya se han creado y no a las películas que se crearán. Lo que puedo decir sobre el proyecto "DAU" es que nos sorprendió, y luego tuvimos grandes problemas logísticos, incluso un poco de miedo, pero eso también es algo que espero del cine. Y sí, para mí esta película es quizás también una posibilidad de otro cine. Khrzanovsky ha superado los límites. Tenía una increíble cantidad de dinero a su disposición . Nadie sabe de dónde viene, y tal vez no queremos saberlo. ¿Y para qué usó el dinero? Construye una ciudad entera, luego destruye esa ciudad. Ha invitado a actores y personajes famosos a vivir en esta ciudad para vivir como prisioneros en un universo totalitario. Todo tomó varios años. Y filmó todo el asunto. Es algo único en la historia del cine, y queríamos mostrar al menos partes de él, como un regalo a la ciudad de Berlín, porque originalmente se suponía que "DAU" tendría lugar aquí».

Lo que no parece cambiar en la Berlinale es la ausencia del cine de entretenimiento, fiel a su esencia. «El hecho de que Parásitos haya ganado un Oscar es una gran señal de Hollywood, esa fortaleza inexpugnable, un signo de apertura», dice Chatrian, « y reafirma nuestra convicción de que el cine no es todo estrellas y de que el cine no tiene que ser necesariamente entretenimiento» .

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