«Ema», reguetón en tiempos de cólera

Pablo Larraín regresa a su Chile natal con un potente drama lleno de rabia y música callejera

«Ema» es uno de los estrenos más destacados de la semana ABC
Fernando Muñoz

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Todo arde en las calles de la ciudad chilena de Valparaíso que filma Pablo Larraín : desde los coches incendiados por un lanzallamas a las caderas prendidas por el reguetón de una generación hastiada. Como si hubiera podido adivinar los disturbios que llegarían un año después del rodaje de esta «Ema» que hoy se estrena, Larraín dibuja una juventud impregnada de gasolina –no de la que «cantaba» Daddy Yankee– que prefiere acercarse un mechero que seguir el ritmo impuesto por sus mayores .

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Ema

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Ema

Una generación que el cineasta encarna en Ema –radical, inconsciente, pura– , la protagonista interpretada por Mariana Di Girolamo , una actriz que a sus 29 años dice sentirse muy alejada de este personaje y su entorno. «Mi educación es católica y conservadora, y Ema me sorprende. No hubiera tomado las decisiones que ella toma. No termino de comprenderla, pero tampoco quiero hacerlo», confiesa la protagonista sobre el polémico punto de arranque de la película –una pareja que renuncia al hijo que ha adoptado– y sobre el viaje de rabia y cólera que ella emprende junto con sus amigas durante la poco más de hora y media que dura el filme.

Pero lejos de hacer un drama de diálogos infinitos y escenas lacrimógenas, el director de «Jackie», «Neruda», «El club» y «No» prefiere apostar por contar la historia de forma fragmentada, a saltos, como a golpes de la cadera que «Ema» mueve mientras suena música callejera. Entre medias vemos los ensayos de la compañía teatral que su pareja, interpretada por el mexicano Gael García Bernal , dirige con aura de intelectual sin ser capaz de entender nada de lo que sucede a su alrededor.

Relativismo «posmoral»

El relativismo en el que se maneja Ema es también el relativismo de la película. Porque en el rodaje, Di Girolamo interpretó dos papeles: uno en el que Ema se arrepentía, debatía con sí misma, se planteaba qué y por qué había abandonado a su hijo... Y esta que se ve ahora. «Me volvía loca», confiesa la intérprete. «Cuando me preguntan por la moral de esta Ema no sé qué responder, y pienso que es porque pertenece una generación “posmoral”», asegura.

Lo dice cuando habla de esa escena inicial –que se ve en el tráiler– y de la que se ha hablado mucho en Chile . En ella se ve a «Ema» con un lanzallamas escupiendo fuego al cielo mientras su silueta se recorta en la noche de una ciudad que duerme sin saber qué sucede cuando se va el sol. «Después de lo que hemos vivido estos meses en mi país, esa escena ya no se puede ver con los mismo ojos. Es premonitoria. Pablo tuvo la sensibilidad de notar algo que estaba efervesciendo en esta generación . Una generación que va hasta los 25 años, de gente que ya está aburrida de todo, que viven al margen, desencantados con la política, con la moral, o incluso que tienen su propia moral, que conciben la familia y las relaciones de una manera distinta... Es una sacudida a nuestra moral», asegura.

Un viaje que de alguna manera ha tenido que hacer la propia intérprete. Porque Mariana era una estrella juvenil de su país –siempre hacía de hija ideal, muy mona y arreglada– y que ha pasado de ser icono de Instagram de los chavales a pasear por los festivales del mundo como una de las actrices a las que no perder la pista.

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