«Malasaña 32»

La película de terror español que promete «dos sustos por minuto» está inspirada en «historias reales»

«Malasaña 32», la última película de Albert Pintó, reinterpreta «a la española» el cine de terror de las casas encantadas

Javier Botet se aleja de sus habituales papeles de «monstruo» ABC

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Existen inmuebles con más historia que la que cualquier ser humano puede aguantar sobre sus hombros. Algunos pasaron de padres a hijos, otros se perdieron en absurdas apuestas o fueron malvendidos a cualquier extraño que tuviera la ilusión de rehacer su vida ahí. De estos últimos habla «Malasaña 32» , la última película de Albert Pintó , que reinterpreta «a la española» el cine de terror de las casas encantadas. «Leyendo antiguos artículos y escuchando historias nos dimos cuenta de la leyenda negra que oculta el barrio de Malasaña y, de alguna forma, quisimos recopilarlas todas y darles vida a través de un guion», explica el director sobre un texto que, escrito a ocho manos (entre las que están las de Ramón Campos y Gema R. Neira, creadores de las ficciones «Velvet» o «Instinto»), ha necesitado ocho años para salir de los cajones de Bambú Producciones .

«Malasaña 32» relata cómo Manolo (Iván Marcos) y Candela (Bea Segura), junto a sus hijos y al abuelo Fermín, salen del pueblo en busca de la prosperidad que parece ofrecerles la capital de un país en plena Transición . «Lo que no saben es que esa casa ya está habitada», añade Pintó. Más allá del terror -«hay una media de dos sustos por minuto», asegura Iván Marcos- la película cuida a sus personajes y se preocupa por el «componente humano».

«Los Olmedo han comprado un piso y pronto van a descubrir que ese inmueble, la inversión de sus vidas, trae consigo una hipoteca sobrenatural además de la económica. El pueblo se les había quedado pequeño, y el proceso lógico era la migración hacia un lugar con futuro: la gran capital, el Madrid del 76 . Generar esa ilusión en los protagonistas era clave para después arrebatársela al descubrir que ese oasis que perseguían en realidad les iba a engullir poco a poco», explica el director. «El terror recae en que te importan y sufres por ellos», añade Marcos.

Si la película tiene un protagonista es, con permiso de Begoña Vargas , el pequeño Iván Renedo. El actor, de apenas seis años, cautiva y hace sufrir al espectador. «Me costó mucho, a nivel emocional, rodar las escenas en las que sale el niño. No porque él lo pusiera difícil, al contrario, sino porque sabía que esa ingenuidad, esa virginidad cinematográfica, le iría bien a la película. Sabía que la toma era mejor cuando él lo pasaba mal, pero por otro lado sabía que tenía que mimarlo y hacerle ver que esto es un juego», reflexiona el director.

Javier Botet «debuta» en un papel «ordinario». El actor se quita el traje de los «engendros» que habitualmente interpreta para dar vida al administrador de la finca, «que es otro tipo de monstruo que genera un miedo más real», bromea el actor, que ha formado parte de clásicos del terror como «Expediente Warren», «Insidious» o «REC». La última sorpresa de la película –o susto– es el estreno en el género de la actriz Concha Velasco .

Un lugar maldito

Si pasea por la calle Malasaña, no busque el número 32. Tampoco busque un inmueble con la historia que relata «Malasaña 32». A diferencia de películas como «Verónica», este filme bebe directamente del imaginario colectivo del barrio madrileño. Se ha apoderado de la imagen del edificio que se encuentra en la calle San Bernardino, el que hace esquina con Dos Amigos; y del espíritu del que se sitúa en el número 3 de calle de Antonio Grilo. El mismo donde un sastre se suicidó tras asesinar a sus cinco hijos y a su mujer.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación