El misterio D’Annunzio: el intelectual del fascismo cuya memoria rescata 'El poeta y el espía'

Sergio Castellitto da vida al escritor que inspiró a Benito Mussolini y que alimentó el sueño de la Italia imperial

«Me parece ridículo que quiten nombres de calles y plazas de quienes fueron fascistas», apunta el actor

Sergio Castellitto da vida a Gabriele D'Annunzio en 'El poeta y el espía'
Fernando Muñoz

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Gabriele D’Annunzio era fascista. No de los del calificativo impuesto por otros, sino por convicción. También era poeta, uno de esos literatos con aires místicos que pensaba que sus palabras tenían la fuerza de adivinar el futuro. Lo llamaban el poeta profeta , y fue, además de todo lo anterior, masón, duque, teniente coronel… e inspirador de Benito Mussolini.

D’Annunzio murió en 1938, cuando la Segunda Guerra Mundial comenzaba a asomar por el horizonte. Sus últimos días los pasó vigilado por comisarios y espías enviados por Roma que no se fiaban de su verborreica actividad. Del espíritu indomable de un escritor que no se quitó el traje militar jamás, como tampoco renunció a sus ideas fascistas pese a no comulgar con el acercamiento que Mussolini estaba haciendo al ‘bárbaro’ alemán, que para el poeta significaba el fin del sueño de la Gran Italia. Pero no le podían hacer nada, era ya por entonces considerado uno de los más grandes representantes de las letras italianas de todos los tiempos, el poeta de esa ‘Italia imperial’ que soñaba con recuperar el esplendor de la antigua Roma. Además, Mussolini , que era ferviente seguidor, decía que había dos formas de soportar un dolor de muelas: arrancando la pieza picada de cuajo o cubriéndola de oro . A Gabriele D’Annunzio, una molestia más que necesaria para el Duce, lo encerró en un palacio de lujo para que estorbara lo justo.

No era para menos. Cuando Mussolini fue recibido en Verona con todos los honores después de unir su futuro al de la Alemania nazi, D’Annunzio se saltó el protocolo para susurrar al oído del Duce el error que acababa de cometer. Un encuentro que se ficciona en ‘ El poeta y el espía ’, donde se ve cómo el Duce ignoró al poeta cuyas palabras, prometía, eran capaces de escribir el futuro.

El poeta Gabriele D'Annunzio, vestido con su traje de Teniente Coronel de Italia, en una foto de 1920 Archivo ABC

«¿ Por qué creció el fascismo ? ¿Por qué ganaron estas personas tan carismáticas incluso con engaños?», se pregunta al otro lado de la videollamada el popular actor Sergio Castellitto, que se mete bajo la piel de D’Annunzio en ‘El poeta y el espía’. « Porque supieron dar a la población una idea de futuro », reflexiona. «En Europa hoy en día falta una clase política que nos ayude a tener una idea de futuro más ambiciosa, más amplia. Nos hemos convertido en gente que solo habla con bancos», lamenta el actor.

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El poeta y el espía

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A Castellitto , que se define de izquierdas y que es uno de los mejores amigos que Penélope Cruz ha encontrado en la profesión , según ella misma ha dicho en más de una ocasión, todo el asunto de la memoria histórica le parece un tiro errado: «En Italia también están retirando nombres de calles y plazas de intelectuales o ingenieros que fueron fascistas, pero le tengo que decir que a mí de alguna forma me parece ridículo», confiesa el intérprete, que revela que en Trieste, mientras presentaban la película, un exaltado tiró un bote de pintura amarilla a la estatua de D’Annunzio. «Sinceramente, pienso que este gesto significa que de alguna forma su figura sigue molestando y esto tiene mucho que ver con la censura de lo políticamente correcto. Creo que sacar a colación el fascismo como dinámica actual es un falso problema. Yo creo, y lo digo como hombre de izquierdas, que la izquierda ha dejado un vacío, pero si seguimos intentando rellenar ese vacío siempre con la misma idea de contraposición entre fascismo y antifascismo, nunca daremos un verdadero paso adelante», explica.

No teme a la equidistancia Castellitto, que recuerda su primera vez con D’Annunzio, en el colegio, cuando estudiaba su obra junto a la de Dante Alighieri, Boccaccio, Petrarca... y llegó a odiarlo tanto como a amarlo. «De adulto, en cambio, he tenido la oportunidad de volver a estudiar la figura de este poeta, y he podido descubrir uno de los personajes más únicos que puedan existir. Quizás no ha habido en toda la historia la literatura italiana y de la historia política de Italia una persona tan amada en vida y a la vez odiada después de la muerte. Después de su muerte todos los intelectuales del tiempo lo odiaban», apunta, y recuerda a Pier Paolo Pasolini, que cargó siempre contra la memoria de D’Annunzio. «Ambos son soldados poetas, también Pasolini hizo de su vida y de su cuerpo su obra de arte misma, más allá de su producción literaria. Es por eso quizás que odiaba también a D’Annunzio. Pasolini, no lo olvidemos, fue alejado del Partido Comunista por ser homosexual», señala el actor y director italiano, que señala sin miedo a represalias sociales que el gran motivo de hacer ‘El poeta y el espía’ ha sido «devolver al D’Annunzio poeta la dignidad que se merecía más allá de todo lo político».

En la película, al final, D'Annunzio vive ahogado por la nostalgia: «Coges la pluma, escribes, y luego te das cuenta de que aquello que habías imaginado parece banal, estúpido, sobre el papel. El lenguaje se vuelve extraño... Pasa igual con la política. Es una traición a los ideales, a la buena fe, a la pasión auténtica . De la idea bella se alcanza siempre una versión más oscura».

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