Koreeda: «Los cimientos de Japón se están hundiendo, aunque hay gente que todavía no se ha dado cuenta»

El japonés estrena ‘Broker’, un drama en el que vuelve a fijarse en cómo se crean los vínculos familiares

Crítica de 'Broker', por Oti R. Marchante

Hirokazu KOreeda, en una imagen de archivo AFP
Fernando Muñoz

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Koreeda se ha convertido en algo parecido a una figura mitológica por varias razones. La más evidente es su cambio físico. Cada año que pasa se transforma en una especie de hombre grande y sabio tipo dibujo animado japonés. Otro es, claro, su cine: cada una de sus películas llega a Europa como un acontecimiento venido de oriente. Aunque el traductor que hace que sus palabras puedan ser entendidas desvela un secreto: «Veo sus películas cuando estoy en Europa, allí no...». Mientras, Koreeda no es capaz de explicar qué significa su cine para sus compatriotas: «No tengo una idea clara de cómo me ve el público japonés».

Mientras lo descubre, no deja de rodar. Su nueva película, ‘ Broker ’, que este viernes se estrena en España como contrapunto de ‘Un asunto de familia’, con la que triunfó en 2018, vuelve a incidir en la familia y en todo lo que la rodea. «Para mí, la familia es como un gran recipiente, y lo que me interesa es lo que está dentro de él», señala el cineasta a ABC, al tiempo que confiesa que esta película la escribió allá por 2016, al mismo tiempo que ‘Un asunto de familia’ : «Pero nunca me las he planteado como una película sobre relaciones familiares. Aunque en las dos hablo de una familia que no tiene vínculos sanguíneos, en esta ocasión, lo que he querido hacer era una historia sobre la vida, sobre cómo la vida se abre paso», desgrana.

Para ello ha viajado a Corea del Sur , donde encontró un suceso tan poderosa que lo absorbió: los buzones para bebés recién nacidos y abandonados. Y todo lo que surge de ahí, del robo de niños a madres jóvenes que deciden no abortar. Aunque recuerda con una sonrisa sincopada (que el intérprete, a su lado, traduce como sonora carcajada) la primera escena que escribió: «El protagonista está vestido de sacerdote y recoge al bebé del buzón y le dice: “Vamos a llevar una vida feliz”. Y al día siguiente ya está pensando en cómo venderlo», cuenta.

Con ese arranque que pone algo de humor al drama, y con todas las derivadas que va surcando la trama, en la que los que sustraen al bebé de esos buzones acaban emparentados con la madre para buscar un futuro al niño, Koreeda vuelva a demostrar que su mirada está llena de compasión y ternura. Y que no juzga. Por eso, cuando se estrenó en el Festival de Cannes y una trinchera de la prensa lo «acusó» de ‘provida’, no le afectó: «Los críticos buscan asociar las películas a un único mensaje: ven una película y creen que quiere decir esto o lo otro. Y no debe ser así», sentencia.

Fotograma de 'Broker'

Koreeda prefiere que hablen sus personajes: «Unos dicen que estos buzones son una forma de consentir los caprichos de las madres, otros que sirven para salvar dos vidas, la del niño y la madre, y dentro de la película me interesaba el contraste de opiniones para que el espectador se forme la suya en lugar de darle un mensaje único». Y pese a las presiones -que en su caso llegan desde la ideológica Cannes a la tradición de Japón-, confiesa que nunca se ha autocensurado. «No sería inteligente. En cada país las condiciones son diferentes y nunca sabes qué tipo de persona va a ver la película. Por ejemplo, en Corea hace 10 años el aborto era un delito, y en este aspecto sería insultante para los personajes censurar determinadas opiniones», apunta.

Además de la mirada a la familia, también lo hace a la sociedad. Y a la pobreza. Aunque todo para dar forma al sentido de familia que acaban por formar los protagonistas. «La sociedad japonesa de hoy es muy diferente de cuando yo era joven. Ahora hay muchos más pobres, está desapareciendo la clase media... Y se ha creado una palabra sin traducción para la gente que aunque trabaja no gana lo suficiente para sobrevivir… Cada vez son menos los que pueden permitirse contraer matrimonio o tener hijos, y esto incide en el sistema de abandono de bebés. Lo que había formado la imagen de Japón como país puntero, como centro del mundo, son unos cimientos que se están hundiendo, aunque hay mucha gente que todavía no se ha dado cuenta», indica.

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