Crítica de 'Broker': Koreeda, el gran promotor del latido de la familia

«Es más fácil encontrar un villano (un suponer) en la Congregación de las Carmelitas Misioneras que en una película de Koreeda, donde siempre se respira camaradería, compasión y se busca hasta el milímetro ese espacio libre que queda entre la ley y la ética»

Fotogrma de 'Broker', la última película de Hirokazu Koreeda ABC
Oti Rodríguez Marchante

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La nueva película de Hirokazu Koreeda no se aleja mucho de su habitual terreno de juego, aunque la haya rodado (novedad) en Corea del Sur. El director japonés amplía aquí su fenomenal catálogo sobre los modelos familiares, que es, a juzgar por su excelente filmografía, lo que le interesa abordar, y siempre con un ingenioso trato de lo sentimental, lo humano, lo humorístico, lo moral y lo legal en títulos como ‘ De tal padre, tal hijo ’, ‘ Después de la tormenta ’ o ‘ Un asunto de familia ’ o éste mismo, en los que despliega su curiosidad por cuestiones como la adopción, los valores genéticos, el sentido paternal ‘por roce’ o por sangre, la búsqueda de un entorno familiar adecuado.

En ‘Broker’, la trama, que enlaza una historia de sentimientos y una de investigación policial, se centra en dos hombres conectados con un centro ilegal de recogida de bebés abandonados a los que tratan de colocar luego en una familia de adopción; una joven que deja en esa ‘baby box’, sin mucha convicción, a su bebé recién nacido; y dos mujeres policías que vigilan este tipo de casos que se pueden calificar como tráfico de bebés. Y lo que construye Koreeda con su habitual mirada humanista y su ligero y soportable sentido del humor es la relación entre esos dos hombres, el bebé desconcertado, la madre que quiere lo mejor para ese niño y la Ley que los persigue sin excesiva convicción, y todo ello con el formato de viaje, de búsqueda, de ‘road movie’ y de encuentro.

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Broker

Broker

En el fondo de esta historia subyacen varios asuntos indeseables, desde el tráfico ilegal de menores, la compra-venta de bebés, la puja interesada para encontrar una familia…, pero Koreeda, sin duda gran cineasta y gran persona, muestra una inclinación sentimental por todos sus personajes, los purifica, los recubre de integridad y hasta sugiere o explica sus causas y motivaciones. Es más fácil encontrar un villano (un suponer) en la Congregación de las Carmelitas Misioneras que en una película de Koreeda, donde siempre se respira camaradería, compasión, emociones dignas y se busca hasta el milímetro ese espacio libre que queda entre la ley y la ética. No es película navideña, que en Japón o Corea queda algo lejos, pero se podría entonar un villancico mientras se disfruta.

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