La infancia robada de una niña callada

Colm Bairéad dirige 'The quiet girl', una de las revelaciones cinematográficas del año, nominada a mejor película internacional en los Oscar

Catherine Clinch, protagonista de 'The quiet girl'
Lucía M. Cabanelas

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No es fácil encontrar a un cineasta capaz de llevarle la contraria a Alfred Hitchcock y, sin embargo, Colm Bairéad no duda en hacerlo con su propia película, a pesar de su condición de director novel. Al contrario que el genio del thriller, que aseguraba que lo más difícil de una película era rodar con niños, para el cineasta irlandés basta con posar la cámara en Catherine Clinch , la joven que copa casi cada plano de ‘The quiet girl’, una de las películas revelación del año cinematográfico. «Es tan buena… necesitaba menos tomas que los demás, tenía una comprensión del personaje, de su relación con la cámara, impresionante para alguien que no había actuado nunca antes», reconoce el cineasta.

Su presencia le basta al director para conformar una película que, además de la actriz, es todo atmósfera. No hacen falta ni siquiera las palabras. Y aunque en esto no contradiga a ningún maestro, es de admirar su osadía por callar el ruido a base de imágenes en una sociedad que valora especialmente poco los silencios. «Prefiero una forma de cine que dependa menos de la palabra hablada. Creo que es un buen hábito que hay que desarrollar, no depender tanto de los diálogos. Creo que es muy saludable», admite en una entrevista con ABC.

Colm Bairéad, director de 'The quiet girl'

Así, entre silencios y con Catherine Clinch en el centro de toda la trama, ‘The quiet girl’ habla de la dependencia emocional en la niñez, de las relaciones que nos forjan durante la infancia. De cómo una niña tímida y desarrapada encuentra calidez en los gestos genuinos que, por parte de su familia, le fueron arrebatados. Del poder de comunicarse más allá de las palabras. De un verano lejos de sus padres, como aquella Frida guiada por Carla Simón , con quien la película, y el director, comparten mucho más que un estilo.

Rodada en gaélico, 'The quiet girl', que se estrena este viernes en España, se desarrolla en la Irlanda rural de los ochenta. Una aproximación que le sirve a Colm Bairéad para detenerse en el paisaje, en las puertas, en la luz, y también para reflexionar sobre la corriente intimista en Europa como reacción o consecuencia del arte más grandilocuente. «Tengo una larga historia de trabajo en documentales, así que tal vez sea más predecible que me incline por el naturalismo. Tengo alergia a todo lo que parezca artificioso o no sea una representación emocionalmente fiel de un personaje», revela el director, abrumado por el éxito de su primer filme, con el que ha conseguido una nominación a mejor película internacional en los Oscar : «Ha sido un torbellino. Nos estamos pellizcando. Hay una parte de mí que espera despertarse en cualquier momento y darse cuenta de que todo era un sueño pero, al mismo tiempo, estamos muy orgullosos».

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