Carlos Saura: «Estoy vivo y respiro. La vida es un milagro»

El director de 'Cría cuervos' recibe, a sus 90 años, la Biznaga de Honor del Festival de Málaga

Carlos Saura, en una fotografía de archivo durante la presentación de 'Carlos Saura y la danza' EFE
Lucía M. Cabanelas

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Se puede contar la Historia de España a través de sus películas, pero a Carlos Saura (Huesca, 1932) no le gusta mirar al pasado o, al menos, encallar en él su ancla. A sus 90 años, se reconoce como un «pionero» en la revolución tecnológicamy alaba la evolución del cine gracias a la técnica, aunque no siempre se acuerde de los nombres de los nuevos cachivaches: «¿Cómo se llama esa pantalla verde?» .

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Carlos Saura

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Consciente de que el mundo avanza, bien por las arrugas o la experiencia a sus espaldas, el director de 'Cría cuervos' confiesa que no le gusta echar la vista atrás, ni siquiera para rendir cuentas con su legado. «No hay que ser muy vanidoso, te crees muy importante si te dicen que eres un genio, pero luego das dos pasos y piensas: 'Qué imbécil soy'. Tampoco hay que ser excesivamente humilde, porque la humildad te destroza. A mí me gustaría estar en el término medio», confiesa en el Festival de Málaga, donde presenta el corto 'Goya 3 de mayo', en el que «repinta» el famoso cuadro de 'Los fusilamientos' del pintor de Fuendetodos. También en la ciudad andaluza recibe este domingo la Biznaga de Honor , que para el cineasta es «como el Goya de Honor, pero parece un cardo con jazmines. Me parece una idea preciosa», admite, siempre sonriendo, armado con su cámara.

Cineasta de culto también fuera de España, el director de '¡Ay, Carmela!' sabe que ni su bagaje ni sus logros le hacen inmune al paso del tiempo. Tiene muchos proyectos en el tintero y una mente eternamente inquieta, pero no sabe si, «desgraciadamente», podrá hacerlos todos. «Soy mayor y ya me pilla mal» , dice. Cuenta que una frase de José Luis Arsuaga, con quien prepara un documental sobre historia del arte, le marcó y ahora no deja de darle vueltas. «La muerte es un regalo envenenado del ser humano porque o estás vivo o estás muerto. Me ha tocado, porque estoy vivo y respiro y es importante. Cada día que sale el sol digo: 'Estoy vivo'. Es un milagro, la vida es un milagro », admite.

Carlos Saura sonríe, amable y cercano, y aunque no le interesa el pasado, el corto le termina llevando de vuelta a sus recuerdos. «El ser humano comete siempre los mismos errores. Desde la Prehistoria hasta ahora, está peleado por el terreno, por conquistar espacios. Creo en el diálogo, pero no funciona. Yo he vivido la brutalidad de la guerra . He vivido los bombardeos de Madrid, de Valencia y de Barcelona. He visto caerse una casa delante de mí, partida a la mitad. He visto muertos en las calles. No aprendemos nunca», afirma sobre el rearme que vive el mundo por culpa de la guerra de Ucrania.

De más actualidad que nunca, el cortometraje, de 14 minutos, sirve de triste recordatorio de las vergüenzas de Europa, de sus horrores, e inevitablemente llevan a Saura a reflexionar sobre España. «El país ha cambiado muchísimo. Hay carreteras estupendas, la tecnología ha avanzado... pero el ser humano es semejante, derechas e izquierdas... En el Congreso veo una agresividad que no se corresponde. España es un país cainita , como decía Unamuno. Somos envidiosos, rencorosos... Siempre estamos enfrentados. Lo de Ucrania puede estallar aquí , espero que la guerra de España no se vuelva a repetir». Como si una voz, aunque sea la suya, fuera suficiente, lo dice y o repite, como un mantra.

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