Avatar 2: El sentido del agua

'Avatar: el sentido del agua', un truco de magia para salvar los cines

James Cameron estrena este viernes ‘El sentido del agua’, la secuela de ‘Avatar’ que ha tardado trece años en rodar buscando la tecnología idónea. Se suma Kate Winslet, que vuelve a trabajar con el director tras ‘Titanic’

'Avatar: el sentido del agua', el último cartucho para salvar la experiencia del cine

Fotograma de 'Avatar 2: El sentido del agua'
Lucía M. Cabanelas

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No hay nada imposible en el séptimo arte, capaz de transformar una pared verde en un paisaje dantesco, o de devolver la vida a los extinguidos dinosaurios y hacer que un alien resulte entrañable. Basta un juego de luces y encuadres, un plano, para delatar al villano, sin que este diga ni una sola palabra; o viajar a la luna sin despegar los pies del suelo. El cine es el único truco de magia que preserva su hechizo tras desvelarse el engaño. Y en ese arte del ingenio y de la ilusión audiovisual, quizás James Cameron sea el último gran mago.

Como todos los grandes, el cineasta no se conforma con cualquier cosa. Su intención es hacer historia. Lo consiguió con ‘Titanic’ y luego con ‘Avatar’, un fenómeno que recaudó casi 3.000 millones de dólares y sorprendió al mundo, y al cine, cuando el 3D todavía estaba en pañales. Trece años después vuelve a la carga con una secuela, sabedor de que solo en su mano está obrar el milagro de las segundas partes, como hizo en ‘Alien’ y ‘Terminator’. Y quizás, también, el desafío imposible: salvar a los cines con un conejo bajo la chistera.

A punto de estrenar este viernes ‘Avatar 2: El sentido del agua’, cuyo coste ronda los 350 millones de dólares, la confianza en la varita de Cameron es máxima: ya tiene rodadas las dos siguientes películas y la quinta y última, esbozada y con fecha fijada para 2028. «Tengo una fe ciega en las cuatro películas porque he leído cuatro guiones y sé a dónde vamos con esas historias. Es un reto pero no le tenemos miedo, porque nunca queremos parar de estar satisfechos de lo que hicimos el día anterior, siempre queremos hacer algo el día siguiente que sea mejor de lo que hicimos antes», admite Jon Landau , que ya acompañó a Cameron en la aventura de ‘Titanic’ y ‘Avatar’, dos de las películas más taquilleras de todos los tiempos.

Igual que George Lucas ideó un universo en una galaxia muy, muy lejana, Cameron levantó Pandora de la nada. Sin Halcón Milenario pero con la ambición de quien no para hasta que consigue lo que busca, ahora regresa a ese lugar para expandir la mitología de los na’vi, esos seres azules de dos metros que pueblan una luna que, en sus palabras, es como el jardín del Edén, pero con dientes y garras. Eso sí, si Dios tardó siete días en crear la Tierra, el director canadiense ha necesitado algo más.

Los trece años que ha invertido Cameron en dar continuidad a sus seres azules dan para mucho. Para tres presidentes norteamericanos, para el surgimiento y debacle de la moneda virtual Bitcoin y la desaparición del rey del pop. En 2009, cuando se estrenó ‘Avatar’ , Lionel Messi ganó su primer balón de oro y falleció Millvina Dean, última superviviente del naufragio del Titanic. Pero al director incluso se le ha hecho corta esta búsqueda por las profundidades de los océanos. Le llevó más de una década encontrar el camino de baldosas amarillas hasta ‘Avatar 2: El sentido del agua’, principalmente porque, una vez a bordo, se percató de que no existía la tecnología que hiciera realista el agua en pantalla. Como un Edinson moderno, en vez de rendirse la inventó casi desde cero, ampliando los límites ya elásticos de ese universo.

Además, para que la experiencia «cree una ventana al mundo y no limite al público a ver el mundo desde la ventana», en palabras de Landau, esta secuela amplía a 48 fotogramas por segundo la velocidad de los movimientos de los personajes, asemejando la imagen de pantalla a lo que se ve en la vida real.

«Las expectativas son muy altas con este estreno, teniendo en cuenta el gran éxito que supuso la primera entrega y que los espectadores a día de hoy responden muy bien a un gran estreno como este. Que haya pasado tanto tiempo no es un hándicap; hay que tener en cuenta el éxito que obtuvo el reestreno de la primera parte de la película el pasado mes de octubre, que demuestra el gran interés de los espectadores por esta saga», admite el director general de la Federación de Cines de España, Luis Gil . Las salas ya se frotan las manos.

Un retraso justificado

«El retraso nos permite hacer todo lo que hacemos mejor, porque aprendemos cada día, trabajando con el elenco, haciendo cosas nuevas con los efectos visuales… de forma que lo que presentamos sea la mejor versión de algo que habíamos hecho antes de la pandemia», asegura el productor Jon Landau. En un plano más terrenal, la película gira en torno a la familia, pero también sirve de alegato para preservar los océanos y proteger a sus especies. Para encarnar una película menos moralizante, puro entretenimiento, James Cameron mantiene a gran parte del elenco original, incluidos Zoe Saldaña, Sam Worthington, Sigourney Weaver y el malo Stephen Lang , pero suma nuevos rostros al proyecto, entre ellos Jack Champion, que tenía 13 años cuando se enroló en la película y ahora tiene 18, y Kate Winslet, que ya naufragó con Cameron en ‘Titanic’. La oscarizada actriz, que interpreta a la líder de una nueva tribu oceánica, fue capaz de aguantar la respiración durante siete minutos y catorce segundos dentro un tanque de 2.400 litros de agua, superando el récord que hasta entonces poseía Tom Cruise por ‘Mision imposible: Nación Secreta’.

Doblar la apuesta

Después de tantos años de espera, había que doblar la apuesta. Sobre todo porque los cines ya no son lo que eran. Lo que parecía un fenómeno capaz de abrir infinidad de posibilidades en el ámbito del 3D terminó frenado de forma abrupta por el Covid, con la irrupción del ‘streaming’, la caída de la asistencia, el cierre de salas y el enésimo presagio de la muerte del cine. Muchas salas ya no verán la secuela, pero quienes todavía resisten, como James Cameron , desde la trinchera, no quedarán indiferentes ante el nuevo truco de magia del ilusionista del siglo XXI: sorprender ahí donde todo parece ya hecho.

«Creo que estamos en un lugar mucho más interesante para resucitar el 3D que cuando salió la primera película. Cuando se estrenó ‘Avatar’ no teníamos la infraestructura para apoyar el 3D de calidad y ahora tenemos la capacidad de hacer que el público experimente algo nuevo con ‘El sentido del agua’», reconoce el productor cinematográfico, para quien ‘Avatar 2’ promete recuperar una experiencia casi perdida: «perderse en un nuevo mundo».

Coincide en esta impresión Sigourney Weaver, cuyo personaje murió en la primera película pero se las ingenia para volver con otro cuerpo. Cameron sacó provecho de su «inmadurez desconocida» y convirtió a la intérprete, de 73 años, en una adolescente na’vi . «Definitivamente creo que el único lugar donde realmente puedes experimentar esto, que es más una experiencia que una película, es en una sala de cine 3D actualizada. Es una experiencia increíble. Creo que esta es la película que hará que la gente vuelva a los cines y les recordará lo que el cine puede hacer que no puede hacer la pequeña pantalla», cuenta la actriz a ABC.

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