Crítica de «Queen and Slim»: «Racializados» en fuga

Tienen especial interés la fauna y los ambientes por los que viajan y la estética y la música que los acompaña, todos ellos con un evidente acento y pulso racial

Queen y Slim, la pareja protagonista
Oti Rodríguez Marchante

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El racismo, la injusticia, la fatalidad, la huida, la persecución, las trincheras y fronteras de la Ley hacen de esta película una mezcla temperamental de humores cinematográficos, desde los de la «road movie», a la crítica social , a la ética y estética «black power» o al estilo «Bonnie and Clyde».

La firma la directora Melina Matsoukas y la protagonizan Jodie Turner Smith y Daniel Kaluuya, el de «Déjame salir» , con su rostro perplejo de ojos barrigones que anuncian que, lo que sea, le va a pasar a él. Los primeros compases del argumento, con una pareja que se acaba de conocer y tiene un desafortunado encuentro con un policía racista, y la causa y los efectos de ese «tropezón», están tan cargados de ácidos indigestos que ya sitúan en un lugar inevitable al argumento, a los personajes y hasta al propio espectador.

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Queen and Slim

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Queen and Slim

Puestos argumento y personajes es su lugar inevitable, la huida y la persecución, la cámara y el corazón de la película (o sea, la mirada del espectador) se concentra casi exclusivamente en la huida, mientras que la persecución se obvia, aunque se presiente; y pasa a ser agitada «road movie», continuo movimiento, tanto del paisaje exterior como interior de los protagonistas, que van amoldando su honradez a las circunstancias.

Tienen especial interés la fauna y los ambientes por los que viajan y la estética y la música que los acompaña, todos ellos con un evidente acento y pulso racial. Hay mucho de previsto en el discurso y en el transcurso de la historia, pero están tan bien «armados» los personajes y tienen tanta personalidad los actores que uno puede perdonarle a esta parte de ese tramo central entre alargado y reiterativo. Se está con ellos del mismo modo que uno está con el amigo latoso y torpe cuando conoces los motivos por los que pierde el oremus. Melina Matsoukas nunca ofrece el contraplano de esta historia (los otros), pero es que tal vez no lo haya.

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