Crítica de 'Tori y Lokita': Otro arponazo de los Dardenne a la acogedora Europa
Hay que ser muy canalla para no condolerse con los personajes y los infortunios que les tiene preparado el guion
Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne son un género cinematográfico y todas sus películas responden a un código argumental, estructural y formal que, de algún modo, las convierte en intercambiables. Un cine sencillo, directo, dramático, lleno de buena intención, de mirada crítica a su alrededor y que busca amparo para las zonas más vulnerables de la sociedad, sea la infancia, la enfermedad, la inmigración, la exclusión…
Tori y Lokita son el sujeto de su mirada conmovedora en esta ocasión, un niño y una chica adolescente escapados de África, que se dicen hermanos y que sobreviven como pueden en la Europa de acogida a la espera de unos ‘papeles’ y una vida. Son los Dardenne y sabemos lo que nos van a contar, lo cual no impedirá que una inundación de sentimientos nos haga nadar junto a ellos. Hay que ser muy canalla para no condolerse con los personajes de los Dardenne y los infortunios que les tiene preparado el guion. La aventura que viven, un cuento macabro, los pone a tiro de las fauces de la burocracia, de lo clandestino y peligroso, de las varias formas del abuso, y todo ello se confabula con la fatalidad para sacudir las conciencias y paladear todo el amargor del relato.
Ficha completa
Tori y Lokita
Los dos protagonistas, Mbundu Joely y Pablo Schils , naturalmente de estreno para el cine, poseen la autenticidad de quien no se ha tenido que aprender el papel, pues llevan el texto en la mirada. Ver esta película no es que sea una obligación, pero es un antihistamínico para las alergias y los rechazos.