Crítica de 'Todos lo hacen': El hotel de los liantes
La trama no es la intriga, que da igual, sino el trajín de vivos, muertos, frases envenenadas, pruebas que van y vienen, los chistes absurdos tirados ahí con juguetón cubilete y también la aportación visual del director
Comedia que consigue reunir en un solo punto toda su gracia, que no es poca: en la extremada caricatura de sus personajes en combinación con la acertada elección de los actores para interpretarlos y con un sentido coral que ni el de los Chicos del Coro de Saint Marc. El argumento podría haber salido de una mala resaca de Agatha Christie , con cuatro parejas que acuden a la invitación del dueño del hotel en que se casaron; una invitación que, como casi todas, tiene su dosis de veneno, y en ese hotel, aislado por una nevada, pues se enreda una intriga criminal ante la mirada perpleja de unos avestruces.
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Todos lo hacen
Pero vamos a lo mejor, los personajes y sus titulares: un ‘segurata’ simplón que borda Julián López ; un político con las cosillas y ética de los políticos, a las que sabe ponerle guiño Carlos Santos; un ‘chichayná’ que interpreta Salva Reina con todo su arsenal; la parienta, la ex parienta y la parturienta, Kira Miró, Mariam Hernández y Andrea Duro; la pareja de sabuesos, madre e hijo, guardabosques pero con un máster en criminología, realmente graciosos Toni Acosta y Víctor Palmero, y la viuda negra, una Macarena Gómez como salida de ‘Los otros’.
La trama no es la intriga, que da igual, sino el trajín de vivos, muertos, frases envenenadas, pruebas que van y vienen, los chistes absurdos tirados ahí con juguetón cubilete y también la aportación visual del director, Martín Cuervo, tan inapropiada y graciosa a veces (como hacer coincidir el parecido del hijo del ‘segurata’ con el dueño del hotel y la casualidad de ver constantemente a Julián López empastado en el plano a las cuernas colgadas en la pared). Quizá no haya que pedirle a ‘Todos lo hacen’ otra cosa que ligereza y risas, que es lo que ofrece con generosidad.