Crítica de «Superagente Makey»: Comedia muy ligera y a lo suyo
Leo Harlem es un personaje muy conocido y que hace lo suyo mejor que nadie, y lo suyo es contarte cualquier cosa y ponerte a reír con ganas aunque no las tengas
Leo Harlem es un personaje muy conocido y que hace lo suyo mejor que nadie, y lo suyo es contarte cualquier cosa y ponerte a reír con ganas aunque no las tengas. Y el director, Alfonso Sánchez, también es muy bueno en lo suyo, que es básicamente lo mismo pero untado con mordacidad y gamberrismo, y con parecidos resultados (que se pueden observar en películas como «El mundo es nuestro» o «Para toda la muerte»). Y precisamente por ese historial de ambos, la primera secuencia de esta película lo descoloca a uno más que las ganas de estornudar. Un arranque espectacular, de acción y ritmo imparable a «lo americano» y con un inesperado parón … Luego Irrumpe el auténtico personaje de Makey, un policía de barrio madrileño con una exagerada vocación de servicio… Pronto se trasladará la acción a la Costa del Sol, una pena, porque tiene un par de momentos madrileños, y uno de ellos jocosamente futbolero, que ya no se superarán.
Afortunadamente para la historia, la película y el director, Leo Harlem le cederá parte del protagonismo a un actor como Jordi Sánchez, que lo suyo, en la pantalla, es absolutamente todo, y aquí compone un magnífico saquito de clichés que, francamente, no aporta nada a la visión del mundo que pueda tener cada cual, pero hace un divertido bordado lleno de colores y momentos que consiguen mantener el epidérmico relato en un punto cómodo de sorpresa y guasa. La ligereza del guion no busca imprevistos, sino más bien un montón de previstos (padre e hija, el caso policial, la habitual mafia rusa, los buenos y malos…), y la ausencia de profundidad y complejidad está recompensada por esos momentos en los que, pues un poco a lo tonto, sí, uno se ríe como si tuviera motivos.
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