Crítica de «María, Reina de Escocia»: Coronas y espinas

La producción, ambientación e interpretación es muy competente, aunque se resuelva de modo «peliculero» y melodramatice algunos de sus personajes y situaciones

Margot Robbie se pone en la piel de Isabel I
Oti Rodríguez Marchante

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De los grandes momentos de esta película, quizá el mejor sea el encuentro entre María Estuardo con Isabel I, primas segundas, Reinas de Escocia y de Inglaterra, sumidas ambas en un constante revuelo de conspiraciones, traiciones y flujos de ambiciones removidas por el poder religioso y político. Un encuentro que desmiente la Historia, pues su relación fue meramente epistolar y llena de recelos e inseguridades, y que resuelve la directora, Josie Rourke, aunque inspirada en la pieza teatral de Schiller, de modo muy cinematográfico, en un intrigante correr de velos y en un cara a cara magnífico que desvela sutilmente la personalidad de cada una de ellas. Una imprecisión histórica utilísima para entender la grandeza de lo que se cuenta. John Ford, en su «María Estuardo», alumbraba una versión mucho más «retocada» y completamente absorta en la hipnótica presencia de Katharine Hepburn. En esas líneas de diálogo que intercambian Saoirse Ronan y Margot Robbie, una irlandesa y la otra australiana, pero ambas lacradas a la física y la química de sus complejísimos personajes, está la esencia, el alma, la confesión y el entrelineado de la historia.

La producción, ambientación e interpretación es muy competente, aunque se resuelva de modo «peliculero» y melodramatice algunos de sus personajes y situaciones, como el de Lord Darnley, segundo esposo de María Estuardo, o el muy banalizado David Rizzio, su «secretario» y turbio juguete sexual para los vaivenes del guion. Lo más logrado es la firmeza con la que apuntala esta película la personalidad y rivalidad de las dos Reinas, la fortaleza y tesón orgulloso de María Estuardo y el profundo enigma histórico de Isabel I, la Reina Virgen, y ese trágico flujo entre la última de los Tudor y la madre de Jacobo I de Inglaterra. Y como en «La Favorita» , la película de Lanthimos, de nuevo hay que estar atentos al retumbar de «lo femenino», a sus potencias y fragilidades, a la sutil diferencia entre lo grave y lo grávido, para entender la corpulencia e influencia de la mujer en siglos e Historia. Vemos aquí a estos gigantescos personajes y a dos magníficas actrices en su perfecta matización, y se desmorona la trivialidad de algún feminismo de frases de camiseta.

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