Crítica de 'Jaula': El enigma de la niña y la tiza
No debiera adjetivarse esta primera película de Ignacio Tatay como cine de terror, aunque esté producida por uno de sus mayores amantes, Álex de la Iglesia
No debiera adjetivarse esta primera película de Ignacio Tatay como cine de terror, aunque esté producida por uno de sus mayores amantes, Álex de la Iglesia , y tenga en su interior detalles, atmósfera y algún pequeño golpe (de mirada, de martillo…) que produzca en el espectador esa gélida granulación entre la espalda y el pecho. Es película de intriga, con un misterio dentro y al menos media docena de aciertos de guion y de puesta en escena que la hacen aún más atractiva. El enigma es una niña que les aparece (como la de la célebre curva) a una pareja en medio de la carretera, y el misterio es descubrir quién es, qué hace ahí, de dónde ha venido, dónde están sus padres y qué hacer con ella y el evidente trastorno que padece..., pues se considera enjaulada en un cuadrado de tiza y se aterroriza si se borra o si se le obliga a cruzarlo.
Ficha completa
Todo el mundo odia a Johan
La narración progresa entre sugerencias y la necesidad de esa pareja, especialmente la mujer ( Elena Anaya ), de relacionarse con la niña e ir entendiéndola de un modo casi maternal, y en esa progresión resulta muy elogioso el modo con el que el director hace los cambios de punto de vista para que el espectador sepa o no sepa cómo anudar los hilos de la trama. Es muy ingenioso el artilugio de las tizas y muy admirable la implicación de los actores, incluida la niña Eva Tennear, que está fantástica en esta película pero que estaría igual de bien en una de exorcismos. Elena Anaya y su habitual intensidad producen misterios añadidos (¿qué quiere?, ¿por qué esconde la jeringuilla y las intenciones?) y a Carlos Santos hay que verlo dos veces en esta película para calibrar el alcance de su trabajo. En cuanto al desenlace, su resolución, es tan sutil, tan respetuoso con la inteligencia del espectador, que merece un aplauso.