Crítica de «La influencia»: Entre el terror y el horror

Emma Suárez, Manuela Tellés, Alain Hernández y la niña Carla Placer protagonizan la opera prima de Denis Rovira

Emma Suárez, en «La influencia» SONY
Oti Rodríguez Marchante

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Denis Rovira inaugura su filmografía con esta adaptación de una novela de Ramsey Campbell (Balagueró hizo «Los sin nombre» con otra de este autor). Hay un público entregado a este género de terror y otro (levanto el dedo) al que le cuesta horrores ponerse serio ante él, ante cada paso, salto, susto o renqueo del guion.

Una familia, padre, madre y niña, llegan a una casa grandota y solitaria (malo), allí está comatosa y amenazante la abuela (peor) y la tía dudosa de la niña, y unos interiores de moho, sombras y mal rollo que, se supone, procurarán mucha tensión y espanto al espectador proclive. La cámara, su planificación alarmista, la música astuta, los ruidos insidiosos, las reacciones «anormales» de los personajes contribuyen a que nadie en su butaca, y en su sano juicio, espere cosas bonitas en la pantalla.

La relación de los personajes, abuela, niña, madre…, es incomprensible fuera de los cánones de ese género en el qu e lo absurdo se antepone a lo racional y lógico . Si uno decide salirse del torniquete argumental, tiene motivos para entretenerse: Emma Suárez es ¡la abuela!, un personaje difícil para tan gran actriz , sin texto, sin movimiento, sin una buena idea en la cabeza… Manuela Vellés, Maggie Civantos y Alain Hernández están en su papel tan de puntillas como yo en el de espectador, y solo la niña Claudia Placer da la impresión de creerse algo.

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