Crítica de 'Una herencia de muerte': Un brindis (con gaseosa) por Kathleen Turner
El director no acierta con la receta, aunque tiene todos los ingredientes para ello
El título original de esta película es ‘The Estate’ y su conversión a este con el que se estrena aquí solo puede tener un motivo, que el director es Dean Craig, que fue guionista de aquella titulada ‘Un funeral de muerte’ . A pesar de lo cual, el único hilo que le une ligeramente a ella es que podría considerarse comedia y que es algo negra, entre gris y negra. El núcleo argumental es sencillo: una anciana millonaria está en las últimas y unos cuantos sobrinos suyos se disputan el pastel de la herencia de un modo entre carroñero y ridículo.
El director no acierta con la receta, aunque tiene todos los ingredientes para ello: una historia ligera, a punto de ser tonta pero resultona, y sobre todo unos actores de mérito y nombre dispuestos a sacrificarse en el combate con unos personajes emborrachados de tópicos. Dos grandes actrices, Toni Collette , capaz de cualquier cosa, y Anna Faris , que lleva la comedia gamberra en la sangre; y con ellas, un mito, un mito erótico, Kathleen Turner , que interpreta a la anciana puñetera con lo que le queda de fuego en el cuerpo, y David Duchovny , completamente devastado como por el paso del Katryna. Turner es un pálido eco de lo que fue, pero aquel Duchovny ha sido abducido por algún Expediente X.
Ficha completa
Hay variedad de gags, algunos diálogos afilados, una fácil previsión de los caminos que recorre la trama, un rebuscado tono picaruelo y alguna secuencia divertida, además de la entrega de esos actores mencionados y de Danny Vinson en el mejor papel de la película (el de anciano exhibicionista). No hay mucho más y, dado el caso, no es poco.
