Crítica de 'Fantasías de un escritor': El cerebro como principal órgano sexual

Arnaud Desplechin adapta la novela de Philip Roth 'El engaño', con evidente inteligencia y unos intérpretes brillantes

Denis Podalydès y Léa Seydoux, el escritor y una de sus fantasías Shanna-Besson / Vercine
Federico Marín Bellón

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No es Philip Roth un escritor de los que se leen con un proyector en la cabeza. El cuerpo no pide llevar sus libros a la pantalla, pese a lo cual se suceden los intentos. Incluso se ha acelerado la tendencia después de la muerte del autor, en 2018. El francés Arnaud Desplechin , el último valiente, convierte en imágenes la novela 'El engaño' , que solo en España muta su título por 'Fantasías de un escritor' . Más allá de cuál de los dos es más destripador, el elegido en España deja menos espacio a la imaginación, aunque resulte paradójico.

El ardid comercial de los cambios de título parece lícito. Como mínimo, es habitual, pero no está tan claro si es ético. Ya puestos, ¿por qué no alterar también los diálogos más flojos o incluso sustituir el final por otro más feliz? Al fin y al cabo, lo primero lo hacía con frecuencia la censura y las buenas películas nunca dejaban de serlo.

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'Fantasías de un escritor'

Si pasamos por alto este pequeño detalle, la mejor noticia es que la película, siendo fiel al espíritu 'rotheño' y a la vez terriblemente francesa, permite al espectador esforzado surfear por sus disquisiciones filosóficas y sexuales. En el fondo es una oda al adulterio, aunque quizá más como fuente de inspiración que por pura concupiscencia. Denis Podalydès y Léa Seydoux interpretan con brillantez a dos personajes de una inteligencia superior y, pese a todo, no demasiado pedantes. Sus diálogos, otra fantasía, llevan a otro nivel las historias de engaño, de las que por algún motivo procede lo mejor del género romántico.

Casi toda la 'acción' transcurre en el despacho londinense del escritor, donde su musa favorita lo visita con frecuencia. Philip (por supuesto Roth) y su amante inglesa, también por supuesto más joven y bella que él, se entregan sobre todo al otro sexo oral. No paran de hablar mientras se supone que avanza la historia. Como escribió un día Andrés Ibáñez , Roth «es un maestro en el arte de organizar su narración, lo cual quiere decir, por supuesto, el arte de evitar contar cómo pasan las cosas».

La mayor fantasía del escritor, seguramente cumplida, es la conquista intelectual, abrirse paso hacia el corazón a través del cerebro, otra forma de volarse la tapa de los sesos, mucho más recomendable. Entre la realidad y la imaginación, si el espectador entra en el juego disfrutará con los juegos verbales e intelectuales que plantea Desplechin. Alguno se sentirá desconcertado, aunque no tanto como la mujer del escritor en la ficción ( Anouk Grinberg ). Ella y el resto de secundarios acompañan con acierto en las escasas oportunidades que tienen.

En resumen, la película ofrece dos de las cosas que más placer pueden proporcionar, sexo y palabras, aunque no necesariamente por este orden. 'Fantasías de un escritor' tiene incluso un ritmo propio, como un buen poema, y ensalza la infravalorada virtud de saber escuchar. No en vano su protagonista se define como un 'escuchador' o un 'audiófilo'. Y si todo lo anterior no basta, todavía tenemos a una espléndida Léa Seydoux, que incluso alude con humor al pelo azul que lucía en 'La vida de Adèle' .

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