Crítica de 'Los amores de Anaïs': La volatilidad del corazón

Anaïs Demoustier y Valeria Bruni Tedeschi sobresalen en una película muy francesa

Valeria Bruni Tedeschi (de espaldas) y Anaïs Demoustier en 'Los amores de Anaïs' Adso Films
Federico Marín Bellón

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El encanto personal, físico y químico, de Anaïs Demoustier y Valeria Bruni Tedeschi mantiene viva esta película, muy francesa, de la directora Charline Bourgeois-Tacquet . En enero de este mismo año pudimos ver en España su anterior película, pero como actriz, 'En un muelle de Normandía' . 'Los amores de Anaïs' es su prometedor debut como realizadora.

No hará falta aclarar que la Anaïs del título no es la escritora Anaïs Nin , también famosa por su amistad con Henry Miller , contada por Philip Kaufman en otra película . Esta Anaïs es más anónima, aunque igual de reconocible.

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Que lo diga la sinopsis de la película nos evita el mal trago de señalar que la protagonista es una joven inestable, además de interesada y romántica, curiosa mezcla . Es una mujer en plena búsqueda de sí misma a través de los demás. Es desastrosa y a la vez fácil de querer, aunque de digestión pesada. Una contradicción con piernas, que sus vestidos ayudan a ensalzar.

Ahora que casi todo se mide en términos económicos, podríamos decir que en su caso el corazón cotiza a la baja . En su búsqueda de la estabilidad emocional, compra y vende valores mientras el espectador comprueba si las parejas de la chica, que tampoco son tantas como podría sugerir el título, se dejan manipular o no. La suya es una volatilidad extrema.

Anaïs es informal como inquilina, como estudiante y como amante , pero al mismo tiempo es talentosa en todas sus facetas. Es una chica que enamora y causa problemas. Unos los sufren y otros los esquivan.

Decíamos antes que es también una película muy francesa. Alguien la ha comparado con el cine de Éric Rohmer , pero el parecido es limitado. En todo caso, es como si al maestro le hubieran metido prisa. Incluso se puede decir, sin necesidad de realizar estrictas mediciones, que es una obra más ligera de lo habitual en el país vecino, Luc Besson aparte. Todo ello sin perder su lado romántico y sensible, su gusto por el acercamiento sensual, desinhibido sin resultar grosero.

Sus influencias tienen asimismo raíces americanas. Hay una escena bastante almodovariana en la que Anaïs va al cine a ver 'Noche de estreno' de Cassavetes . Es un homenaje y una declaración de intenciones, el gusto por un tipo de cine en el que lo que pasa está en segundo plano. Es más importante la atmósfera y el retrato de personajes que conducir al espectador a un desenlace.

Desde que entra en escena Valeria Bruni Tedeschi y dejamos un poco de lado a Denis Podalydès , más pesado, las dos actrices dirigen la película desde la pantalla y ellas se las arreglan para que no echemos de menos otro tipo de guion más redondo.

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