El instante romántico de la fotografía

La fotografía nació en el Romanticismo , consiguiéndose así el ansiado reto de reflejar la realidad. En la exposición «Se va mi sombra, pero yo me quedo», realidad y fotografía quedan unidas al poder ver cómo se vivía en los interiores isabelinos que hoy están reconstruidos en las salas del Museo del Romanticismo . Este espacio acoge 20 fotografías históricas ubicadas en esas mismas salas para ser contextualizadas en unos ambientes similares los que en ellas se representan, creando un diálogo mostrando las distintas actividades de carácter público y privado que tendrían lugar en el interior de un palacio decimonónico.

«Cada una de las imágenes es así como una mirilla que nos permite recrear la vida de los protagonistas en las diferentes estancias. El montaje está diseñado para apreciar las distintas técnicas fotográficas, través de unos visores especiales ubicados en las salas del museo. Los visores replican los que se utilizabanen la época para poder apreciar los juegos ópticos que se desarrollaron lo largo de la historia de la fotografía», explican desde la institución.

Las fotografías permitirán ver los usos y costumbres de la España Isabelina . Se podrá descubrir así cómo eran las tertulias, los bailes de máscaras o los juegos que entretenían a los burgueses en sus salones.