La Hermandad de Cádiz corona caminando sus Bodas de Plata

Por fin llegó el momento mágico de toda la romería, el momento donde todos los sentimientos quedan reflejado en las lágrimas derramadas por los rocieros al ver a su Virgen, esa Virgen que representa la esperanza de muchos y el consuelo de otros: la Virgen del Rocío. El famoso y ansiado Salto de la Reja marcó un antes y un después en el corazón de los romeros de Cádiz, cuya hermandad cumplía en esta edición sus bodas de plata.

La Blanca Paloma este año adelantó su paso frente al Simpecado de la Hermandad de Cádiz, haciendo su parada sobre las cinco de la mañana. Los rocieros gaditanos entre emociones y llantos entonaron dos salves a su Virgen, con sus vivas, con la presencia del director espiritual de la hermandad, el padre Oscar González Esparragos. Muchos de los gaditanos siguieron a la Virgen de Almonte hasta su recogida, que este año sorprendió por la hora tan temprana de recogerse, a las once y media, cuando normalmente se recoge a las dos de la tarde. Los romeros gaditanos lo achacan al cansancio acumulado durante las tres salidas que ha tenido la Virgen de Almonte en un corto periodo de tiempo.

La Hermandad de Cádiz impuso la medalla conmemorativa de sus veinticinco años a la Hermandad de El Puerto de Santa María, con la presencia del hermano mayor de dicha hermandad, Gonzalo Ganaza. Por la tarde, en un ambiente ya relajado, todos los hermanos , empezaron a organizar el viaje de vuelta y a limpiar la casa de hermandad con la única ilusión de volver el año siguiente a la romería para honrar a su virgen y agradecerle la protección de todo el año.