Editorial

Abbas y Olmert

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Después de haber mantenido esta semana un encuentro informal en la ciudad jordana de Petra, en el marco de un foro auspiciado por el rey Abdalá que reunía a 25 premios Nobel, los líderes de Israel y Palestina, Ehud Olmert y Mahmud Abbas, se reunirán en las próximas semanas para intentar desbloquear la situación del proceso de paz en la región. El diálogo entre ambos Gobiernos está atascado desde que los islamistas radicales ganaron en enero pasado las elecciones legislativas y desoyeron, como era de esperar, las exhortaciones internacionales a cambiar de actitud hacia Israel, reconociendo su derecho a existir, renunciando a la lucha armada y trabajando desde los acuerdos alcanzados ya entre las partes. Pero ahora, la presión internacional parece haber conseguido al menos el compromiso de celebrar una reunión de mínimos.

El hecho de la existencia de un diálogo nacional interpalestino en marcha, con muchas posibilidades de llegar a un buen arreglo -con la eventual entrada del Hamas en la OLP y la formación de un Gobierno paritario de unidad-, podría propiciar que el encuentro entre Olmert y Abbas se convirtiese en el principio del restablecimiento de un diálogo bilateral que volviese a poner en perspectiva la solución de los dos Estados. Hasta el momento, Olmert ha mostrado poco interés en distinguir al moderado presidente Abbas del radical Gobierno de Hamas y su primer ministro Haniyeh, pero esa falta total de diálogo podría invertirse si el campo palestino se reordenase y las prácticas del nuevo Ejecutivo palestino se atuviesen a los parámetros descritos con detalle en la Hoja de Ruta. De ser así, Israel no podrá seguir invocando la imposibilidad de negociar con un Gobierno que no le reconoce. Desafortunadamente, si esta posibilidad es ya de por sí complicada, de no cesar las acciones armadas con cohetes artesanales Khassam sobre territorio israelí y las inmediatas represalias selectivas sobre la población palestina, no habrá la más mínima posibilidad de una vuelta a la negociación; lo que con 18 militantes radicales y 12 civiles muertos en las represalias israelíes, más el secuestro por unidades de élite hebreas de dos miembros de Hamas en Gaza, no parece estar en vías de producirse. Y, sin embargo, no hay más opción que el diálogo.

Israelíes y palestinos deben esforzarse por añadir a los argumentos en su favor la consecución de una distensión del delicado escenario regional; el mundo entero se beneficiaría de un acuerdo cuyo valor didáctico sería extraordinario y su efecto balsámico sobre el volcánico conjunto de Oriente Próximo, decisivo.