Jimena Blázquez, en la dehesa Montenmedio. / ROMÁN RÍOS
Cultura

«Hemos ido más allá de lo esperado, sobre todo en calidad»

Cinco años después de hacerse cargo de la dirección de la Fundación, el balance que realiza es «muy positivo», aunque «aún quedan carencias por cubrir»

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La fiesta de anoche supuso mucho más que la inauguración de una nueva exposición. Y es que la Fundación NMAC estaba de enhorabuena, ya que celebraban también cinco años de existencia. Una «fe-cha muy especial», como resaltaba Jimena Blázquez, directora de la Fundación NMAC y artífice de que en sólo un lustro la dehesa de Montenmedio sea conocida a nivel internacional como lugar de en-cuentro entre artistas de todo el mundo. «Feliz» e incapaz de borrar la sonrisa de su rostro, Blázquez realiza un balance «muy positivo» de estos años al frente de la fundación. Una labor que tendrá que combinar a partir de mañana con su nueva condición de integrante del Ateneo Gaditano, un nombramiento que ella acepta «muy gratamente».

-¿Cuál ha sido fundamentalmente la labor de la Fundación NMAC durante estos cinco años?

-A lo largo de estos años lo que hemos hecho ha sido consolidar el proyecto de la fundación de arte contemporáneo, trabajando con artistas importantes, nacionales y extranjeros, muchos de lo cuales no habían expuesto antes en España y consolidando una colección de arte específico que está siendo una referencia a nivel internacional. Igualmente en estos cinco años hemos elaborado una serie de publicaciones, desarrollado un programa cultural pedagógico, con cursos, conferencias y una serie de cuadernillos pedagógicos para intentar que a nivel académico la población más joven se interese por el arte contemporáneo y tengan un primer contacto con él. Nuestro objetivo es que se conozca qué es-tán haciendo los artistas contemporáneos, cuál es la creatividad del momento y, más que nada, hacer de Cádiz, de Vejer y de la fundación un lugar de referencia en el panorama artístico internacional.

-Cuando se fundó NMAC se marcarían una serie de objetivos. ¿Cuáles se han cumplido y cuáles aún están sin realizar?

-Creo que lo que se ha hecho es mucho más de lo que habíamos pensado en un primer momento, porque la colección ha tomado una gran dimensión, no tanto en cantidad como en calidad, y en cuanto a la respuesta de instituciones y profesionales, y a nivel de visitantes, hemos superado mis expectativas. También hemos trabajado con artistas jóvenes que, aunque cuando vinieron no eran tan conocidos, ahora son muy reconocidos, como Santiago Sierra o Roxy Pain, o artistas de esta exposición, como Maja Bajevic o Adel Abdessemed, que son artistas que se han visto muy poco en España y apostamos por ellos para darles la oportunidad de hacer grandes proyectos que no tienen la oportunidad de realizar dentro de un entorno institucional. Por otro lado, realizamos una labor de difusión muy importante, pero a mí me desespera que aún haya gente de la zona que dice que no conoce la fundación. En ese sentido creo que todavía tenemos carencias que hay que sufragar.

-¿Cree entonces que la fundación cubre la carencia que existe dentro del arte contemporáneo actual?

-A nivel nacional no creo que exista tal vacío, porque están surgiendo centros de arte como setas por todas partes. A nivel provincial no hay otra cosa, y aunque se podría hacer mucho más, lo que aquí hacemos es apoyar a los artistas ya que pensamos que a través del arte contemporáneo se pueden crear nuevas formas de pensar. Creo que el arte ayuda a percibir el mundo de otra manera, a crear nuevas realidades y diálogos y a mejorar el mundo en definitiva. Ésa es nuestra razón de ser.

-¿Qué influencia tiene la ubicación de la fundación sobre las exposiciones y artistas que acoge?

-Aquí no trabajamos con ningún artista en proyectos que no sean específicos para la fundación. Hay artistas que me han propuesto traer obras que ya habían realizado en sus estudios y las hemos rechazado. Si el artista no viene aquí y se involucra, conoce verdaderamente lo que es la historia, la geografía, el entorno cultural, artístico, incluso los materiales disponibles o la climatología, para mí no tiene sentido. Los proyectos de arte público no funcionan porque no hay una verdadera implicación por parte de los artistas y las autoridades para crear este diálogo y centrar la obra en el entorno. Hay que pensarla, no solo para los ciudadanos, sino dentro del contexto donde se va a presentar.

-¿Cuál cree que ha de ser el camino a seguir para que la gente co-mience a amar y entender el arte contemporáneo?

-La gente le tiene miedo, porque no lo entiende. No es lo mismo ver una obra de Maja Bajevic que una de Manet, que utiliza un lenguaje mucho más fácil de reconocer. Mu-cha gente piensa que las obras contemporáneas las haría cualquiera, hasta un niño. Aquí lo que pretendemos es que, al ser proyectos específicamente pensados para este entorno, se hagan mucho más comprensibles. Por ejemplo, no es lo mismo exponer el proyecto de Bajevic -un video que refleja el drama de la inmigración- en el Reina Sofía que aquí, donde hay un contexto que hace comprender que se trata de la inmigración, del viaje, del sueño perdido. Digamos que a través de la naturaleza del entorno, el encuentro con el arte contemporáneo se vuelve más cordial. Es como un atajo.

-¿Qué proyectos tienen en mente desarrollar para los próximos años?

-A mí me gustaría hacer muchas más cosas de las que hacemos, tenemos en mente hacer una residencia de artistas, crear algún premio y nos gustaría organizar más ciclos de conferencias. Tenemos otro proyecto ya pensado para el año que viene, a través de los fondos europeos Feder hemos rehabilitado otros tres barracones que inauguramos este año y está en proyecto, dentro del Programa Cultur-Cad, un edificio de nueva construcción, muy respetuoso con el entorno, del arquitecto Campo Baeza.