COLORIDO. Vista general del desfile de campeones del mundo que emocionó al público presente en el fiesta de inauguración del Mundial, en Múnich. / EFE
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Para mayor gloria del 'kaiser'

La ceremonia inaugural del Mundial puso de manifiesto la veneración del público alemán por Beckenbauer, que compartió protagonismo estelar con Pelé y Claudia Schiffer

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En vísperas de la gran fiesta de inauguración, las autoridades de la FIFA habían prometido que los aficionados del fútbol en todo el mundo vivirían un momento mágico y de gran emoción cuando 158 campeones desfilaran en el estadio para recibir un homenaje merecido y emotivo.

La promesa no defraudó ayer a los espectadores que abarrotaron el Allianz Arena de Múnich cuando comenzaron a aparecer por el rectángulo de juego los campeones que aún siguen vivos. La delegación más pequeña fue la de Uruguay, la más numerosa, la brasileña, y la que causó más inquietud fue el equipo de veteranos ingleses, el mismo que derrotó a la selección germana en 1966 con un gol que no existió.

La emoción se transformó en pasión cuando ingresaron al campo de juego los veteranos de Alemania, y la pasión se convirtió en delirio cuando el locutor oficial mencionó el nombre de Franz Beckenbauer y añadió una frase que fue contestada con una atronadora ovación. «Franz, todas las cosas buenas son cuatro», dijo el locutor, al resumir en voz alta el deseo colectivo de la nación: ganar por cuarta vez el campeonato del mundo.

No fue la primera ni la última vez que el famoso 'kaiser' del fútbol alemán recibió tan cariñosa respuesta de su público. El protocolo de la fiesta inaugural tenía programado para poco antes del cierre de la ceremonia la entrada de los dos máximos responsables del torneo, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, y el del comité organizador, Franz Beckenbauer. Ambos acompañaron hasta una tribuna levantada en el centro del campo al presidente de Alemania, Horst Köhler. Él fue el responsable de inaugurar oficialmente el torneo.

Cuando el locutor del estadio anunció los nombres del jefe de la FIFA y del mandatario alemán, la respuesta del público fue fría. En cambio, la sola mención del nombre del 'kaiser' fue recibida una vez más con un estruendoso despliegue de aplausos y vítores. No en vano, los aficionados alemanes rinde eterna gratitud al capitán de la selección que ganó el Mundial en 1974 y al seleccionador que alzó el trofeo de Italia'90.

«Saludo a los jugadores que han venido a visitarnos a Alemania. Bienvenidos a Alemania. Están entre amigos», dijo el presidente Köhler al citar el lema del campeonato mundial y, al mismo tiempo, expresar el sentimiento oficial del Gobierno germano.

182 tamborileros

El presidente de Alemania agradeció a la FIFA que hubiera depositado su confianza en la organización y extendió su gratitud a todos los voluntarios y, en especial, al 'kaiser' Beckenbauer por el trabajo realizado durante los meses de preparativos. «Declaro inaugurado el Mundial de fútbol de Alemania», concluyó Köhler para poner fin a una fiesta que se inició en medio de la indiferencia del público cuando 182 tamborileros bávaros, vestidos con sus tradicionales pantaloncillos cortos de cuero, invadieron el terreno de juego.

La primera parte del espectáculo fue una alegoría de las centenarias tradiciones bávaras que todavía se siguen practicando fielmente en el Land y también en la capital del estado, que ayer fue la sede de la inauguración del torneo. Para resaltar las pintorescas costumbres de Baviera, el director artístico del espectáculo, Christian Stückl, reunió en la cancha a 150 'Schuhplatters', los bailarines tradicionales que golpean sus muslos, pantorrillas y las suelas de sus zapatos. Para cerrar el círculo, el espectáculo artístico culminó con la presentación de varios grupos de música moderna que han alcanzado fama en Berlín, como el dúo Amadou&Mariani y la banda Seed.

Otro de los momentos culminantes de la fiesta se produjo cuando el locutor anunció la presencia de una de las «mujeres más hermosas del mundo» y la del mejor futbolista del siglo XX: la modelo alemana Claudia Schiffer y el astro brasileño Pelé, que tuvieron el honor de llevar hasta la tribuna central la codiciada Copa del Mundo .

La ceremonia inaugural duró algo más de media hora, entusiasmó al publico y marcó el comienzo de un campeonato que pretende, además de ofrecer fútbol, mostrar al planeta una nueva cara de Alemania, más amable, alegre y tolerante.