La joven terna sale a hombros y Fran Gómez deja una muestra de sus avances

Llenos de sueños de gloria y henchidos de ilusión y de esperanzas, hicieron el paseíllo los tres jóvenes espadas con la mirada puesta en un horizonte próximo de triunfos y grandezas. Lástima que la incipiente técnica que aún poseen la hubieron de poner al servicio, no sólo de dominar las embestidas de sus enemigos, sino también de domeñar las traicioneras acometidas de una inusitada fuerza eólica, que tanto dificultó y condicionó la labor de la terna.

Como es costumbre, apareció Fran Gómez acompañado de su habitual cohorte de incondicionles capitalinos que, en ilusionado peregrinaje, persiguen la juvenil estrella del nuevo ídolo que aglutina tantas esperanzas de la afición gaditana. Paró a su primer oponente con mandonas verónicas, cargando la suerte. Muleta en mano,encadenó series de derechazos de verdadero mérito, que hicieron sonar las palmas en los tendidos. Sin embargo, en el toreo al natural, tras varios derrotes del añojo, entró la faena en una fase embarullda que no volvió a tomar vuelo hasta retomar la franela con la diestra. Fue noble y bravo este ejemplar, pero con la permanente tendencia de apretar hacia los adentros, incomodidad con la que tuvo que bregar el gaditano durante toda la lidia. No estuvo acertado con los aceros. Y es que, en este primer estadio del aprendizaje, la espada no es aún ni fiel ni triunfadora, y la lógica impericia en su manejo, supuso una constante para la terna durante casi toda la tarde. Se dice casi porque Fran sorprendió a la concurrencia con un fenomenal estoconazo, al primer envite, para acabar con el quinto de la suelta. Inició con éste su actuación mostrando una habitual estampa novilleril: larga afarolada de rodillas y tremenda voltereta al lancear a la verónica. Repuesto rápidamente del trance, destacó moviendo con donaire los brazos en garbosos capotazos. Con la pañosa, tras doblarse toreramente por bajo, ejecutó un aseado trasteo con ambas manos, obteniendo felices pasajes, en ocasiones, y viéndose desbordado y acosado en otras. El astado se le fue quedando, cada vez, más corto y Gómez hubo de recurrir al garboso adorno que precedió al certero uso de la tizona.

Abrió plaza un añojo de extremada bondad y de incansable em-bestida, con el que Jesús Villalba dejó una agradabilísima sensación demostrando poseer un valor sereno y un exquisito manejo de los engaños. Dando la distancia correcta en los cites y rematando con gusto atrás, logró tandas de derechazos relajados y ligados, de gran suavidad y limpieza. Su segundo enemigo se orientó en seguida e iba directamente al pecho del joven jerezano que nada pudo hacer con él. Así, las buenas vibraciones que dejó en su primero, no le fue posible confirmarlas ante las negativas condiciones de la res.

A Roberto Coronil le costó mu-cho superar las dificultades que le planteó la embestida rebrincada del tercero, mientras que con el violento y reservón sexto, de aviesas intenciones, derrochó casta y decisión para solventar tan comprometida papeleta. Si bien, tras una buena estocada, el público, animoso y generoso toda la tarde con la joven terna actuante, solicitó con vehemencia los trofeos para el de Algeciras, que les fueron concedidos por el usía. Y se le abrió así la Puerta Grande, cuyo pórtico cruzó izado a hombros finalmente junto a sus compañeros de cartel.

Tarde de toros interesante, la que ofrecieron los tres discípulos de las Escuelas Taurinas de Jerez y de Algeciras, superando satisfactoriamente una prueba más en su exigente aprendizaje taurino.

Porque duro es el oficio que han escogido y arduo es el camino que les queda por recorrer.

Pero si mantienen la ilusión y las ganas derrochadas en el festejo de ayer, a buen seguro que el futuro se les presentará expedito y esperanzador.