PREOCUPACIÓN. Los taxistas de la ciudad han alertado a las autoridades. / JAVIER RÍOS
Jerez

Los primeros grupos organizados de taxis piratas se instalan en Jerez

Taxistas de la ciudad denuncian presiones y amenazas de particulares sin licencia y profesionales de otras localidades que realizan servicios irregulares en el aeropuerto En Sevilla o Málaga, estas mafias, conformadas también por extranjeros, llegan a agredir a taxistas locales para hacerse con el control de las paradas más rentables

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Los taxistas jerezanos que realizan servicios en el aeropuerto presencian escenas similares a diario: un individuo se acerca a un grupo de extranjeros y, con cierta discreción, les pregunta por su destino. Luego les informan de que la carrera les costará mucho más barata si, en vez de coger un taxi oficial, de los que hacen guardia en la parada, se suben a su coche particular.

Evidentemente no es más que una artimaña que acaba costando al pobre usuario una cantidad muy superior a la estipulada por ley. Esta actividad, ilegal y reiterada, ha sufrido un incremento notable en los últimos meses, sobre todo como una consecuencia directa del aumento paulatino de viajeros que vive el aeropuerto de Jerez.

Conforme crecen los usuarios, el pastel del negocio se hace más y más atractivo para estos taxistas agregados, que están importando un modus operandi colectivo, habitual en otros grandes aeródromos europeos, y que incluye presiones y amenazas constantes a los profesionales legales para evitar que se les denuncie a las autoridades.

No es la única modalidad de taxis piratas que trabaja en el aeropuerto de Jerez: furgonetas sin tarjeta de transporte ni seguro para viajeros, particulares de pueblos del entorno que realizan este «segundo trabajo» por temporadas, extranjeros que aprovechan sus conocimientos del idioma original de los viajeros para proponerles sus servicios; y taxis legales, procedentes de otras localidades, que incumplen sistemáticamente la normativa establecida para poder dejar y recoger usuarios en la terminal, perjudicando a los que llevan horas esperando turno para hacer su carrera y que sí son respetuosos con el procedimiento reglamentario.

En ciudades como Sevilla o Málaga, el fenómeno de los taxis piratas ha acabado generando una guerra abierta entre profesionales y delincuentes, hasta el extremo de que se han registrado numerosos casos de agresiones a taxistas para evitar delaciones. Es público y notorio que muchos taxistas sevillanos han renunciado a trabajar en los puntos en disputa, mientras que las fuerzas de seguridad y las administraciones buscan soluciones similares a la de Málaga, donde el problema ha obligado a instalar un sistema de control del flujo de vehículos por tarjeta, con barreras móviles.

Para José Soriano, presidente de Teletaxi, en Jerez se está viviendo «el germen de problema, con amenazas y presiones que se están denunciando en Comisaría, pero estamos dispuestos a llegar a donde haga falta para que la situación no vaya a más, porque todavía no tenemos constancia de que se hayan producido agresiones, lo que nos movería a tomar medidas drásticas». Soriano reconoce que, hasta la fecha, había cierta permisividad, porque «se daban casos de taxistas retirados, o personas de otros pueblos que tenían esta práctica como algo puntual», pero avisa de que «la tensión está creciendo, y el sector del taxi en Jerez no está como para tirar cohetes, por lo que una lacra de este tipo mermaría mucho nuestro ámbito de trabajo».

Según testimonios recogidos por este periódico en el propio aeropuerto, la preocupación entre los taxistas que prestan servicio en la terminal es evidente. Tienen «perfectamente» localizados a individuos que «actúan con total impunidad, sin licencia, que roban clientes que nos corresponderían y que realizan, como poco, entre 200 y 300 carreras al mes, aunque pueden ser más».

Por supuesto, los servicios por los que estos taxistas piratas se arriesgan son los más rentables: «Hemos visto como gente de Chiclana descarga aquí, recoge a viajeros extranjeros y los lleva a Conil, aplicándoles las tarifa que les da la gana», explica uno de los afectados. La actitud de los delincuentes se ha ido «envalentonando», a medida que han aprendido a actuar como colectivo. «Se avisan los unos a los otros, se cubren las espaldas, y cada vez tienen una forma de actuar más especializada, algo de lo que nos hemos dado cuenta cuando hay muchos vuelos, y se turnan para recibir a los viajeros», explica otro testigo.

Hace sólo unos días, un grupo de taxistas fue objeto de las amenazas explícitas de «tres individuos, uno de origen alemán, que habla perfectamente inglés, y que es el que los aborda, y otros dos españoles», cuando se dirigieron hacia ellos para pedirles explicaciones y les advirtieron de que llamarían a la Policía. «No estamos solos, así que cuidadito, porque como me pare un poli, os buscaré por toda la provincia», les advirtió uno de ellos.