FOTO DE FAMILIA. Los veintitrés futbolistas de Italia posan junto al cuerpo técnico y los dirigentes de la Federación. / AP
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El coco europeo

La excelente generación de delanteros y su habitual fortaleza defensiva hacen de Italia un claro candidato al éxito entre las selecciones del viejo continente

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De pies a cabeza Italia es, sin lugar a dudas, el coco europeo. Pocas selecciones están en disposición de tutear a Brasil, y la dirigida por Marcello Lippi es una de ellas. A la tradicional fortaleza de su dispositivo defensivo se le une la excelente camada de delanteros italianos, hasta el punto de que la competencia dejará a más de una figura contrastada lejos del Mundial.

En Italia ya se compara a la actual squadra azzurra con la campeona del mundo en España'82. No tanto porque ambos equipos se clasificasen para la fase final con una jornada de antelación, sino sobre todo por el correctivo a Alemania (4-1) en el amistoso del 1 de marzo en el Artemio Franchi de Florencia. Bien es cierto que fue una Italia más ofensiva de lo habitual, con Pirlo y De Rossi como conductores, dos extremos con mucha llegada como Camoranesi y Del Piero y dos nueves, Gilardino y Toni, pero el ensayo provocó resonancias en todo el mundo.

Aunque Italia no ha de intimidarse en especial por sus rivales en el grupo E, las citas de más nivel las planteará de otro modo. No contra Ghana o Estados Unidos, pero sí frente a la República Checa, contra la que se jugaría el liderato y unos hipotéticos cruces más favorables, y en las decisivas eliminatorias.

Pendientes de Totti

Entonces será más habitual ver a Gattuso como escudero de Pirlo para dotar de músculo a una línea medular en la que Totti enlazaría con el único punta. El problema es que el mayor talento del fútbol italiano de la última década se fracturó el tercio medio del peroné el 19 de febrero y apura los plazos para llegar en un buen momento de forma, algo que parece factible, pero no seguro.

La selección transalpina debe redimirse del fallo en la última Eurocopa (cayó en la primera fase) y de la nefasta actuación en el Mundial asiático en 2002, con el polémico arbitraje que significó su eliminación por la anfitriona Corea del Sur en octavos. Normalmente Italia da el do de pecho en estas citas: tricampeona del mundo (1934, 1938 y 1982), subcampeona en 1970 y 1994 (en esta última ocasión, por penaltis) y tercera en 1978 y 1990, el listón queda muy alto para los pupilos de Marcello Lippi.

Pero hay indicios para la esperanza. Italia tiene un muro con Nesta y Cannavaro, más Buffon, un dispositivo envidiado por cualquier equipo. Además, en ataque tiene jugadores para marcar diferencias, entre otros el Bota de Oro de esta temporada, Toni, o los habilidosos Totti y Del Piero. Ni siquiera acusa la ausencia de un armador del juego, porque Pirlo ya es indiscutible, superada una fase de mediocridad con jugadores del corte de los Cristiano Zanetti, Perrotta o Ambrosini, casi incapaces de asumir las riendas.

Sin embargo, hay puestos peor cubiertos. Uno de los puntos flacos es el de lateral derecho, al que optan Zaccardo y Oddo, ninguno de ellos en un grande de Italia. En este sentido es llamativo el caso del Palermo, un conjunto de clase media que aporta hasta cuatro jugadores. Además del mencionado Zaccardo, el lateral zurdo Grosso -que marcó en su debut-, el central Barzagli y el volante Barone. Por buscarle otro punto flaco a Italia, no tiene demasiados emigrantes, lo que le suele dar empaque a una selección. Vieri y Cassano, si es que entran en la lista final, serían las excepciones.