RETRATOS OFICIALES. Cuadro de Clinton en la galería.
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El 'Código Da Clinton'

Los poco convencionales retratos oficiales del ex presidente y su esposa han generado todo tipo de conjeturas

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EN condiciones normales, cuando la Galería Nacional de Retratos de Estados Unidos amplía su enorme colección de interpretaciones artísticas sobre los hombres y mujeres que han ocupado la Casa Blanca, la cuestión no va mucho más allá de un acto oficial con un punto de nostalgia y una muy limitada cobertura periodística. Pero tratándose de los Clinton, nada es normal ni rutinario. Como demuestra la tormenta de comentarios maledicentes y análisis irónicos generada por las muy poco convencionales poses de Bill y Hillary.

Los lienzos, pagados con donaciones privadas y presentados esta semana como piezas estelares de la nueva sede en Washington del museo de retratos que abrirá sus puertas al público el próximo julio, han logrado convertir a todo el mundo en improvisados pero agudos críticos de arte, en busca de claves, significados ocultos y detalles curiosos. Una especie de 'Código Da Clinton' sobre la pareja protagonista de una saga política sin precedentes en la historia de Estados Unidos y que todavía no ha terminado. Para su espectacular retrato, el ex presidente ha confiado en Nelson Shanks, un aclamado pintor con una impresionante lista de encargos entre el olimpo de los rostros más conocidos del siglo XX, desde la malograda Diana de Gales hasta Juan Pablo II, pasando por Ronald Reagan y Margaret Thatcher.

En su colorida semblanza, Clinton aparece cansado, pero en una pose un tanto torera. Elegante, pero con zapatos gastados, junto a la chimenea del Despacho Oval. Exhibiendo un doblado periódico en la mano derecha mientras que la mano izquierda, en la cadera, presenta un gesto un poco forzado, como de 'rappero'.

Extraña experiencia

Al conocer que tras haber posado un total de veinte horas en múltiples sesiones -el resultado son casi dos metros y medio de altura- Clinton ha reconocido con gracia que se preocupó. Según el ex presidente, en la histórica colección de la Casa Blanca -la única que rivaliza con los fondos de la Galería Nacional de Retratos- existe «casi una relación inversa entre el tamaño de estos cuadros y la importancia de sus protagonistas para EE. UU.». Mientras que el cotizado pintor Nelson Shanks ha recalcado que aspiraba, sobre todo, a impregnar su obra con la mayor dosis posible de realidad humana.

En su acompañante retrato, mucho más pequeño, Hillary aparece radiante en una pose con descaro inspirada por el renacentista arte italiano del siglo XIV a la pintora Ginny Stanford, quien no ha ocultado su afán de representar a una figura icónica y sin limitación en el tiempo. Hechuras reales, fomentadas con ayuda de una estilista, que han sido especialmente comentadas ante la evidente carrera de la senadora por Nueva York para lograr la entrada de otro Clinton por la puerta grande de la Casa Blanca. Al ver el resultado final, la 'gran esperanza' de los demócratas ha comentado la «extraña experiencia» que es posar para un retrato. Un esfuerzo especialmente notable para cualquier político obsesionado con el control de su imagen pública.

Con diferencia, entre los detalles que más han dado que hablar está la misteriosa desaparición de la alianza matrimonial en la pintada mano izquierda de Bill Clinton. Sin reparos, la prensa no ha dudado en cuestionar a la ex primera dama sobre la repentina soltería pictórica de su esposo. A lo que Hillary ha respondido en seco: «No lo sé, tendrán ustedes que preguntárselo a mi marido».